El principio de la sabiduría
En Ama a DiosGrandemente hemos comenzado hoy con un estudio temático del libro de Proverbios
llamado Caminando en Sabiduría.
Y comienza con este
versículo que todas conocemos pero que no creo que comprendamos en su totalidad.
“El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Los insensatos
desprecian la sabiduría y la enseñanza.”- Proverbios 1:7
El temor de Dios es una
de los conceptos cristianos que menos conocemos y que menos practicamos. Mucho
de lo que dejamos que suceda hoy en día en nuestras vidas, en nuestras
comunidades y en nuestras iglesias se debe a que no tenemos temor de Dios.
¿Qué es el temor de
Dios?
Para un no creyente, el
temor de Dios es temer el juicio de Dios y la muerte eterna, la cual es la
separación eterna de Dios (Lucas 12:5; Hebreos 10:31). Para un creyente, el
temor de Dios es algo muy diferente. El temor del creyente es la reverencia
hacia Dios.
Hebreos 12:28-29 es una
buena descripción de esto, “Así que, recibiendo
nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a
Dios agradándole con temor y reverencia; porque nuestro Dios es fuego
consumidor.”
Esta reverencia y
admiración es exactamente lo que significa el temor de Dios para los
cristianos. Este es el factor que nos motiva a rendirnos al Creador del
Universo.
Proverbios 1:7 declara,
“El principio de la sabiduría es el temor
de Jehová...” Hasta que comprendamos quién es Dios, y desarrollemos un
temor reverencial hacia Él, no podremos adquirir la verdadera sabiduría.
La verdadera sabiduría
sólo procede del entendimiento de quién es Dios – que Él es santo, justo y
soberano.
Deuteronomio 10:12, 20,21 dice, “Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu
Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y
que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.”
– “A Jehová tu Dios temerás, a Él solo
servirás, a Él seguirás, y por su nombre jurarás. Él es el objeto de tu
alabanza, y Él es tu Dios, que ha hecho contigo estas cosas grandes y terribles
que tus ojos han visto.” El temor de Dios es la base para nuestro andar en
Sus caminos; servirle y sí, amarlo.
El temor bíblico de
Dios para un creyente incluye el entender lo mucho que Dios aborrece el pecado
y temer Su juicio sobre éste – aún en la vida de un creyente. Hebreos 12:5-11
describe la disciplina de Dios hacia el creyente. Aunque es hecha en amor
(Hebreos 12:6), aun así es algo para temerse. Como hijos, el temor a la
disciplina de nuestros padres se espera que prevenga las malas acciones. Lo
mismo debe ser verdad en nuestra relación con Dios. Debemos temer Su disciplina
y por lo tanto, buscar el vivir nuestras vidas de tal manera que lo agrademos.
Los creyentes no deben
“tener miedo” de Dios. No tenemos razón para tenerle miedo. Tenemos Su promesa
de que nada podrá separarnos de Su amor (Romanos 8:38-39). Tenemos Su promesa
de que nunca nos dejará o desamparará (Hebreos 13:5). El temer a Dios significa
tener tal reverencia por Él, que éste tenga un gran impacto en la manera en que
vivimos nuestras vidas. El temor de Dios es reverenciarlo, someternos a Su
disciplina, y adorarlo con admiración.
Vivir con temor de Dios
implica vivir sabiendo que Dios aborrece el pecado y dejando que eso impregne
nuestro corazón de manera que nosotros también lo aborrezcamos y vivamos
evitándolo.
Vivir con temor de Dios
implica vivir conforme a Sus mandamientos, no conforme al mundo. Conforme a Sus
estatutos, no conforme a lo que nosotras pensamos o creemos. No conforme a lo
que dice la televisión o las revistas, sino a lo que dice la Palabra de Dios.
Hemos dejado que el pecado (sí, el pecado, llamemos a las cosas por su nombre) entre en nuestros hogares y en nuestras iglesias haciéndolo pasar por "modernidad", "cambios" o "etapas que hay que quemar". Y lo hemos hecho porque no tenemos temor de Dios. Porque no practicamos el temor de Dios, porque lo tomamos a la ligera y damos por hecho que la gracia es una carta blanca para vivir como nos dé la gana.
Pues no lo es. La gracia nos salva, sí. Nada nos puede separar del amor de Dios, es verdad. Pero llegará un día en el que daremos cuenta a Dios de cómo vivimos la vida que Él nos regaló, de qué hicimos con el tiempo y las oportunidades que Él nos dio.
La gracia no puede ser una excusa para pecar, sino un aliciente para vivir como mujeres sabias, en temor de Dios, en la voluntad de Dios.
Cada día tenemos la
oportunidad de vivir como mujeres sabias – a la manera de Dios - o como mujeres necias que rechazan la
enseñanza y la corrección.
¿Cómo vas a vivir hoy?
Contenta
en Su servicio,
Excelente Edurne, se puede decir mejor seguramente, pero no mas claro, muchas gracias por escribir este artículo, un abrazo
ResponderEliminarEs muy cierto lo que escribiste Edurne,gracias por refrescarnos la memoria para poder volvernos al Señor nuevamente.Que dios te siga usando.
ResponderEliminarGRACIAS EDURNE, REALEMENTE GRACIAS.
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