10 hábitos a evitar dentro del matrimonio
1. Hablar con
rudeza.
Las palabras
importan, así que debemos escogerlas con mucho cuidado. Permitir palabras duras
y desagradables contribuye a que el matrimonio se deteriore. Hay que tener en
cuenta que, una vez que las palabras salen de nuestra boca, no pueden borrarse
sin dejar efecto. Busquemos ser parejas que hablan con gracia y, sobre todo,
con respeto.
Proverbios 31:26
- Abre su boca con sabiduría, y la ley de
clemencia está en su lengua.
2. Rehuir la intimidad sexual.
Cuando la
rutina y la vida ocupada ponen freno a nuestra relación íntima dentro de la
pareja, ponemos freno a una parte importante de nuestro matrimonio. Debemos
procurar que el día a día no consuma todo nuestro tiempo y atención y perdamos
intencionalidad en nuestra relación.
1 Corintios
7:3-5 - El marido cumpla con la mujer el
deber conyugal, y asimismo la mujer con
el marido. La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su
propio cuerpo, sino la mujer. No os
neguéis el uno al otro, a no ser por
algún tiempo de mutuo consentimiento,
para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de
vuestra incontinencia.
3. El deseo de alabarse a uno
mismo.
Muchas veces
sin darnos cuenta pensamos que la vida gira a nuestro alrededor. Y hay otras en
las que nos gusta tener razón, sacamos excusas y buscamos culpables a nuestro
alrededor. Procurar tener un matrimonio que trate sobre mí misma, es levantar
un ídolo en mi corazón.
Éxodo 20:3 - No tendrás dioses ajenos delante de mí
4. Un espíritu impaciente y
legalista.
Debemos
recordar que un matrimonio está formado por dos pecadores. Los dos fallamos,
los dos pecamos, ninguno de los dos estamos por encima de otro.
Romanos 3:23
- por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios
5. Falta de integridad.
Necesitamos
matrimonios en los que podamos confiar el uno en el otro, en los que la integridad,
la sinceridad y la honestidad estén a la orden del día.
Proverbios 31:11
- El corazón de su marido está en ella
confiado, y no carecerá de ganancias.
6. No apoyar a nuestra pareja.
No olvidemos
que, dentro del matrimonio, nuestra pareja es el aliado, no el enemigo. Es
maravilloso tener un apoyo al lado a través de las tormentas de la vida. Una
persona sola puede ser atacada y vencida con facilidad, pero dos pueden
ayudarse y salir adelante.
Eclesiastés
4:12 - Y si alguno prevaleciere contra
uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto.
7. Darle nuestra lealtad a familia y
amigos antes que a la pareja.
Una vez que
nos casamos somos una sola carne con nuestra pareja. Nuestras familias siguen
siendo importantes, pero la lealtad hacia nuestra pareja debe prevalecer.
Génesis 2:24
- Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su
madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.
8. Un corazón amargado y al que le
cuesta perdonar.
Las raíces de
amargura y la falta de perdón son como el beso de la muerte dentro de un
matrimonio y, mientras dejemos que estas actitudes reinen en la pareja,
estaremos fuera de la voluntad de Dios.
1 Corintios
13:4-5 - El amor es sufrido, es benigno;
el amor no tiene envidia, el amor
no es jactancioso, no se envanece; no
hace nada indebido, no busca lo
suyo, no se irrita, no guarda rencor;
9.
Ser emocionalmente distantes.
Cuando una
pareja se enfada y uno de los dos no desea hablar, poner las cosas sobre la
mesa y sacar lo que hay en el corazón, se distancia emocionalmente del otro.
Efesios 4:26-27 - Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni
deis lugar al diablo.
10. Mantener una agenda demasiado
apretada.
Las agendas
apretadas nos quitan el tiempo para algo tan sencillo como hablar y
comunicarnos de manera regular. Tenemos que invertir tiempo en nuestra relación
matrimonial porque, después de nuestra relación con Dios, es la relación más
importante.
Proverbios
31:10 - Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa
largamente a la de las piedras preciosas.
Contenta en Su
servicio,
Edurne
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