Equipos misioneros






         Mi amiga Rosilind de A little R and R y compañera de ministerio en Good Morning Girls, está publicando hoy un artículo sobre misiones escrito por mí. Si puedes leer inglés, te recomiendo que leas su serie sobre misiones. En ella vas a encontrar no sólo testimonios hermosos de misioneros alrededor del mundo, sino también valiosas recomendaciones para todos aquellos que sienten el llamado misionero.

         Como sé que hay muchas que no pueden leer inglés, hoy quiero compartir con todas la traducción del artículo que le envié a Rosilind - 


Misionera.

Tremenda palabra, ¿verdad? Al menos para mí. No me sentí como una misionera durante los primeros años que pasé sirviendo a Dios en Amazonas,  Venezuela. Hace 8 años que vine a la selva, cuando me casé (mi esposo nació y se crió aquí) y hemos pasado un poco de todo en ese tiempo. No somos parte de ninguna organización misionera ni tenemos el apoyo económico suficiente para ser misioneros de tiempo completo, así que hasta que nuestro ministerio comenzó a tomar forma y definirse, fue muy difícil “sentirme” como una misionera.

Pero lo soy. Estoy involucrada en misiones. Trabajo con indígenas. Nuestro ministerio es dar a líderes indígenas las herramientas necesarias para ayudar a sus iglesias a crecer y alcanzar a otros indígenas con el Evangelio de Cristo. Hacemos varios viajes a diferentes comunidades indígenas durante el año (tantos como nuestra economía nos permite) y, generalmente, tenemos el apoyo de equipos misioneros que nos acompañan en estos viajes. Esos equipos misioneros, hermanos que vienen de otra iglesia para trabajar en la obra durante una o dos semanas, son vitales en nuestro ministerio porque, en cada viaje, tenemos que hacer tanto como podamos en el menor tiempo posible.

Déjame contarte los beneficios que encuentro en que equipos misioneros hagan esos viajes con nosotros:

1. Como dije antes, en cada viaje a una comunidad necesitamos hacer el mayor impacto posible y nuestro tiempo siempre es escaso. Tener un grupo de gente para ayudarnos nos permite dividir las tareas y trabajar con adultos, jóvenes, niños y en el evangelismo al mismo tiempo.

2. Es una forma de saber que no estamos trabajando solos. Créeme, una de las peores cosas que puede pasarle a un misionero es tener la impresión de que nadie se interesa en lo que estás haciendo. Tener un grupo de personas queriendo colaborar contigo en el ministerio hace una enorme diferencia.

3. Permite al misionero compartir su ministerio de una forma mucho más efectiva. Las personas pueden ver, sentir y tocar lo que estás haciendo, no sólo leerlo en un email o verlo en fotografías. Muchas de las personas que han ido a la selva con nosotros en esos viajes vuelven diciendo cosas como “ahora entiendo de lo que estabas hablando”, “ahora ya sé qué haces”.

4. Me ayuda a mí, en lo personal, a participar en la obra misionera. Acompañaba a mi esposo en los viajes a las comunidades indígenas hasta que me quedé embarazada de mi segundo hijo. Yo me encargo de todo lo que conlleva atender a esos grupos en casa: cocinar, lavar, arreglar el cuarto y hacerles sentir como en casa, tan cómodos y bien atendidos como sea posible. Esa es mi contribución a la obra y es preciosa para mí.

5. Nos bendice como familia. A veces hemos tenido 14-15 personas en nuestro diminuto hogar. Hemos dormido en el suelo, en hamacas, hemos compartido 1 solo baño y tenido que comer por turnos. Pero estamos más que encantados con cada persona que ha cruzado la puerta de nuestro hogar. Mis hijos tienen muchísimos tíos, tías y primos y están aprendiendo lecciones sobre compartir, servir y sacrificarse, lecciones que van a ser cruciales para su vida cristiana. También conocer personas nuevas de diferentes lugares y entornos les ayuda (¡nos ayuda!) a abrir sus pequeñas mentes a situaciones diferentes.

6. Aumenta nuestra fe. Ha sido un desafío bastante grande, sobre todo económicamente hablando tener a estos grupos en casa, pero Dios nos ha mostrado que cuando damos con sacrificio, El nos devuelve mucho más de lo que podríamos imaginar. Nos ayuda a crecer en nuestra fe y dependencia de Él.

¿Te estás planteando hacer un viaje misionero de corta duración? Por favor, ora por ello y abre tu corazón para poder vivir esta experiencia, va a ser de impacto para tu vida. O quizás eres un misionero y te estás preguntando si merece la pena tener un equipo que te ayude para alguna tarea específica. Si ese es el caso, ¿podrías darle una oportunidad a esta idea? Va a ser una bendición para tu ministerio y tu familia.

Contenta en Su servicio,

Edurne

Comentarios

  1. que bendecido me siento al haber leido este testmonio, ahora entiendo muchas cosas, soy un misionero mi corazon ama las misiones y algo que he pensado en un tiempo atras es comenzar a movilizar a mas personas a la obra misionera, crear un grupo de hombres y mujeres que tengan el reto de ir a predicar el evangelio a lugares donde no se ha escuchado hablar de jesus, aun no entro al Instituto que es un plan ya determinado para el año entrante, pero he sentido en mi corazon a movilizar mas jovenes que tengan este llamado, a dejar todo por servir a Jesus gracias este testimonio me bendijo en gran manera y desde hoy comenzare a orar por ese equipo que Dios me dara para que juntos llevemos el evangelio a los lugares donde no se ha predicado de Jesus.. bendiciones

    junior aldama de Reynosa,

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