La depresión y el creyente
La depresión es una emoción prolongada que domina el
humor y se caracteriza por síntomas como:
-
Tristeza
profunda
-
Apatía,
pérdida de interés y placer en las actividades habituales
-
Agitación,
falta de descanso. Inactividad o hiperactividad.
-
Trastornos
del sueño
-
Problemas de
apetito o pérdida brusca de peso
-
Disminución
en la capacidad de pensar o concentrarse
-
Sentimientos
de culpa, reproche o falta de valor excesivos
-
Fatiga o
pérdida de energía
-
Tendencia a
evitar a los demás debido a un temor sin fundamento de ser rechazado.
-
Dificultad
para controlar sus emociones, especialmente la ira; la cual puede ser dirigida
contra uno mismo o contra los demás.
-
Pensamientos
delusivos, persecución, paranoia, alucinaciones, inclinaciones suicidas...
Los creyentes suelen tener la
concepción de que cosas como la depresión no pueden afectarnos. O, más bien,
que no deberían afectarnos. Pero, como vimos la semana pasada, la depresión
tiene causas físicas y hormonales, causas genéticas y hasta ambientales que no
podemos controlar. ¿Es posible entonces que un creyente sufra de depresión?
Veamos algunos ejemplos en la Palabra de personas que atravesaron por algunos síntomas
similares a los de la depresión:
David estaba devastado por el dolor y la tristeza, su
corazón estaba totalmente desolado y sus lágrimas brotaban durante todas las
noches. En varios Salmos comparte su dolor y su amargura.
Salmo 6:6 - Me
he consumido a fuerza de gemir; Todas
las noches inundo de llanto mi lecho, Riego mi cama con mis lágrimas.
1 Samuel 30:4 – Entonces David y la gente que con él estaba
alzaron su voz y lloraron, hasta que les
faltaron las fuerzas para llorar.
Jeremías – Jeremías lloraba y gemía por la destrucción de
Jerusalén y del templo por parte de los babilionios.
Lamentaciones 2:11 Mis ojos desfallecieron de lágrimas, se conmovieron mis entrañas, Mi hígado se
derramó por tierra a causa del quebrantamiento de la hija de mi pueblo, Cuando
desfallecía el niño y el que mamaba, en
las plazas de la ciudad.
Elías – “Basta ya” dijo Elías, no puedo más. Cuando vio
el aparente fallo de la obra en el Monte Carmelo, instintivamente puso sobre él
mismo toda la culpa y sintió que no merecía seguir viviendo.
1 Reyes 19:4 Y él se
fue por el desierto un día de camino, y
vino y se sentó debajo de un enebro; y
deseando morirse, dijo: Basta ya,
oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres.
Noemí – Cambió su nombre a “Mara”, que significa “amarga”.
Noemí era muy honesta con lo que sentía en ese momento, tras la pérdida de su
esposo y sus hijos.
Rut 1:20 Y ella les respondía: No me llaméis
Noemí, sino llamadme Mara; porque en grande amargura me ha puesto el
Todopoderoso.
Ana – Su aflicción por no poder tener hijos llegaba al
extremo de no poder apreciar el amor de su esposo Elcana por ella, de no comer
y de llorar en abundancia.
1 Samuel 1:6-10
Y su rival la irritaba, enojándola y entristeciéndola, porque Jehová no le había concedido tener
hijos. Así hacía cada año; cuando subía
a la casa de Jehová, la irritaba
así; por lo cual Ana lloraba, y no comía. Y Elcana su marido le dijo: Ana,
¿por qué lloras? ¿por qué no
comes? ¿y por qué está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos? Y se
levantó Ana después que hubo comido y bebido en Silo; y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en
una silla junto a un pilar del templo de Jehová, ella con amargura de alma oró
a Jehová, y lloró abundantemente.
Proverbios 15:13
“El corazón alegre hermosea el
rostro; Mas por el dolor del corazón el espíritu se abate”
Proverbios 18:14
“El ánimo del hombre soportará su enfermedad; Mas ¿quién sorportará al ánimo angustiado?”
¿Puede un creyente sufrir de depresión?
Yo creo que sí. ¿Puede la fe del creyente ayudarlo a salir de esa depresión?
¡Absolutamente! ¿Qué versículos pueden ayudar al creyente a superar la
depresión o a evitarla ante acontecimientos que nos sobrepasan?
2 Corintios
10:5 – derribando argumentos y toda
altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia
a Cristo.
Isaías 26:3-4
- Tú guardarás en completa paz a aquel
cuyo pensamiento en ti persevera; porque
en ti ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza
de los siglos.
Salmo 29 –
Tributad a Jehová,
oh hijos de los poderosos, Dad a
Jehová la gloria y el poder.
Dad a Jehová la gloria debida a su nombre; Adorad a Jehová en la hermosura de la
santidad.
Voz de Jehová sobre las aguas; Truena el Dios de
gloria, Jehová sobre las muchas aguas.
Voz de Jehová con potencia; Voz de Jehová con
gloria.
Voz de Jehová que quebranta los cedros; Quebrantó
Jehová los cedros del Líbano.
Los hizo saltar como becerros; Al Líbano y al Sirión
como hijos de búfalos.
Voz de Jehová que derrama llamas de fuego;
Voz de Jehová que hace temblar el desierto; Hace
temblar Jehová el desierto de Cades.
Voz de Jehová que desgaja las encinas, Y desnuda los
bosques; En su templo todo proclama su gloria.
Jehová preside en el diluvio, Y se sienta Jehová
como rey para siempre.
Jehová dará poder a su pueblo; Jehová bendecirá a su
pueblo con paz.
Filipenses
4:6-7 - Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones
delante de Dios en toda oración y ruego,
con acción de gracias. Y la paz de Dios,
que sobrepasa todo entendimiento,
guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
2 Corintios
12:9 - Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la
debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis
debilidades, para que repose sobre mí el
poder de Cristo.
La depresión puede tener una fuente
espiritual cuando vivimos en pecado, damos cabida a la ira y al resentimiento o
nos negamos a perdonar a otras personas. La falta de una rutina espiritual de
lectura y meditación de la Biblia, oración, memorización de versículos… afectan
de forma muy negativa nuestra forma de ver la vida. Al no tener comunión con
Dios, nos resistimos a Su autoridad, no sentimos Su presencia ni obedecemos Su
voluntad para nuestra vida. Las luchas, las pruebas, las dificultades y los
momentos duros de nuestra vida pueden afectarnos de forma positiva cuando tenemos
esa relación profunda con Dios que nos permite ver un propósito y un beneficio
eternos en lo que nos sucede o hacerlo de forma negativa cuando perdemos esa
perspectiva.
Debemos recordar que nuestro primer campo
de batalla es la mente y ese es el músculo que debemos fortalecer continuamente
por medio de la Palabra de Dios. El enemigo de tu alma va a intentar
derribarte, inutilizarte, alejarte de Dios por medio de los pensamientos.
¿Cómo manejamos la depresión? Algunas recomendaciones
importantes son:
1.- Mantener
un calendario diario y uniforme
2.- Después
de un episodio de depresión, reanudar las responsabilidades lenta y
gradualmente.
3.- Fijar
metas realistas
4.- Pedir
ayuda cuando se necesite.
5.-Dormir
adecuadamente, acostándose y levantándose
aproximadamente a la misma hora cada día.
6.- Tener una
dieta balanceada
7.- Hacer
ejercicios aeróbicos regulares, un mínimo de
media hora, tres veces a la semana.
8.- Evitar el
abuso de alcohol.
9.- Trabajar
para mantener y formar amistades y una red de apoyo.
10.- Aceptar
que pueden haber contratiempos y recaídas, ya que la depresión severa es una
enfermedad que puede reaparecer.
Y, por supuesto, acudir a un médico
cuando los síntomas persisten o se agravan. Recuerda que la depresión es un
trastorno del ánimo y, en sus casos más severos debe ser
evaluada y tratada de manera profesional.
Aplicación -
1. Lee este versículo varias veces y pon tu nombre en el
lugar que se indica. ¿Tienes confianza en que Dios puede darte alegría y gozo?
“Ciertamente consolará Jehová a Sión (pon tu nombre en vez de Sión),
consolará todas sus soledades y cambiará su desierto en paraíso y su soledad en
huerto de Jehová, se hallará en ella (pon
tu nombre) alegría y gozo, alabanzas y voces de canto.” - Isaías 51:3
2. Concéntrate en otros más que en ti
misma. Utiliza tus dones para el Señor (12:3-8) ¿Qué puedes hacer para sacar la
mirada de ti misma y ponerla en otros?
Oración -
Señor, levántanos del pozo profundo de la depresión, a no
caer en los juegos que el enemigo de nuestra mente trata de hacer con nuestra
mente y nuestras emociones. Queremos ser canales de tu gloria y de tu poder. Amén.
En la semana -
Memoriza Isaías 51:3
Vuelve a leer los pasajes en los que aparecen los
personajes de los que hemos estado hablando en este tema y toma un tiempo para
estudiar las casusas y la solución a su tristeza, su enojo y su amargura. ¿Hay
algo que puedas aplicar a tu propia vida?
Si tú
o alguien que conoces están experimentados síntomas de depresión, no los
agraves pensando que estás en pecado o que estás defraudando a Dios. Busca las
causas de esa depresión, pide toda la ayuda que sea necesaria y aférrate al
Señor con todas tus fuerzas en el camino hacia tu sanidad física, mental y
espiritual.
Contenta en Su servicio,
Edurne
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