Viñas en peligro
Cantar de los Cantares 2:15
Cazadnos
las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas;
Porque
nuestras viñas están en cierne.
El
poema retoma la imagen de la viña, (introducida en Cnt 1.6) y habla de las viñas
en cierne para referirse a los dos enamorados y al amor que los une. Las
“zorras” son todas aquellas cosas que pueden dañar nuestra relación de amor con
nuestra pareja. De la misma forma que, a la puesta de sol, las zorras y los
chacales entraban a las viñas a comerse las uvas destruyendo la cosecha, hay
problemas y circunstancias que pueden echar a perder nuestra viña matrimonial
si no los atajamos a tiempo.
Lo
que más me llama la atención de este versículo es que habla de las “zorras
pequeñas”. A veces es muy fácil identificar cuáles son las causas de que una
relación vaya mal: infidelidad, falta de amor, cambios drásticos en la vida de
alguno de los cónyuges… Pero es mucho más difícil identificar esos pequeños
problemas del día a día, esas situaciones que normalmente pasan desapercibidas
y que también pueden, con el tiempo, destruir nuestra relación…
…falta
de confianza entre la pareja
…celos
…egoísmo
…orgullo
…falta
de perdón
…rutina
…pérdida
de objetivos comunes
…falta
de comunicación
Es
necesario recordar que el versículo le dice a la pareja que deben cazar las
zorras, es decir:
Nuestra
relación va a tener obstáculos y circunstancias adversas
Debemos
tener la voluntad de superar esos obstáculos (“cazar las zorras”)
Tenemos
que trabajar en equipo, no es algo que sólo una de las dos partes puede hacer.
¿Cómo
podemos comenzar a trabajar en equipo para superar los problemas en nuestro
matrimonio? Te dejo algunas sugerencias:
Que
Dios sea siempre el centro de la relación
Oren
juntos y por separado, lean la Biblia, estudien juntos, congréguense juntos.
Cada uno debe tener y cuidar su relación personal con Jesús, pero ahora también
deben tener una vida familiar en la que Dios sea el centro.
Acepten
las diferencias
Tu
esposo y tú son personas diferentes, con caracteres diferentes y formas
distintas de hacer las cosas. Además de las diferencias normales entre la forma
de pensar, actuar y comunicarse entre un hombre y una mujer, tienen que sumar
sus características particulares. No eres el Espíritu Santo, no puedes cambiar
a tu esposo, pero sí puedes aceptar las diferencias que hay entre ambos y
superarlas. Céntrate en las cualidades positivas de tu esposo, no en las
negativas.
Dediquen
tiempo a la relación
Vivimos
en un mundo frenético lleno de compromisos y obligaciones, más cuando tenemos
hijos. Muchas veces ocupamos el poco tiempo que tenemos en cualquier cosa en
lugar de en la relación con nuestra pareja. Necesitamos invertir tiempo en la
relación matrimonial y eso implica tiempo a solas. Busca oportunidades para
tener ese tiempo especial en el que conectarte con tu esposo.
Recuerda que la felicidad va y viene
Todo
el mundo quiere ser feliz, pero, a medida que maduramos y crecemos, nos damos
cuenta de que la felicidad no es una constante, sino una cantidad indeterminada
de momentos. Aprendan como pareja a hacer intencionalmente cosas que traigan
felicidad a sus vidas y las de su familia.
Hacer
lo mismo una y otra vez trae el mismo resultado
De
hecho, esa es una de las definiciones de locura: hacer lo mismo una y otra vez
y esperar un resultado diferente. Deben aprender a atacar los problemas de
forma diferentes, haciendo pequeños cambios cada vez hasta que resulte.
Cuiden
su actitud
La
actitud importa y mucho. Es importante cambiar rasgos de carácter dañinos para
la relación, pero también lo es cambiar actitudes que no edifican. No te
empeñes solo en cambiar las de tu pareja, comienza por ti misma.
Cambia
tu mente, cambia tu matrimonio
La
manera en la que las parejas piensan sobre el otro afecta a cómo lo perciben.
Las expectativas y la forma de tratarse el uno al otro, importan.
Amar
es un verbo, no sólo un sentimiento
Amar
no depende de cómo se sientan, es una decisión y necesita acción, necesita que
actúen, que se comprometan y que ambos trabajen para que las cosas funcionen.
Recuerda
que las crisis son temporales
Una
crisis en el matrimonio no implica que la relación se haya terminado. Las
crisis son como las tormentas: ruidosas, atemorizantes y peligrosas. Una crisis
puede ser un nuevo comienzo.
Un matrimonio es cosa es de dos y ambos tienen que
esforzarse y trabajar para que funcione a pesar de lo que pueda pasar. Si en tu
matrimonio estás enfrentando algo más que “pequeñas zorras”, si los problemas
son demasiado grandes, busca ayuda y consejo. Acérquense al pastor de su
iglesia, a algún consejero cristiano que pueda ayudarlos a superar las crisis
que no puedan superar por sí mismos.
Contenta en Su servicio,
Edurne
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Buenas tardes, gracias por el post, me encantó con la sencillez que lo has escrito, gracias por poder disfrutar de tu lectura. Que tengas un bendecido día, saludos
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