Controlando nuestras emociones - Inferioridad
La
inferioridad es el sentimiento continuo y persistente de no ser adecuado para
algo, la tendencia a descalificarse a uno mismo y sus propias capacidades. Muchas mujeres tienen problemas hoy en día con su
identidad y su autoestima. De hecho, una baja autoestima es la mayor causa de
depresión en mujeres.
Toma un minuto para analizar algunas de las razones por
las que sufrimos de baja autoestima o de algún tipo de complejo de
inferioridad:
-
Demasiado
énfasis de nuestra cultura en la belleza física o en la inteligencia
-
El valor
que se le da al trabajo fuera de casa en las mujeres frente al trabajo en el
hogar
-
Estar
rodeada de personas muy capaces y prominentes
-
Sentimientos
de inferioridad que se arrastran desde la infancia
-
No
sentirse valorada o necesitada
A veces nos sentimos inferiores a otras personas porque
nos gustaría ser de otra manera o tener las cosas que otros tienen: nos
gustaría ser más altas, más delgadas, más guapas, más listas, tener mejor
trabajo, vivir en una casa más linda, tener hijos más obedientes…. El problema
de la inferioridad siempre viene a partir de nuestra tendencia a compararnos
con otras personas. Al hacer esta comparación y no llegar a los estándares que
a los que suponemos que deberíamos llegar, nos sentimos inferiores y perdemos
autoestima.
Quiero que eches un vistazo a cómo Dios te ve, a lo que
significas para El. Por favor, lee con atención estos versículos:
Juan 3:16 “Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha
dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”
Isaías
43:4 “Porque
a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste
honorable, y yo te amé; daré,
pues, hombres por ti, y naciones por tu vida.”
1 Pedro 2:9-10 “Mas vosotros sois linaje
escogido, real sacerdocio, nación santa,
pueblo adquirido por Dios, para que
anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz
admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado
misericordia, pero ahora habéis
alcanzado misericordia.”
Colosenses
3:12 “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad,
de mansedumbre, de paciencia;”
Eres de gran valor, de gran estima para Dios. Él te ama. Nuestra
relación con Dios y Su regalo continuo de justicia y perdón nos provee de la
autoestima y la valoración justas de
nosotras mismas. Dios nos valora de una forma que ningún ser humano podrá hacer
jamás. Dios te acepta tal y como eres ¡Dios te hizo tal y como eres! Rechazarte
a ti misma es, en cierta manera, rechazar la gracia de Dios en tu vida.
Todas
somos susceptibles a sentirnos inferiores en un momento u otro, pero no tenemos
que dejar que esos sentimientos tengan cabida permanente en nuestras vidas. Dios
nos ha hecho únicas a cada unan de nosotras, a cada una nos ha hecho
diferentes, con capacidades distintas. Pero esas capacidades no tienen nada que
ver con el valor intrínseco que Dios ha puesto en nosotras. Cuando Jesús estaba
en la tierra, El se juntaba con toda clase de personas: pescadores, cobradores
de impuestos, prostitutas, gobernantes, ricos, pobres, enfermos… El murió por
todos y cada uno de ellos, por cada una de nosotras. El valor que Dios nos dio
no cambia, sin importar nuestro pecado o nuestra validez. No somos salvas
porque lo merezcamos, sino por el amor de Dios por nosotras.
Otra
de las razones por las que podemos sentirnos inferiores es porque no nos
sentimos capacitadas para realizar una tarea determinada. Veamos por un momento
la vida de dos personajes bíblicos que hicieron grandes cosas para Dios, pero
que se sentían incapaces para la tarea que el Señor les había encomendado:
Éxodo 4:1,
10
“Entonces
Moisés respondió diciendo: He aquí que ellos no me creerán, ni oirán mi voz; porque dirán: No te ha aparecido Jehová. Entonces
dijo Moisés a Jehová: ¡Ay, Señor! Nunca
he sido hombre de fácil palabra, ni
antes, ni desde que tú hablas a tu
siervo; porque soy tardo en el habla y
torpe de lengua.”
Jeremías
1:5-7
“Antes que te formase en el vientre te
conocí, y antes que nacieses te
santifiqué, te di por profeta a las
naciones. Y yo dije: ¡Ah! ¡ah,
Señor Jehová! He aquí, no sé hablar,
porque soy niño. Y me dijo Jehová:
No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande. ”
¿Puedes
sentir las dudas de Jeremías y de Moisés, su falta de seguridad en sí mismos
para cumplir con la tarea que Dios les había encomendado? Dios era la fuerza de
su capacidad. Cuando Dios nos da una tarea, Él nos capacita para llevarla a
cabo. Eso no quiere decir que vamos a hacerlo perfecto desde el principio, sino
que El nos va a dar el ánimo y la ayuda que necesitamos para perseverar. ¿Qué
tarea te ha dado Dios para la que sientes que no sirves? ¿Ser esposa o madre?
¿Una profesión exigente? ¿un ministerio en la iglesia? ¿Ser amiga de una
persona difícil? ¿Cuidar de un enfermo? ¿Balancear un apretado presupuesto
familiar?
Cuando
sentimos que no podemos hacer algo, que no somos capaces o no estamos
preparadas o no somos adecuadas para realizar una tarea, podemos depender en el
Señor para capacitarnos (2 Corintios 3:4-5; Juan 15:5; Filipenses 2:13, 4:13).
Romanos
12:3 nos recuerda tener una justa aceptación de nuestras capacidades: sin
creernos más ni menos, sino conociendo nuestros límites y hasta dónde podemos
llegar.
“Digo,
pues, por la gracia que me es
dada, a cada cual que está entre
vosotros, que no tenga más alto concepto
de sí que el que debe tener, sino que
piense de sí con cordura, conforme a la
medida de fe que Dios repartió a cada uno.”
No hay
nada malo en sentirnos inferiores o no aptas para algo de vez en cuando. Estos
sentimientos podemos manejarlos adecuadamente cuando nos llevan a la
dependencia del Señor para hacernos competentes.
Aplicación -
1. Evalúa tus sentimientos. ¿Hay algún hecho del pasado o
del presente que te cree algún tipo de inferioridad ante alguna persona? ¿Hay
algo que no hayas superado del todo y que te haga tener problemas con tu
autoestima?
2. Intenta estas cosas para tener una mejor imagen de ti
misma:
- Satúrate del amor de Dios. Lee Jeremías 31:3; Salmo
18:19
- Acepta en su totalidad el perdón de Dios. Lee el Salmo
4:1 y Romanos 5:1; 8:1. Confiesa cualquier pecado que te ancle al pasado.
- Recuerda que eres única y especial. Agradece a Dios por
la manera en la que te ha hecho (Salmo 139:14). Pide a Dios que te ayude a
amarte y aceptarte tal y como tú eres.
- Pide a Dios que sane cualquier recuerdo pasado que aún
te condicione en alguna forma. Lee Lucas 4:18
Oración -
Señor, te doy gracias por haberme hecho de forma única y
maravillosa. Ayúdame a conocerme y a aceptarme a mí misma para que pueda sanar
cualquier idea sobre mi imagen que no sea correcta y potenciar los dones y
talentos que me has dado. Amén.
En la semana -
Memoriza Romanos 12:3.
Lee 1 Pedro 3:4 y Proverbios 31:30. Piensa en qué puedes
hacer para desarrollar tu belleza interior. Piensa también en cuáles son las
cosas que sabes hacer, las que se te dan bien y te gustan, y en cómo puedes
ponerlas al servicio de los demás (p.e. ¿se te da bien cocinar? Invita a
alguien a cenar a casa o lleva una comida a alguien que lo necesite ¿se te da
bien hacer manualidades? Regálale algo a alguien ¿se te da bien charlar? Vista
a una persona enferma y hazla compañía).
Nos sentimos inferiores cuando nos comparamos con otras
personas, por tanto ¡deja de compararte! Más bien concéntrate en pensar en cómo
Dios te ha creado de manera única y Su amor por ti, por cada aspecto de ti, por
cada característica de tu persona.
Contenta
en Su servicio,
Edurne
Artículos anteriores:
Gracias por tu reflexión, el Señor te continúe bendiciendo.
ResponderEliminarQue nuestro Senor te bendiga. Hermosa reflexion.
ResponderEliminar¡MUCHAS GRACIAS a las dos por sus mensajes! Bendiciones =)
ResponderEliminarMuchas gracias Edurme me edificas mucho con este estudio......gracias a Dios por tu vida y ministerio.....recibe un gran abrazo!!!!
ResponderEliminar¡Amén! Gracias por pasarte y seguir el estudio =)
Eliminar