Por la fe…Moisés






Hebreos 11:23-29

Por la fe Moisés,  cuando nació,  fue escondido por sus padres por tres meses,  porque le vieron niño hermoso,  y no temieron el decreto del rey. Por la fe Moisés,  hecho ya grande,  rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios,  que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios;  porque tenía puesta la mirada en el galardón. Por la fe dejó a Egipto,  no temiendo la ira del rey;  porque se sostuvo como viendo al Invisible.  Por la fe celebró la pascua y la aspersión de la sangre,  para que el que destruía a los primogénitos no los tocase a ellos. Por la fe pasaron el Mar Rojo como por tierra seca;  e intentando los egipcios hacer lo mismo,  fueron ahogados.


          Les confieso que Moisés es uno de mis favoritos de la galería de héroes de la fe y una de las cosas que más me gusta de su historia, es que no comienza con él, sino con sus padres: Amram y Jocabed.

          Faraón había mandado echar al río a todo hijo varón que naciera entre los hebreos (Éxodo 1: 22), pero cuando Moisés nació, sus padres, con su fe puesta en Dios, lo escondieron durante tres meses. Después de ese tiempo ya no pudiendo ocultarlo por más tiempo y es ahí cuando sucede la famosa historia en la que Jocabed decide hacer una canasta y poner dentro a Moisés para llevarlo al Nilo bajo la supervisión de su hermana Miriam. La canasta acaba en las manos de la hija de faraón quien, a su vez, se lo vuelve a entregar a Jocabed para que lo criara hasta ser destetado, entre los 2 ó 3 años de edad. Este es un bello ejemplo de la providencia de Dios.

          En estos dos o tres primeros años de la vida de Moisés, estos padres se dedicaron a compartir con él su fe, sus preceptos, su Dios.Y tuvieron un legado significativo en su vida, ¡tan importante fue la semilla de fe que estos padres plantaron!

          Y ahí tenemos a Moisés, años después, en el palacio de Faraón, como parte de la familia real, en un entorno privilegiado, rodeado de lujos y en medio de la sociedad más avanzada del momento. Un hombre que fue instruido en geografía, historia, gramática, literatura y filosofía tal y como correspondía a los hombres prominentes de la época. Un hombre que se desplazaba en el carruaje real y ante el que todos se inclinaban. Un hombre que estaba llamado a los primeros lugares de los que regían el destino de Egipto y del mundo. Pero también…

          …un hombre que rehusó los lujos y la vida de comodidad y pecado a la que estaba acostumbrado (Hebreos 11:24)

          … un hombre al que no le importó dejar todo atrás para ponerse al frente de su pueblo y ser maltratado junto a ellos (Hebreos 11:25)

          …un hombre que vivió con la mirada puesta en el galardón, prefiriendo las riquezas espirituales en Cristo antes que las riquezas materiales de este mundo (Hebreos 11:26)

          …un hombre que no tuvo temor del rey más poderoso de ese momento, sino que se sostuvo como viendo al Invisible (Hebreos 11:27)

          …un hombre que celebró la Pascua e instó al pueblo tener fe y poner la sangre del cordero derramada en el dintel de sus puertas para que sus primogénitos se libraran de la muerte en la última plaga de Egipto (Hebreos 11:28)

          …un hombre que pasó el Mar Rojo como por tierra seca, levantando los brazos hasta la extenuación para que Dios mostrara Su poder abriendo el mar (Hebreos 11:29)


          Moisés tenía un tipo de fe que ponía a Dios por delante de todo sin importar el costo ni las consecuencias para su propia vida. Una fe que permitía que Dios guiara su destino aunque lo que le pidiera fuera contracorriente y desafiara las leyes de la lógica y la razón.

          Moisés sabía que Dios es más grande y más poderoso que cualquier Faraón y hombre sobre la tierra, que Dios podía obrar de maneras milagrosas e insospechadas. El príncipe de Egipto pasó cuarenta años como un pastor en el desierto criando cabras entre el polvo y el sol hasta ser llamado por Dios. Y pasó 40 años más vagando por el desierto hasta poder ver, a lo lejos, la tierra prometida.

          ¿Compartes la misma fe de Moisés? ¿Crees tú que Dios es más poderoso que cualquier circunstancia, cualquier persona, cualquier cosa en este mundo? ¿Estás poniendo a Dios por delante de todo lo demás sin importar el costo? ¿Estás siendo obediente a la voz del Señor en aquello a lo que te está guiando en este momento?

          A veces somos nosotras mismas las que ponemos los obstáculos, las que pensamos que Dios nos está pidiendo cosas imposibles de hacer, las que no somos capaces de ver más allá de nosotras y de confiar en que Dios sí puede, que Dios sí es Poderoso, que Dios sí tiene el control y que puede hacer más allá de lo que pensamos en nuestra mente finita.

Efesios 3:20

“Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades,  por los siglos de los siglos.  Amén.”


          Puedes pensar en cada cosa buena que has experimentado…Dios puede hacer más que eso.

          Puedes pensar o imaginar cosas más allá de tu experiencia…Dios puede hacer más que eso.

          Puedes imaginar cosas buenas que están más allá de lo que puedas llegar a nombrar…Dios puede hacer más que eso.


          Dios puede hacer más que eso…contigo, con tu vida. ¿Vas a responder en fe? ¿Vas a dar pasos de gigante como los de Moisés? ¿Vas a avanzar sin poner en la balanza lo que te va a costar servir a Dios? Tienes al Invisible de tu lado, tienes al Hijo abogando por ti, tienes al Espíritu Santo  guiándote a cada paso del camino.


Mateo 19:29

Y cualquiera que haya dejado casas,  o hermanos,  o hermanas,  o padre,  o madre,  o mujer,  o hijos,  o tierras,  por mi nombre,  recibirá cien veces más,  y heredará la vida eterna.


          Cualquiera que sacrifique los deleites y las comodidades de este mundo por el servicio a Dios, será recompensado, no en lo material sino en lo espiritual, que es, sin lugar a dudas, lo que nunca pierde su valor. 

          Jim Elliot dijo "No es un tonto aquel que da lo que no puede retener para ganar lo que nunca podra perder". Jim Elliot y los otros cuatro misioneros que perdieron la vida en la selva de Ecuador en 1958 estaban convencidos de que la salvación de los Aucas valía el riesgo de perder su vida. Quizás estés teniendo temor de perder algo material, una posición social, un trabajo, una vida cómoda, posesiones materiales...sea lo que sea,
ten una fe que pone a Dios por delante de todo lo demás y vive conforme a esa fe. No importa lo que pierdas, no importa lo que dejes atrás, Dios no es deudor de nadie. Confía en eso.


          Contenta en  Su servicio,


    Edurne


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