Descanso








          Hace poco hablaba sobre el descanso físico en la serie A tu salud con la que comenzamos el año. Pensaba en eso durante estos días en los que la falta de conexión a internet y una contractura muscular en mi espalda (nunca, nunca, trates de mover tú sola una litera de madera) me mantuvieron a un ritmo mucho más lento que el normal.

          Me he dado cuenta de que mi cansancio no solo es físico, también es mental… y hasta espiritual. La situación del país, nuestra situación financiera después del accidente del carro, las responsabilidades y el día a día en un hogar con tres niños pequeños me tienen completamente agotada. Demasiado como para afrontar con buen ánimo el inminente viaje a la selva de mi esposo, que comienza este viernes y lo tendrá alejado de casa durante casi un mes.

          Pero… ¡ah benditos peros!  Dios me invita, una vez más, a descansar. Este domingo comenzaba mi día leyendo Mateo 11:28 –

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados,  y yo os haré descansar.”

          Y fue uno de esos momentos en los que no solo estaba leyendo un versículo más de la Escritura, sino uno de esos en los que sientes que Dios te está hablando directamente a ti, en los que sabes que Dios está dándote las palabras que necesitas.

          Y a mí me estaba hablando sobre descansar, física, mental y emocionalmente en Él. ¿Es algo nuevo? No ¿Es la primera vez que veo ese versículo o que lo cito? No. Es, simplemente, otra de esas veces en las que he comprobado que la Palabra de Dios es viva y eficaz.

          Me encanta la forma en laque Kery Wyatt Kent describe el descanso en su libro Breath (Respira):

          “Somos creadas a imagen de Dios y El modeló para nosotras una forma de vida que tiene sentido. El dijo: trabaja, sé creativa, usa tu imaginación y da lo mejor de ti ya sea que estés lavando platos, leyendo a tus hijos o haciendo informes corporativos en una empresa. Al final del día, para, toma un descanso, come una buena comida, duerme lo suficiente y refréscate. Toma un tiempo para pensar en tu día, para darte cuenta de todos esos momentos en los que Dios estuvo contigo, en los que te bendijo. Y comienza un nuevo día.”


          Venid a mí.

          Hay que ir para descansar. Los lugares y los ritmos en los que nos momentos no son, necesariamente, los lugares y los ritmos en los que Dios quiere que nos movamos. Para descansar, debo aceptar la invitación de Jesús e ir hacia Él. Él es mi descanso, Él es quien pone todo en orden, Él es quien puede llegar a los lugares a los que mi mente y mi cuerpo no alcanzan, a las razones que no entiendo.

          Ven a mí y descansa. ¿Estás cansada y cargada? ¿Haces demasiadas cosas en tu día? ¿Das vueltas y vueltas a lo mismo en tu mente? ¿Está tu espíritu agotado, está tu mente a punto de colapsar? Ven a Cristo. Levanta el pie del acelerador, encuentra un momento para descansar en Él, en lo que va a hacer. Pon sobre Él tus cargas y descansa.

          Contenta en Su servicio,

   Edurne


Comentarios

  1. Hola Edurne!! Esto es para mi también. Es exactamente lo mismo que yo hubiera dicho para describirme: agotada física, mental y espiritualmente. Hoy trataba de orar y se me cerraban los ojos! Sólo debo descansar,...en El! Gracias Señor! Bendiciones Edurne!!! Un abrazote desde Costa Rica!

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    1. ¡Animo Priscila!!! Descansemos! jejeje un beso! =)

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