7. Vive la vida plena
Hace años había una canción famosa que animaba a
vivir la vida “loca” ¿te acuerdas? Hoy quiero animarte a vivir la vida plena,
de la forma en la que Dios la diseñó especialmente para ti.
Juan 10.10
“El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.”
“En abundancia” traduce el adjetivo griego “perissón”, que significa “medida
sobreabundante, algo por encima de lo ordinario” y se utiliza en su forma
sustantiva “perisseia” en tres
ocasiones que me parecieron muy significativas:
1.
Al hablar sobre la
abundancia de la gracia – Romanos
5:17
2.
En referencia a la
abundancia de gozo – 2 Corintios 8:2
3.
Sobre el
engrandecimiento de la esfera del servicio
del apóstol Pablo gracias a la comunión práctica de los santos en Corinto – 2
Corintios 10:15
Dios no te ofrece solamente vida, sino que te ofrece
una vida abundante en El. Ofrece abundancia de gracia a través de Jesucristo,
abundancia de gozo a pesar de las pruebas y abundancia en el servicio. Muchas
veces nos quedamos en la mediocridad, en el sí pero no, en las excusas… y
vivimos cualquier cosa menos una vida plena y abundante.
Ya tienes tu vida. Lo importante no es qué has hecho
o no has hecho con ella hasta ahora. Lo importante es qué vas a hacer a partir
de este momento para vivir la vida en plenitud. ¿Hacia dónde vas? ¿Cuál es tu
plan de vida? ¿Cuáles son tus objetivos? ¿Tus sueños? Y, más importante aún
¿Qué vas a hacer para alcanzarlos? Las cosas no vienen de la noche a la mañana.
Todo lo que merece la pena en esta vida necesita tiempo, esfuerzo y planificación.
Muchas de nosotras nos tomamos más tiempo en
planificar unas vacaciones de dos semanas o en redecorar nuestra casa que en
trazarnos un plan de vida que nos permita poner en práctica todos los aspectos
de los que hemos ido hablando en semanas anteriores. Si no lo hacemos, además
de no aprovechar el valioso (y breve) tiempo que tenemos en esta tierra,
acabaremos desanimadas, desilusionadas y frustradas, pensando en dónde nos
detuvimos, dónde nos estancamos…
…donde dejamos de vivir.
Y, sin embargo, tenemos la promesa de la vida
abundante. Podemos vivir con propósito. Podemos vivir con equilibrio. Podemos
vivir con intención, dejando huella, de forma ordenada y planeada ¿qué te lo
impide?
Para trazar un “plan
de vida”:
1.
Ordena tus
prioridades con claridad y da a
cada cosa su debida importancia. ¿Qué es importante para ti? ¿Cómo puedes
balancear tus obligaciones y tus intereses? Cada una de nosotras tiene una vida
diferente y prioridades distintas. Evalúa si hay algo que esté ocupando un
lugar que no le corresponde, tanto por arriba como por debajo de la escala.
2.
Visualiza cómo quieres ser como mujer, esposa, madre,
profesional… establece cuáles son tus propósitos en cada esfera de tu vida. ¿Qué
objetivos quieres lograr en cada uno de esos ámbitos? ¿Cómo te ves en cada
papel que desarrollas…el próximo año, en 5 años, en 10 años? ¿Crees que tal y
como estás viviendo ahora mismo se cumplirá esa visión a largo plazo?
3.
Haz los cambios
necesarios, uno a la vez, para
llegar a donde quieres estar. No puedes cambiar todo de la noche a la mañana.
Cada cosa necesita su tiempo y su proceso. Haz una lista de las cosas que
necesitas cambiar, la forma en la que lo vas a hacer y un cálculo del tiempo
que te va a requerir hacerlo. Ordena tu lista de lo más importante a lo menos
importante y no pases al siguiente elemento hasta que hayas conseguido un
cambio significativo en el que estás.
4.
Involucra a las
personas a tu alrededor en el proceso. Estás
haciendo un plan de vida, eso involucra a más personas que a ti sola. Si estás
casada, no pases tu “plan de vida” por encima de tu marido, tus hijos o tu
familia. Ellos se van a ver afectados en cada meta y objetivo que quieras
conseguir de forma positiva o negativa, así que es necesario que sean parte del
mismo. Cambia tú en lugar de pedirles a ellos que cambien.
5.
Conoce tus
limitaciones. Tal vez haya muchas
cosas que te gustaría hacer, pero tu cuerpo tiene un límite, tu tiempo tiene un
límite, tus recursos tienen un límite… todo tiene un límite que no debes forzar
si no quieres que tanto tu salud como tus relaciones más importantes se
resientan.
6.
Sé intencional en todo lo que hagas. No hagas las cosas porque sí,
no hagas las cosas al azar, ni las hagas porque otros las hacen. Si vas a
invertir tu tiempo, el tiempo de tu familia ¡tu vida! en algo, que sea algo que
merece la pena.
7.
Revisa tu plan
periódicamente en oración
para asegurarte de que vas por buen camino. Dios te va a encaminar de acuerdo a
Su voluntad, tan solo si tú se lo permites hacerlo.
8.
No dejes a Dios
fuera de la ecuación. Debes ser
consciente de que El puede cambiar tus planes en cualquier momento. Hablaremos
de esto con más detenimiento en la parte práctica de este capítulo.
Es imprescindible contar con Dios a la hora de
planificar. Una persona puede planear su vida, pero su plan sólo será llevado a
cabo con la aprobación del Señor… Y debemos tener en cuenta que El puede anular
nuestros planes. Una comunión íntima con Dios es necesaria para conocer Su
voluntad, reconocer cuándo nos hemos desviado del camino y tomar los pasos
necesarios para regresar a él. En definitiva…
…reconectar
con nuestra alma para recordar nuestros sueños y trazar nuestros objetivos
…reconectar
con Dios para mantenernos en el camino adecuado y cumplir con los planes propósitos que El tiene para nosotras
…reconectar
con quienes nos rodean para que sean no sólo meros acompañantes en nuestros
sueños y objetivos, sino compañeros activos con los que nos planteamos una vida
en común.
Ponlo en Práctica
1. Busca Salmo 37:3-5, 23, Proverbios 16:1, 9;
Proverbios 19:21 y Jeremías 10:23. Nuestra agenda a veces no es la agenda de
Dios. Que Él tiene planes y propósitos únicos para tu vida y que, a la hora de
planificar y plantear tus objetivos, es importantísimo que:
1.
Dejes espacio para
las actuaciones de Dios
2.
Reconozcas la voz de
Dios y el camino por el que te esté guiando
3.
Estés dispuesta a
cambiar tus planes
Escribe una oración en la que te comprometes a
buscar la voluntad de Dios para tu vida aunque eso suponga cambiar tus planes o
hacer cosas que no pensabas o no creías que podías hacer. Pídele a Dios que
encomiende tu camino y te ayude a examinarte y reevaluar cuando sea necesario.
2. Hemos hablado sobre “Visualiza cómo quieres ser…
como mujer, esposa, madre, profesional… establece cuáles son tus propósitos en
cada esfera de tu vida”. Haz una “declaración de intenciones” como…
….mujer
…esposa
…madre
…hija
…profesional
…ama de casa
…amiga
…líder
…añade cualquier categoría que se ajuste a tu vida y
tus prioridades.
3. Agarra lápiz y papel, toma tu Biblia, ten un
tiempo de oración y establece metas y objetivos:
- a corto plazo
- a medio plazo
- a largo plazo
4. Eclesiastés 5:4-5 dice “Cuando a Dios haces
promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los
insensatos. Cumple lo que prometes.
Mejor es que no prometas, y no que
prometas y no cumplas.”
¿Cuántas veces has hecho promesas a Dios, promesas a
otras personas y promesas a ti misma que no has cumplido? Cuando estableces un
plan definido para tu vida y estás en comunión con Dios, es más fácil cumplir
con las promesas que haces. Toma un tiempo para poner cada uno de los planes
que te has trazado en oración. Busca versículos que te ayuden en tus
propósitos.
Vivir la vida plena requiere de esfuerzo, dedicación
y planificación. Haz todo lo que esté en tu mano para establecer tus
prioridades, mejorar y cambiar lo que sea necesario y trazarte metas y
objetivos concretos para cumplir con tus sueños, pero hazlo teniendo siempre en
cuenta que la agenda de Dios no siempre coincide con la nuestra, que Sus planes
no siempre son nuestros planes y que lo que El tiene para nosotras es mucho
mejor y más abundante de lo que nosotras podríamos soñar.
Contenta en Su
servicio,
Edurne
Hace poco tiempo encontré este blog y de verdad que me ha encantado! Muchas gracias, ha sido de mucha bendición en mi vida y ministerio! y de nuevo gracias por compartirlo con nosotras! Bendiciones!
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