Tibieza espiritual - 7 tipos de creyentes






Apocalipsis 3:14-22

Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén,  el testigo fiel y verdadero,  el principio de la creación de Dios, dice esto:

Yo conozco tus obras,  que ni eres frío ni caliente.  ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio,  y no frío ni caliente,  te vomitaré de mi boca. Porque tú dices: Yo soy rico,  y me he enriquecido,  y de ninguna cosa tengo necesidad;  y no sabes que tú eres un desventurado,  miserable,  pobre,  ciego y desnudo.

Por tanto,  yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego,  para que seas rico,  y vestiduras blancas para vestirte,  y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez;  y unge tus ojos con colirio,  para que veas. Yo reprendo y castigo a todos los que amo;  sé,  pues,  celoso,  y arrepiéntete. He aquí,  yo estoy a la puerta y llamo;  si alguno oye mi voz y abre la puerta,  entraré a él,  y cenaré con él,  y él conmigo.

Al que venciere,  le daré que se siente conmigo en mi trono,  así como yo he vencido,  y me he sentado con mi Padre en su trono. El que tiene oído,  oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.



Laodicea era una ciudad grande e importante, con gran cantidad de población judía. Al igual que otras ciudades de la región, era un centro de adoración del César y de adoración del dios Asclepio. 


Después de que un terremoto destrozara la región en el 60 d.C., Laodicea rehusó la ayuda imperial para reconstruir la ciudad, confiando en sus propios recursos. No necesitaban ayuda, no pidieron ayuda y no querían ayuda. Laodicea era demasiado rica para aceptar ayuda de nadie. Tácito, el historiador romano, nos dice que Laodicea "se levantó de las ruinas por la fuerza de sus propios recursos, sin ayuda de nadie más.”


Era también un notable centro comercial y algunos de sus bienes se exportaban por todo el mundo. Uno de sus problemas era un pobre suministro de agua, lo que le hacía vulnerable a los saqueos y ataques. Los líderes de la ciudad eran conocidos por negociar y no pelear con cualquier enemigo potencial que pudieran tener.



Elogio a la Iglesia


No hay ninguna palabra de elogio a la iglesia de Laodicea




Condena a la Iglesia



Yo conozco tus obras,  que ni eres frío ni caliente.  ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio,  y no frío ni caliente,  te vomitaré de mi boca. Porque tú dices: Yo soy rico,  y me he enriquecido,  y de ninguna cosa tengo necesidad;  y no sabes que tú eres un desventurado,  miserable,  pobre,  ciego y desnudo.


Esta imagen de tibieza inmediatamente llegaría a los creyentes de Laodicea, puesto que así era el agua que tomaban cada día. En un sentido espiritual, la tibieza da la idea de indiferencia y falta de compromiso, de estar en el medio, de no ser ni una cosa ni la otra.  


¿Hay algo peor que la religión vacía? No hay nada peor que un creyente que cree que tiene suficiente de Jesús. La iglesia de Laodicea ejemplifica la religión vacía, el corazón duro de un cristiano que es autosuficiente y que hace las cosas a su manera sin preocuparse por lo que Dios quiere para su vida. A Jesús le gustaría cambiar ese “jugar en el medio” de la iglesia de Laodicea, tratando de agradar tanto al mundo como a Dios.  


Al ser creyentes tibios los cristianos de Laodicea eran también inútiles para la obra. El agua fría refresca, el agua caliente sana, pero el agua tibia no sirve para nada. Si fueran fríos o calientes, podrían ser útiles para el Señor, pero en su condición, tan solo deseaban tener un aspecto religioso.


La iglesia de Laodicea carecía de humildad espiritual. Veían su condición espiritual y se creían ricos, creían que no tenían necesidad de nada. Ponían su confianza en la prosperidad material, en el lujo externo. No eran conscientes de su propia ceguera, ni de su condición real.




Consejo a la Iglesia


Por tanto,  yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego,  para que seas rico,  y vestiduras blancas para vestirte,  y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez;  y unge tus ojos con colirio,  para que veas. Yo reprendo y castigo a todos los que amo;  sé,  pues,  celoso,  y arrepiéntete. He aquí,  yo estoy a la puerta y llamo;  si alguno oye mi voz y abre la puerta,  entraré a él,  y cenaré con él,  y él conmigo.





Jesús desafía a los creyentes en Laodicea a:

- “comprar de él para que sean ricos” - El cambio de los creyentes de Laodicea tenía que comenzar por comprender su pobreza espiritual. Debían aprender a confiar en Dios en lugar de confiar en ellos mismos. Serían ricos si recibieran las riquezas de Jesús. Se puede “comprar de Jesús” al poner toda nuestra confianza en Él.

- “ungir sus ojos con colirio” – Debían abrir sus ojos espirituales y recibir el remedio para su ceguera de parte de Jesús.

- “arrepiéntete” – El arrepentimiento debe ser una decisión personal de dar un giro de 180º y transformarse completamente.


El amor de Jesús por la iglesia se expresa a través de su reprensión - 


Hebreos 12:3-7

Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo,  para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. Porque aún no habéis resistido hasta la sangre,  combatiendo contra el pecado; y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige,  diciendo: Hijo mío,  no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él; Porque el Señor al que ama,  disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo.  Si soportáis la disciplina,  Dios os trata como a hijos;  porque  ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?


Y ese amor también se hace manifiesto al extenderles la Gran Invitación: Él llama a la puerta y llama, queriendo entrar a cenar con el creyente, en el sentido de compartir, de dar calor a ese corazón tibio. Esta idea de Jesús a la puerta se aplica tanto a inconversos como a creyentes, e indica Su deseo de tener una relación íntima y cercana con cada una de nosotras.



Desafío a la Iglesia


Al que venciere,  le daré que se siente conmigo en mi trono,  así como yo he vencido,  y me he sentado con mi Padre en su trono. El que tiene oído,  oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

Al que venza, le daré el privilegio de sentarse con Jesús en el trono. Incluso los creyentes en Laodicea podrían tener la oportunidad de vencer si se arrepentían de su vanidad y de su autosuficiencia. Aquellos que batallen contra la indiferencia y la falta de compromiso recibirán la recompensa especial de compartir el trono de Dios.



La Iglesia de Laodicea y el Creyente Actual


La iglesia de Laodicea representa a los creyentes que están demasiado llenos del mundo para encontrar felicidad en el Jesús y que, al mismo tiempo, están demasiado llenos de Cristo como para ser plenamente felices en el mundo.

Mientras sigamos siendo creyentes que sólo nos preocupemos por calentar la banca de los domingos en la iglesia, que finjamos amar a Cristo, que lo llamemos Señor sin obedecer Sus mandamientos y que tengamos un corazón tibio ante Él, no solo viviremos estancados y ciegos espiritualmente, sino que haremos un enorme daño a nuestras iglesias y a nuestros hermanos en la fe.

¿Eres del tipo de creyente que desempolva la Biblia los domingos y tiene que buscarla por toda la casa antes de poder salir? ¿Eres del tipo de creyente que está a medio camino entre Jesús y el mundo? ¿Que no quiere parecer radical ante las personas que nos creyentes ni carnal ante sus hermanos en la fe?

No seas una creyente tibia. Que todo el mundo pueda ver la luz de  Cristo brillando a través de ti.



Contenta en Su servicio,

Edurne

A partir de esta semana podrás descargar la serie completa en el grupo “Archivos y Descargas de El Viaje deuna Mujer”.


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