Muéstrame el lugar en el que dejaste de creer.
Juan 11:33-34
“Jesús
entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también
llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió, y dijo: ¿Dónde le pusisteis?
Le dijeron: Señor, ven y ve.”
Lázaro había muerto. Se había llevado el mensaje de
su gravedad a Jesús, pero El escogió retrasar su llegada. El cuerpo estaba en
la tumba, la roca puesta sobre la entrada. No había más que hacer, no más
esperanza. Ya no había posibilidad para el milagro. Marta y María, las hermanas
de Lázaro habían estado esperando la llegada de Jesús para que salvara a
Lázaro... pero eso no había sucedido. Y después, el reproche “Si hubieras
estado aquí, mi hermano no habría muerto”. Habían enterrado no sólo a Lázaro,
sino también la posibilidad de creer.
Jesús les respondió: “¿Dónde le pusisteis?” o,
debería haber dicho mejor “Muéstrenme el lugar en el que dejaron de creer en mí”.
En nuestro caminar diario nos suceden cosas que nos
hacen dudar en nuestra fe o incluso perderla. Nos rendimos, dejamos de confiar,
dejamos de creer. Decidimos que ya no hay esperanza, que ya no hay nada que
hacer, que no vale la pena seguir esperando que Dios nos ayude. Y entonces
comenzamos a avergonzarnos por no ser “espirituales”, por nuestras dudas, nuestro
temor, nuestra falta de fe, entrando en algo aún peor que la incredulidad...
...la resignación.
Dejamos de orar sobre nuestro problema. Nuestra incredulidad
se disfraza y ponemos una máscara en nuestro rostro para mostrar a los que nos
ven que somos fuertes y pacientes en nuestra creencia de que Dios nos va a
ayudar. Pero, no es así.
Hemos dejado de creer.
Bajo esa resignación no hay más que un corazón
cansado que dice “tengo que aceptar que Dios nunca me va a sacar de esta”.
Marta y María dejaron de creer cuando la piedra fue
puesta en la tumba de Lázaro. Noemí dejó de creer cuando su esposo y sus hijos
murieron y se quedó sola con una nuera extranjera. Sara dejó de creer cuando se
miró al espejo y vio a una mujer demasiado vieja para tener un hijo. En algún
momento de los 38 años que estuvo esperando, el hombre en el estanque de Betesda
dejó de creer que alguna vez sería sanado. La mujer samaritana dejó de creer
que hubiera alguien que pudiera amarla y no lastimarla después de tantos
matrimonios.
Muéstrame
el lugar en el que dejaste de creer.
La fe no es resignación. La fe no es pasiva. Fe no
es aparentar ser fuerte bajo presión. Fe es tener certeza de lo que se espera y
convicción de lo que no se ve (Hebreos 11:1). Fe es confianza y seguridad, es
ver a Dios en cada promesa y creer en lo que El va a hacer. Fe es saber que, al
final, de una manera u otra, todo va a estar bien.
¿Cuál fue ese momento para ti? Sé honesta contigo
misma, Dios ya sabe cuándo dejaste de confiar en El. Quizás fue en la oficina
del doctor o en el juzgado, durante tu divorcio. Tal vez en un hospital, un
funeral o la cárcel. Puede que dejaras de creer en la fila de reparto de comida
en un albergue o en la oficina de desempleo. Fuera
donde fuera.... comienza a creer.
¡Lázaro
resucitó!
El Salmo 77:14 dice que Dios hace maravillas. El las
hizo antes y las seguirá haciendo en tu futuro. Tan
sólo cree. Confía. Habrá un nuevo
amanecer y un nuevo día. Volverás a levantarte como Lázaro. Volverás a creer
como Marta y María.
Contenta en Su
servicio,
Edurne
BELLA MEDITACIÓN MUY OPORTUNA PARA MI VIDA ESPIRITUAL , PIDO ORACIÓN POR MI HIJA JENNY ELLA TIENE ESQUIZOFRENIA PARANOIDE , Y SE NIEGA A LA MEDICACIÓN . QUE TENGAN UN BENDECIDO LUNES , QUE DIOS LOS/AS BENDIGA Y LAS ACOMPAÑE SIEMPRE , ¡ SOLO DEBES CREERLO Y PEDICELO ¡¡ UN ABRAZO E Y E..
ResponderEliminarMIL GRACIAS ..
Elda un abrazo para ti y para JEnny. Bendiciones!
Eliminarle doy la gloria a dios por esta pagina y por personas como usted estoy atravesando por una prueba dificil y esta enseñansa me ayudo mucho de verdad habia perdido mi fe me sentia sola luchando contra la corriente .pero DIOS ES bueno y no abandona a sus hijos y lei esto y me hizo refleccionar Dios la continue bendiciendo y llenando de sabiduria
ResponderEliminarQue bueno que reflezionaras y pudieras animarte. Dios está contigo! BEndiciones
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