Quédate quieta
“La ansiedad viene cuando pensamos que tenemos que
arreglar las cosas por nosotros mismos.”
Leí esa frase en
estos días... y reconozco que no me ayudó en lo más mínimo... Déjame introducirte por un momento en mi
cerebro...
“Si yo no arreglo las
cosas ¿quién lo va a hacer?
Dios lo puede hacer,
claro, pero no lo ha hecho.
Nos está dejando
solos en esto.
Sí, recuerdo a Sara y
a Agar, pero esto es diferente
¡No veo la forma en
la que Dios pueda sacar de esta! O... peor aún... ¿y si el problema es que no
nos quiere sacar?
Pues eso, si yo no
arreglo las cosas... ¿quién las va a arreglar... de la forma en la que yo
quiero que se arreglen... y en el momento en el que yo quiero que se arreglen?”
Últimamente este es
un esquema de pensamiento que se repite a menudo en mi cabeza. Y esto sucede
porque:
1. Estoy
permitiendo que mis emociones tomen posesión de mi mente por causa del
cansancio físico y el agotamiento mental. 1 esposo, 3 niños, 1 hogar,
ministerio físico y en línea... Duermo poco, me exijo mucho físicamente y mi
cerebro se va agotando poco a poco. Eso hace que vea los problemas presentes a
la luz de las emociones, de cómo me siento, de cómo reacciono ante lo que está
pasando en lugar de verlo a la luz de la Palabra.
2. Espero,
erróneamente, que Dios obre exactamente como yo quiero y cuando yo quiero.
A veces creo saber más que Dios, pienso que tengo las soluciones en mis manos
y, por supuesto, esto no funciona así. Súmale a eso que soy de las que le
gustan las cosas “ahora”... y tienes la receta perfecta para el desastre.
3. No
estoy confiando en que Dios tiene un plan y un propósito para todo lo que
sucede. Más aún, en que todo lo que sucede, de un modo u otro, va a
resultar para mi bien. Mi querida Nelly, una de las compañeras fieles que el
Señor puso durante mis primeros pasos en la fe decía que Dios siempre está
obrando detrás del escenario, pero que nosotros no podemos verlo. Y ese tiempo
de espera, esa incertidumbre de no saber qué está sucediendo entre bambalinas...
¡me mata!
Y entonces, leo y
releo la frase y, por la misericordia de Dios, a pesar de mi extenuado cerebro,
hay un versículo que salta en mi interior:
“Estad quietos
y conoced que yo soy Dios: Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en
la tierra” – Salmo 46:10
Y comienza otro
proceso mental:
“Quédate quieta.
Yo sé lo que hago, sé
por qué lo hago y es para tu bien.
Si intentas arreglar
las cosas, sabes que te va a ir mal.
Quédate quieta.”
Y es que, en el
fondo, es muy sencillo. Mucho más sencillo de lo que yo lo hago. Si estás en
una situación en la que no puedes hacer nada:
1. Quédate quieta –
Espera. Confía. Dios sabe. Dios se está ocupando. El tiene todo bajo control.
Ora. Lee. Medita. Estudia. Llénate de Su Palabra.
2. (Re)conoce quién es Dios
– El es Tu Creador, Tu Ayudador, Tu Pastor, el que sana tus heridas, el que
saca tu pie del hoyo, tu guía, tu fortaleza, tu roca, tu torre fuerte, tu
proveedor, tu estandarte, tu justicia, tu paz... y muchas otras cosas más.
3. Exalta Su nombre – Adórale. Alábale. Enaltece Su nombre. Dale toda la
gloria y la honra en todo momento, en toda ocasión, en toda circunstancia.
El principio del
“Encomio de la Serenidad” de Reinhold
Niebuhr dice:
“Dame
la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar
las cosas que puedo cambiar y la sabiduría para ver la diferencia”.
Planteémoslo al
revés:
Pídele a Dios que te
dé sabiduría y te muestre si realmente puedes hacer algo en la situación que
estás viviendo.
Si es una situación
en la que puedes intervenir, pídele valor para cambiar las cosas.
Si es una situación
en la que, te pongas como te pongas, no puedes hacer nada, pídele la serenidad
necesaria para quedarte quieta y ver cómo Él va a obrar, a Su modo y en Su
tiempo.
No estás sola en
esto. Aunque nos encontremos ante situaciones diferentes, te aseguro que somos
muchas las que estamos, en este preciso instante, orando por serenidad.
Edurne
Qué oportuna reflexión Edurne! Dios te ha usado con poder para ministrar mi vida, gracias por obedecer su voz y escribir sobre esto. Bendiciones
ResponderEliminarJoa
Amén! Gracias a ti por leer y animarte siempre a comentar =) Bendiciones!!!
EliminarLINDO MENSAJE.
ResponderEliminarGracias amiga!!
EliminarDesde que descubri este blog.....no dejo de maravillarme por la bondad de Edurne al permitir que el Creador trabaje a traves de lo que escribe.....este escrito en particular me viene como anillo al dedo....mil gracias y Dios te bendiga
ResponderEliminarGuau! Gracias por ese comentario....Me dejas sin palabras!! =) Saludos y bendiciones!!!
EliminarHola amiga, a mi también me viene como anillo al dedo , sabes que he estado pasando por momentos de ansiedad e insomnio, gracias por tus oraciones y por tus bellas palabras, tus estudios y reflexiones son siempre oportunas. Que bueno contar con una hermana tan obediente a nuestro Padre, que escribe y se deja utilizar por Dios para enviarnos esos mensajes que nos llegan directo de lo alto. Oro porque Dios te de paz, tranquilidad y sosiego y que puedas seguir trabajando es este hermoso ministerio.
ResponderEliminarSigo orando por ti Mary! Gracias por tu hermoso comentario =)
EliminarExcelente articulo, fue refrigerio para mi alma que se encontraba ansiosa. Dios me recordó este versículo en la mañana y buscando profundizar mas en el encontré este blog, lo cual no fue coincidencia, si no Dios recordándome que debo estar Quieta. Muchas bendiciones para ti y que Dios siga colocando en ti sabiduría. Abrazos
ResponderEliminarAmén! Gracias por compartirlo. Un abrazo a la distancia =)
EliminarEs verdad cuando quiero hacer las cosas a mi manera y en mi tiempo toma terreno en mi la anciedad, pero me detengo y al meditar en la palabra de Dios poco a poco se me va la amciedad gracias por confirmarme lo que debo hacer , sigue dejándote usar por Dios
EliminarEstoy pasando por una situación muy difícil en el lugar donde vivo, y al leer todo esto voy a esperar... y quedarme quieta a ver que obre Dios... gracias por que te puso en mi camino el Señor para darme cuenta que mi angustia y desespero no es de el...
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