Una cuestión de Amor









Deuteronomio 6:5

Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón,  y de toda tu alma,  y con todas tus fuerzas.


El gran mandamiento, el primer mandamiento, el resumen de toda la ley.

 Ama al Señor tu Dios.

Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, y Marcos añade, con todas tus fuerzas. Eso es lo que Dios quiere de tu, que lo ames. Que lo ames por completo, de la misma forma que El te amó a ti (1 Juan 4:19) y entregó a SU Hijo Unigénito para que tú puedas tener vida eterna (Juan 3:16; Romanos 5:8).

Este es el primer mandamiento por antigüedad. Antes de que Adán y Eva tuvieran cualquier otra orden, se les mandó amar al Dios que los creó. Es también el primer mandamiento por orden de importancia. Cualquier otro acto de obediencia es vacío si no amamos a Dios primero.


A veces pensamos que Dios requiere muchas cosas de nosotras: tiempo, dinero, esfuerzo, sacrificio, obediencia…. Pero lo que realmente quiere es nuestro amor. Cuando amamos a Dios de verdad, cuando nuestro corazón está rendido a Él, cuando en verdad lo amamos con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerzas, todo lo demás viene solo.

Y si le damos a Dios todas esas cosas que he nombrado y muchas más, pero no lo hacemos motivadas por nuestro amor hacia Él, todo es vano, no sirve y no perdurará.

1 Corintios 13:1-3

Si yo hablase lenguas humanas y angélicas,  y no tengo amor,  vengo a ser como metal que resuena,  o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía,  y entendiese todos los misterios y toda ciencia,  y si tuviese toda la fe,  de tal manera que trasladase los montes,  y no tengo amor,  nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres,  y si entregase mi cuerpo para ser quemado,  y no tengo amor,  de nada me sirve

El amor es superior a cualquier otra cosa. El amor es superior a cualquier don. Nada tiene sentido sin amor. Ni los dones, ni los milagros, ni los motivos, ni la fe que mueve montañas valen de nada si no hay amor. 

Amor. Agape. La clase de amor que no pide nada a cambio. La clase de amor que se sacrifica, que puede darse a aquellos que no merecen ser amados. La clase de amor que ama a pesar del rechazo. La clase de amor que ama porque quiere, porque lo decide. La clase de amor que no depende de las emociones, ni de los sentimientos, sino de una decisión consciente y determinada. La clase de amor que se niega a sí mismo por el beneficio de los demás.

Cualquier cosa que podamos tener, cualquier cosa a la que podamos renunciar es inútil sin amor. Cualquier sacrificio que podamos hacer no tiene ningún valor, carece de relevancia eterna si no lo hacemos motivadas por amor.


Jesús añadió una segunda parte al Gran Mandamiento:


Marcos 12:30-31

Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón,  y con toda tu alma,  y con toda tu mente y con todas tus fuerzas.  Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante:  Amarás a tu prójimo como a ti mismo.  No hay otro mandamiento mayor que éstos.

Cuando amamos a Dios con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerzas, es fácil amar a nuestro prójimo, al de al lado, como a nosotros mismos. Es fácil poner las necesidades de nuestra familia antes que las nuestras; es fácil mantener el gozo ante las situaciones que suscita el roce diario entre personas; es fácil perdonar la ofensa del hermano; es fácil compartir de lo que tenemos con otros.


¿Te cuesta amar a la persona que tienes al lado? ¿Te cuesta obedecer a Dios, servirle, darle tu tiempo, tu esfuerzo? ¿Puede ser que no estés amando a Dios tanto como crees? ¿Puede ser que no estés poniendo tu corazón, tu alma, tu mente y tu fuerza, todo tu ser, en amarle? ¿Puede ser que profesas amor con tu boca y nada más?

Dios te ama y lo ha dado todo por ti ¿De qué forma le amas tú? ¿Cuál es la medida de tu amor? ¿Pasas el suficiente tiempo con Él en oración, en alabanza, en adoración? ¿Lo conoces íntimamente a través de Su Palabra?  ¡Hazlo! Amiga, esto es solo una cuestión de amor, de cómo amas, de cuánto amas. ¿No estás amando a Dios de la manera que El demanda? Esfuérzate  y hazlo, ama a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Y lo demás vendrá en el momento adecuado.

Contenta en Su servicio,

Edurne   



 

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares