Tiempo de crecer





Eclesiastés 3:1

“Todo tiene su tiempo,  y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.”


Eclesiastés dice que todo tiene su tiempo: hay tiempo para nacer, para morir, para llorar, para reír, para sembrar, para recoger...

...y también debe haber un tiempo para crecer.


Y el momento es ahora. 

En muchas de nuestras congregaciones nos encontramos con creyentes que tienen 10, 20, 30 años en el Señor y que vemos que siguen exactamente igual. Siguen en el mismo lugar, sin moverse ni un ápice.


No nos vayamos tan lejos, mirémonos nosotras mismas y preguntémonos: desde el momento en el que conocimos a Cristo hasta ahora, ¿hemos avanzado? ¿Es nuestra relación con Dios más firme? ¿Es nuestra vida espiritual más profunda? ¿Es nuestro compromiso con el servicio al Señor mayor? ¿O seguimos en el mismo sitio?


¿Hemos pasado de la leche espiritual...

1 Pedro 2:2

desead,  como niños recién nacidos,  la leche espiritual no adulterada,  para que por ella crezcáis para salvación

...a las viandas? ¿A la comida sólida? ¿O seguimos con el biberón? 

1 Corintios 3:1-2

De manera que yo,  hermanos,  no pude hablaros como a espirituales,  sino como a carnales,  como a niños en Cristo. Os di a beber leche,  y no vianda;  porque aún no erais capaces,  ni sois capaces todavía.


Estamos tan acostumbradas a la leche, nos gusta tanto, que nos volvemos como Peter Pan, rehusándonos a crecer a la vida adulta y empeñándonos en quedarnos en la comodidad de ser bebés espirituales. Ser un bebé espiritual implica despojarse de toda responsabilidad y esperar que sean los demás los que hagan todo por ti. Al final, nos llegamos a creer que no crecemos porque otros no nos enseñan lo suficiente, porque otros nos han tratado mal, porque otros no han estado pendiente de nosotras...


…olvidándonos de nuestra responsabilidad individual e ineludible de ocuparnos de nuestra salvación con temor y temblor (Filipenses 2:12).


Efesios 6:1-2 nos anima a dejar de ser “niños” y Hebreos 6:1-2 nos dice que “dejemos ya los rudimentos de la doctrina”. En otras palabras ¡crezcamos! Avancemos en nuestro conocimiento de Él. Seamos transformadas hoy en la imagen de Cristo (2 Corintios 3:18), no mañana, no en el futuro, hoy. 

Es tiempo de crecer. Es tiempo de poner en acción la Palabra de Dios. Es tiempo de ocuparnos de buscar a Dios y vivir cada aspecto de nuestras vidas conforme a Su voluntad. Es tiempo de remangarnos y ocuparnos de nuestra vida espiritual en serio, con ganas de ser transformadas.


Que la oración, la lectura y el estudio personal de la Biblia y la comunión con otros hermanos sean una prioridad en nuestra vida. No hay soluciones mágicas ni tips fáciles para asegurar nuestro crecimiento. Tan solo (¡que ya es bastante!) necesitamos disciplina, esfuerzo y constancia. 

Y darnos cuenta de que el tiempo de crecer es hoy.


Contenta en Su servicio,

Edurne

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