Mujer virtuosa – Manos ocupadas






Proverbios 31:13-15; 21-22

Busca lana y lino,
Y con voluntad trabaja con sus manos.
Es como nave de mercader;
Trae su pan de lejos.
Se levanta aun de noche
Y da comida a su familia
Y ración a sus criadas.
No tiene temor de la nieve por su familia,
Porque toda su familia está vestida de ropas dobles.
Ella se hace tapices;
De lino fino y púrpura es su vestido.

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Busca lana y lino, y con voluntad trabaja con sus manos.
Es como nave de mercader; trae su pan de lejos.


Una mujer virtuosa es una mujer que se mantiene ocupada en su hogar (más adelante veremos que esto no es incompatible con que se ocupe también en el trabajo fuera del hogar). En estos versículos la vemos comprando lana y lino para hacer ropa y tapices, comprando pan, cocinando y organizando el trabajo doméstico.  

Obviamente, hoy en día no tenemos que hacer muchas de las cosas que hacía esta mujer: la mayoría de nosotras no nos hacemos nuestras ropas, así que no tenemos que ir buscando telas que comprar; tampoco nos hacemos tapices ni tenemos que recorrer largas distancias para comprar pan (¡aunque la escasez que vivimos en Venezuela nos hace practicar esto de ser “virtuosas” caminando lejos para conseguir pan!).

Pero el concepto sigue vigente: el hogar necesita trabajo, necesita esfuerzo, necesita voluntad.  Esta mujer virtuosa es un ejemplo en cuanto a la ética del trabajo.

Yo lo he dicho muchas veces: de todos los trabajos que he tenido a lo largo de mi vida, el más duro es el trabajo del hogar. Es ese trabajo que nunca se termina, que no toma vacaciones y que puede llegar a ser agotador. Pero es también ese trabajo necesario para la buena marcha de un hogar.

Una mujer virtuosa sabe mantenerse ocupada y hace buen uso de su tiempo. Es diligente y productiva. Es disciplinada y hace que le rindan las horas del día. Es también una mujer de equilibrio y de prioridades.

Efesios 5:15-17

Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.”


Con voluntad” traduce la palabra hebrea khay’fest que significa que encuentra deleite en la labor que hace para su familia.

¿Deleite?

Limpiar, lavar, planchar, cocinar, recoger, ordenar y toooooodo lo demás que implica cuidar de un hogar lo hacemos, generalmente, porque tenemos que hacerlo, porque sabemos que es necesario, porque entendemos que es beneficioso para la buena marcha de nuestra familia. Pero, ¿lo hacemos con deleite? Te soy sincera, generalmente yo no. Y, a la luz del ejemplo de esta mujer virtuosa, eso es algo que debo cambiar y comenzar a hacer las cosas con voluntad, con deleite y no por simple obligación.

Se levanta aun de noche
Y da comida a su familia
Y ración a sus criadas

Una mujer virtuosa es una mujer que comienza el día temprano y planifica su día. Levantarnos temprano nos da ese tiempo a solas para tener nuestro devocional y nuestro tiempo de oración con el Señor. Nos da la oportunidad también de planificar y anotar todo lo que hay que hacer en ese día antes de que comience.

La mayoría de nosotras no tenemos criadas en nuestros hogares modernos, pero tenemos personas en casa con las que podemos repartir y organizar el trabajo en el hogar. ¡No somos menos virtuosas por repartir las tareas domésticas! Algo que intento inculcar a mis hijos desde muy pequeños es que, como familia, somos un equipo, y todos debemos contribuir para que nuestro equipo funcione bien.

No tiene temor de la nieve por su familia,
Porque toda su familia está vestida de ropas dobles.

Una mujer virtuosa es una mujer que está preparada para los cambios. No importa que haga frío o calor, se ajusta a cada época y cada temporada sin sobresaltos. Y esto va más allá de la ropa. Una mujer virtuosa está preparada para saber y suplir aquellas cosas que su familia necesita en cada momento.

Ella se hace tapices;
De lino fino y púrpura es su vestido.

Una mujer virtuosa es aquella que se ocupa de la apariencia de su hogar. Y esto no tiene que ver con tener un hogar lujoso o con tener que gastar dinero para embellecerlo. Yo he visto hogares en la selva muy, muy humildes, con suelo de tierra, paredes de barro y techo de palma en los que se nota la mano de una mujer: un lugar ordenado y aseado, unas flores recién recogidas puestas en un vaso, una cesta como centro de mesa, una cama tendida, olla relucientes y bien alineadas en una pared… cosas sencillas.

¿Tienes la oportunidad de comprar o de hacer tú misma “tapices” – cortinas, mantas, tapetes… para tu hogar? Maravilloso. ¡Pero que no la tengas no quiere decir que no puedas ser virtuosa!




Para pensar:

Uno de los males de nuestro siglo es el exceso de ocupación. La sensación de que siempre tenemos que estar haciendo algo. Pero, en realidad, tanto la vagancia como el exceso de ocupación nos alejan del equilibrio necesario para mantener nuestras prioridades en orden y para administrar nuestro hogar de manera efectiva.

Algo con lo que también debemos tener cuidado en todo momento en esta sociedad moderna son los “roba tiempos”, esas cosas que, sin darnos cuenta, nos hacen perder tiempo todos los días: la televisión, el internet, Facebook!, el celular…

Toma un tiempo para pensar en la manera en la que estás cumpliendo con tu labor en el hogar, en tus prioridades, en qué gastas el tiempo cada día y en cómo puedes repartir el trabajo del hogar entre los miembros de tu familia. Piensa en qué cambios puedes hacer para ser más efectiva en el hogar. 


Contenta en Su servicio,

Edurne



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