Controlando nuestras emociones – Egoísmo
El
egoísmo es el mayor enemigo de cualquier relación. Es el sentimiento que pone
la mirada y el énfasis en el yo, en lo mío, en mis derechos, en lo que yo
quiero. Nos hace aferrarnos a las cosas materiales y ser demandantes con los
demás, esperando que cumplan hasta los más mínimos de nuestros deseos con la
mayor inmediatez posible.
Nada
más lejos del carácter de Cristo.
Mateo 16:24-26
“Entonces
Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su
vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de
mí, la hallará. Porque ¿qué aprovechará
al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el
hombre por su alma?”
La
naturaleza humana busca agradarse a sí
misma, no negarse a sí misma. Morir a uno mismo es un mandamiento para todo
creyente, implica desviarla atención de nosotros mismos y ponerla en Dios. De
esa forma, podremos dejar a un lado el
egoísmo y ocuparnos de las necesidades de los demás en lugar de las nuestras.
Jesús nos pide en estos versículos que miremos más allá de la gratificación
inmediata, puesto que esa pérdida momentánea no se puede comparar a la ganancia
eterna que nos espera.
Gálatas 2:20
“Con
Cristo estoy juntamente crucificado, y
ya no vivo yo, mas vive Cristo en
mí; y lo que ahora vivo en la
carne, lo vivo en la fe del Hijo de
Dios, el cual me amó y se entregó a sí
mismo por mí.”
Crucificadas
juntamente con Cristo. Eso requiere una vida diferente. Nuestra vieja
naturaleza pecaminosa y egoísta está muerta. Ahora vivimos en Cristo y Cristo
vive en nosotros. Nuestra vida ya no nos pertenece. El fundamento ya no es lo
que nosotros podemos hacer por Dios, sino lo que Cristo ya ha hecho por
nosotras. Ese cambio de perspectiva nos libera del pecado, nos libera del
egoísmo.
Lucas 12:15-21
“ Y
les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la
abundancia de los bienes que posee. También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había
producido mucho. Y él pensaba dentro de
sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y
dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis
bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos
años; repósate, come,
bebe, regocíjate. Pero Dios le
dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte
tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí
tesoro, y no es rico para con Dios.”
La
vida de una persona no consiste en la abundancia de cosas materiales que posee.
El egoísmo y la avaricia son pecado y la Biblia se refiere a ellos como
idolatría (Colosenses 3:5) ¡Así de terribles son para la vida del creyente! Este
hombre rico pensaba “mis graneros, mis frutos, mis bienes…” y Jesús lo llama “necio”.
¡Necio!
No
reconocer que todo lo que tenemos, mucho o poco, viene de Dios es necedad.
Pensar que conseguimos las cosas por nuestra capacidad, por nuestra habilidad,
es necedad. Dar a las cosas materiales, a las posesiones, un lugar más elevado
que el de Dios o el de otras personas, es necedad.
El
problema del hombre rico no era tener posesiones, su problema era no reconocer
a Dios en medio de sus posesiones. Reconocer a Dios en nuestra abundancia confiar
en que Jesús va a proveernos de todas las cosas que necesitamos para nuestra
vida diaria:
Mateo 12:29-31
“Vosotros, pues,
no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud. Porque todas
estas cosas buscan las gentes del mundo;
pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas. Mas buscad
el reino de Dios, y todas estas cosas os
serán añadidas.”
Y
requiere compartir, dar sacrificialmente a otros en necesidad:
Lucas 12:33-34
“Vended
lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye. Porque donde está
vuestro tesoro, allí estará también
vuestro corazón.”
El
egoísmo impide en gran medida nuestro crecimiento espiritual, impide que
podamos cumplir con la instrucción en la Escritura de tener una relación con
otros en la que tenemos que amar, servir, perdonar, honrar, compartir, animar,
restaurar… Si persistimos en alimentar el egoísmo innato con el que nacemos, no
podremos crecer y convertirnos en creyentes maduros y que llevan fruto.
¿Qué
nos impide muchas veces actuar con generosidad en lugar de con egoísmo? Falta de
fe en las promesas de Dios. No creer que Dios va a proveer para nuestras
necesidades, va a suplir nuestras carencias, va a darnos lo que necesitamos…
Intentamos acumular para el futuro, para lo incierto en lugar de confiar en
que, de la misma forma que Dios nos proveyó hoy, nos va a proveer mañana. ¿No
te suena conocido? ¿No te recuerda al pueblo de Israel en el desierto?
Éxodo 16:15-21
“Y
viéndolo los hijos de Israel, se dijeron
unos a otros: ¿Qué es esto? porque no sabían qué era. Entonces Moisés les dijo: Es el pan que Jehová os da para comer. Esto
es lo que Jehová ha mandado: Recoged de
él cada uno según lo que pudiere comer;
un gomer por cabeza, conforme al número de vuestras personas, tomaréis cada uno para los que están en su
tienda. Y los hijos de Israel lo hicieron así;
y recogieron unos más, otros
menos; y lo medían por gomer, y no sobró al que había recogido mucho, ni faltó al que había recogido poco; cada uno recogió conforme a lo que había de
comer. Y les dijo Moisés: Ninguno deje nada de ello para mañana. Mas ellos no
obedecieron a Moisés, sino que algunos
dejaron de ello para otro día, y crió
gusanos, y hedió; y se enojó contra ellos Moisés. Y lo recogían
cada mañana, cada uno según lo que había
de comer; y luego que el sol
calentaba, se derretía.”
El
maná, el pan del cielo, debía recogerse de acuerdo a la necesidad. Hubo
personas que desobedecieron lo que Moisés había dicho, recogieron más y lo
guardaron… pero se llenó de gusanos y no lo pudieron aprovechar. Dios les
proveía para su necesidad de cada día. Dios nos provee hoy para nuestra
necesidad de cada día. Si confiamos en eso, no habrá lugar para el egoísmo en
nuestra vida.
¿Estás
teniendo actitudes egoístas? Admite tu pecado y sé honesta contigo misma - ¿tus
deseos priman sobre lo que todos los demás quieren a tu alrededor? ¿Te enojas
cuando las cosas no se hacen a tu manera o cuando no obtienes el resultado
esperado? Date cuenta de tus actitudes egoístas, reconócelas y confiésalas. Aunque
sea doloroso, admitir la verdad sobre nosotras mismas puede ser un gran alivio.
Disfruta
el gozo de dar , comparte tu dinero, tus posesiones materiales, tu tiempo, tu
energía, tu atención… busca formas en las que puedes bendecir a otros,
especialmente si eso implica que tú debas ceder de lo tuyo. En el fondo, aprenderás
que el que da, nunca tiene las manos vacías.
Lucas 6:38
“Dad, y se os dará;
medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que
medís, os volverán a medir.”
Aprende
a renunciar. Renunciar a tu tiempo en Facebook cuando tu hijo viene llorando
porque se cayó del columpio, renunciar a terminar de leer tu libro cuando tu
esposo quiere que charlemos, renunciar a guardar un pollo para mañana cuando tu
amiga viene desesperada porque no sabe qué van a comer hoy… en el fondo nada de
lo que tenemos nos pertenece. Todo nos ha sido dado por Dios, y lo ha hecho
para que podamos compartirlo con otros.
Ora
por otros, intercede ante Dios por las necesidades de otras personas. Incluye en
tus oraciones las peticiones de otras personas. Anótalas, interésate por cómo
Dios está obrando también en la vida de otras personas.
Aplicación -
1.
Esta semana haz, por lo menos, dos cosas por otras personas que normalmente no
harías.
2.
¿Cómo puedes desarrollar hábitos no egoístas en tu familia? ¿Cómo puedes
inculcar en tus hijos la importancia de dar, de compartir, de preocuparse por
los demás?
Oración -
Amado Dios, gracias por el mayor acto de amor y de desprendimiento
que pudiste mostrar al enviar a tu Hijo Jesucristo a morir en la cruz. Gracias
por ese ejemplo de amor sin egoísmo. Ayúdanos a vivir de la misma forma,
confiando en ti y dejando a un lado el egoísmo. Amén.
En la semana -
Memoriza: Salmo 119:36
Lee algunos ejemplos de la Biblia de personajes que se
comportaron sin actitudes egoístas:
Abraham - Génesis 13:5-11
Ana - 1 Samuel 1:24-28
María de Betania - Juan 12:3-7
La iglesia primitiva - Hechos 2:42-47
¿Qué puedes aprender de ellos? ¿Cómo puedes aplicar estos
principios a tu vida diaria?
Contenta
en Su servicio,
Edurne
BENDICIONES EDURNE , LA ABRAZO EN EL SEÑOR DESDE ARGENTINO Y SIEMPRE AGRADECIDA A DIOS POR SU MINISTERIO.. GRACIAS DOY AL QUE ME FORTALECIO A CRISTO JESUS...(1 TIMOTEO 1;12..ATTE ANA
ResponderEliminarGracias Ana!! un abrazo a la distancia =)
EliminarDios le bendiga y el Espiritu Santo le siga guiando. Dios ah hablado a mi vida con los dos estudios.
ResponderEliminarAmén Claudia qué bueno saberlo. Bendiciones =)
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