Serie - El Fruto del Espíritu / 4 - Paz

“Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”

Filipenses 4:7

          Fue en estos días que este versículo cobró vida ante mí, al ver la verdadera  paz de Dios en una querida amiga que acaba de perder a su esposo. Sus palabras eran de paz, su corazón estaba en paz… esa paz que sobrepasa todo entendimiento. Dios realmente estaba guardando su corazón y sus pensamientos en paz para que ella pudiera superar ese terrible momento de aflicción aferrada al Señor, a quién es Él y a sus promesas.

          Dios es paz; la paz es un atributo de Dios, es uno de los nombres con los que se designa a Dios en la Biblia: Jehová Shalom, “Dios es mi paz”. Este nombre aparece por primera vez en Jueces 6:24, en un momento en el que vemos a Gedeón y al pueblo de Israel escondidos en cuevas por miedo a los madianitas. En ese tiempo en el que Israel estaba alejado de Dios, Gedeón acepta el desafío de liderar al pueblo hacia una renovación espiritual, de sacarlos del yugo opresor no sólo del pueblo enemigo, sino de su propia  idolatría. En medio de tanta inseguridad, de tantos peligros y asechanzas, Gedeón construye un altar a Dios y le da el nombre de Jehová  Shalom, Dios es mi paz.

         En el libro de Juan encontramos dos bellos pasajes que nos hablan sobre esa paz que únicamente en Dios somos capaces de obtener:

Juan 14:27 – “La paz os dejo, mi paz os doy, yo no os la doy como el mundo os la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo”

Juan 16:33 – “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”

        

         Hermosas promesas de paz, el Señor dice “no temas”, “confía”, “no te turbes”, “no tengas miedo”. Jehová Shalom habla directamente a nuestros corazones diciéndonos que Él es nuestra paz. Pero… ¡también nos recuerda que vamos a pasar por tiempos de aflicción! Isaías 45:5-7 dice:

“₅Yo soy Jehová y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí. Yo te ceñiré aunque tú no me conociste,₆ para que se sepa desde el nacimiento del sol y hasta donde se pone, que no hay más que yo; yo Jehová, y ninguno más que yo,₇ que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová soy el que hago todo esto”

         Dios es el creador de todo, también de las tinieblas y de la adversidad; Los tiempos de prueba, de aflicción, los momentos duros van a llegar a nuestra vida. Puede ser que perdamos a un ser querido, que perdamos algo material, que nuestras metas nunca se cumplan, que nuestros sueños se rompan, que nuestros hogares se destruyan… no sabemos en qué forma va a venir la adversidad, pero como mujeres que amamos a Dios y que anhelamos conocerle más y desarrollar en nuestra vida plenamente el fruto del Espíritu, debemos ser conscientes de que va a venir. Y en esos momentos difíciles debemos aferrarnos al conocimiento que tenemos de Dios y recordar que Dios es paz, que  Dios también es el creador de la luz y de la paz.

          Conocer a Dios a través de Su Palabra es fuente de paz para nuestras vidas, el Salmo 119:165 promete “mucha paz” a los que aman su ley. También encontramos promesas de paz si perseveramos en Dios (Isaías 26:3; Romanos 8:6), es decir,  si nuestra prioridad es Dios y lo incorporamos a cada aspecto de nuestra vida, incluso a los más cotidianos, como el cuidado del hogar o la atención a nuestros esposos e hijos. Perseveramos en Dios con nuestro pensamiento en oraciones tan sencillas como esta: “Señor ayúdame hoy a mantener la paz en mi hogar aunque mi esposo o mis hijos hagan algo que me moleste o aunque tenga que planchar tres canastos de ropa, no permitas que mi corazón se turbe”. Si tenemos la costumbre de pedir a Dios que nos dé paz en las cosas pequeñas, nos será mucho más fácil permitir que Dios nos llene de su paz cuando el momento difícil llegue a nuestras vidas. Recurramos a Dios en busca de paz, de consuelo, de aliento.

Mateo 11: 28-30 dice: “₂₈Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.₂₉ Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; ₃₀porque mi yugo es fácil y ligera mi carga”

          La paz es el deseo de Dios para todas nosotras:”Jehová bendecirá a su pueblo con paz” dice el Salmo 29:11. Los planes, los pensamientos de Dios para nuestra vida son de paz: “porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz y no de mal, para daros el fin que esperáis” (Jeremías 29:11). Su sola presencia en nuestras vidas nos da paz y descanso (Éxodo 33:14).

          Jehová Shalom, Dios es mi paz, Dios es nuestra fuente de paz, bebamos de ella y saciémonos de esa paz que sobrepasa todo entendimiento.

Para estudiar y meditar -

1. El Salmo 23 es un bello testimonio de cómo Dios puede darnos paz, reposo y descanso. Léalo detenidamente y anote por versículo las ideas referidas a la paz de Dios.

 v.1 –

v.2 –

 v.3 –

v.4 –

v.5 –

v.6 –

2. Además de la paz que Dios nos da, nosotras somos llamadas a buscar la paz. ¿Qué dicen estos versículos sobre eso?

Ë Salmo 34:14 – 

Ë Hebreos 12:14 – 

Ë 2 Timoteo 2:22 –

Ë Romanos 14:19 –

3. El Señor también nos manda a seguir la paz con las demás personas. Lea estos versículos y anote cómo puede aplicarlos a su vida: Marcos 9:50; 2 Corintios 13:11; Romanos 12:18; Efesios 4:1-3; 1 Tesalonicenses 5:13

4. Lea Romanos 5:1-5. ¿Quién es el que nos permite tener paz con Dios y disfrutar la paz de Dios? ¿Qué dice este pasaje sobre la paz en medio de la prueba?

5.  Memorice  Isaías 26:3-4