Ejemplo en Conducta



“Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, CONDUCTA, amor, espíritu, fe y pureza.” 1 Timoteo 4:12

             Debo reconocer que no siempre doy el mejor ejemplo en conducta… y, dolorosamente, suelen ser mis hijos los que me lo recuerdan. En estos días hablaba con mi hijo Yennixon (4 años!!) sobre tatuajes, no me preguntes por qué, y él, en su inocencia, me decía “¡mami ¡ ¡voy a hacerme un tatuaje de Cars!” y yo, por supuesto, le di la respuesta de libro: “No puedes hacerte un tatuaje porque a Dios no le gustan los tatuajes”. Levantó la mirada, se echó una media sonrisa y me dijo “Y si a Dios no le gustan, ¿por qué ves tú ese programa de tatuajes?” Me puse roja, verde ¡amarilla! ¡Trágame tierra! Tenía razón, a veces había visto en televisión un programa en el que hacen tatuajes y, otra vez tenía razón: a Dios no le gusta eso tampoco. Me detuve a pesar en eso y me di cuenta de que en ocasiones reprendo a mis hijos por una mala actitud que, dos minutos después, veo en mí misma ¿de dónde la habrán aprendido? ¡De mí no! ¡Ay!
            Somos ejemplo en conducta continuamente, así no lo hagamos de forma consciente. La clave está en aprender a ser buenos ejemplos de conducta y sacar la viga de nuestro ojo antes de fijarnos en la paja en los ojos de los que nos rodean, aunque tengan 4 años…

Profundizando en la Palabra
            Lectura: Efesios 4:1-32
            La Biblia es clara en cuanto a la manera en la que debemos comportarnos: desechando nuestra vieja manera de vivir y cambiando ese comportamiento pecaminoso innato en nosotras por “el nuevo hombre”, la nueva naturaleza espiritual guiada por el Espíritu Santo que Dios nos da al hacernos hijas suyas por medio de la obra redentora de Su Hijo Jesucristo en la Cruz.
            Nuestra conducta debe ser acorde a esa nueva naturaleza, digna del evangelio de Cristo (Filipenses 1:27), sabia y llena del Espíritu Santo (Efesios 5:15 – 20), santa (1 Pedro 1:15), sobria, justa y piadosa (Tito 2:12), irreprensible (Lucas 1:6)… ¡nuestra meta debe ser parecernos un poco más a Jesucristo día a día!
            Por sus frutos los conoceréis” dijo Jesús (Mateo 7:16-20). Por nuestras acciones, por nuestra conducta buena o mala, carnal o espiritual, seremos conocidas por los demás y así será nuestra influencia en otros.
Aun el muchacho es conocido por sus hechos, Si su conducta fuere limpia y recta” (Proverbios 20:11)
            Recuerda que la mala conducta tiene consecuencias siempre:
~        provoca que los hermanos se aparten de nosotros (2 Tesalonicenses 3:6)
~        será castigada (Proverbios 11:21)
~        hará que caiga lluvia de calamidades (Salmo 11:6)
~        tendrá el mal en su casa continuamente (Proverbios 17:13)

¿Eso es lo que quieres para las personas que están en tu zona de influencia?
           
Sigue lo bueno
         Dorcas (Hechos 9:36-41): una mujer que “abundaba en buenas obras y limosnas que hacía”, que cosía ropa para los que la necesitaban y daba de lo suyo con prodigalidad.

Aborrece lo malo
            Nabal (1 Samuel 25:2-38): Se rehusó a cumplir con la arraigada costumbre oriental de la hospitalidad y de hacer el bien a David y a su ejército cuando en su mano estaba la posibilidad de hacerlo.

Profundizando en mi interior
            En Tito 2:3-5, un pasaje que debe estar bien marcado en tu Biblia y del que ya me has oído hablar en alguna ocasión, la Escritura nos habla directamente a nosotras como mujeres cristianas sobre cómo debe ser nuestra conducta (reverentes, no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien) y sobre cómo ser ejemplo de y enseñar a las mujeres más jóvenes
~        a ser prudentes
~        a ser castas
~        a cuidar su casa
~        a ser buenas
~        a sujetarse a sus esposos
            Examina cada una de estas áreas y ve qué ejemplo estás dando en cuanto a eso a las mujeres más jóvenes que están a tu alrededor: tus hijas, sobrinas, vecinas, mujeres de la iglesia recién convertidas, hermanas más jóvenes, compañeras de trabajo, alumnas… siempre hay una mujer más joven a la que poder enseñar y ser de ejemplo. No puedes dar lo que no tienes, no puedes enseñar lo que no haces. Así que ¡manos a la obra! Pídele al Señor que te muestre qué pasos concretos dar para cambiar o mejorar las áreas de tu comportamiento con las que no estás siendo de buen ejemplo.

Para seguir estudiando
1 Pedro 2:12; 2 Pedro 3:11-14; 1 Pedro 2:12; Salmo 26:3; Jeremías 7:23-24; Gálatas 5:16-26; Efesios 5:1; Salmo 119:1; Ezequiel 20:19; 1 Tesalonicenses 4:1-12; 5:12-23


            Sólo tú sabes qué clase de ejemplo en conducta has estado dando hasta ahora. Y sólo tú tienes las herramientas para conseguir cambiar los patrones de conducta negativos en un comportamiento que agrade a Dios. ¿Qué vas a hacer al respecto?



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