Mujer virtuosa - Mujer prudente
Proverbios
31:26
“Abre su boca con
sabiduría,
Y la ley de clemencia está en su lengua.”
Y la ley de clemencia está en su lengua.”
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“La casa y las riquezas son herencia de los
padres, pero don de Jehová es la mujer prudente” – Proverbios 19:14
¿Alguna vez has abierto
la boca y has dicho algo que desearías no haber dicho? ¿Alguna vez te has visto
en medio de una conversación en la que has hablado de manera que ni siquiera
esperabas?
Una de las cosas que
más me cuesta controlar es mi boca. Me temo que no soy muy virtuosa en este
aspecto. O, digamos, que es una de las partes de mi camino hacia la virtud en
la que más tengo que trabajar.
Y te lo digo con una
punzadita en el corazón, no creas. Si hubiera sido más prudente, si me hubiera
callado más, si hubiera dicho las cosas de otra forma, muchas cosas habrían salido
de otra forma.
Una mujer virtuosa es
una mujer que sabe cuándo hablar, sabe cómo hablar y sabe cuándo callar. Es una
mujer que tiene el corazón lleno con la verdad de Dios y toma tiempo para
permanecer cerca de Él en oración y que deja que el Espíritu transforme su vida
día a día.
La mujer de Proverbios
31 sabe que lo que sale por nuestra boca revela nuestro carácter verdadero, lo
que realmente hay en nuestro corazón. Aquello que no podemos disfrazar –
“¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar
lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca.”
Mateo
12:34
Podemos poner una
fachada durante un tiempo, pero nuestro corazón verdadero será revelado en un
momento u otro a través de nuestras actitudes, nuestro discurso y nuestras
acciones.
Una mujer virtuosa
habla con sabiduría, con prudencia y clemencia porque eso es lo que hay en su
corazón. Es una mujer que camina día a día muy cerca de Dios y que está
controlada por el Espíritu Santo. Es una mujer que se propone controlar su boca
(Salmo 17:3) y que decide que todo lo que hable sea grato para Dios y para
otros (Salmo 19:14).
Como hijas de Dios,
debemos preocuparnos por tomar el tiempo de evaluar las situaciones en las que
nos encontramos antes de abrir nuestra boca. Somos mujeres sabias cuando
filtramos nuestros pensamientos, motivos y deseos a través de la Palabra de
Dios para que, en el momento de hablar, seamos ejemplo de prudencia y
clemencia.
Salmo
37:30-31
“La boca del justo habla sabiduría,
Y su lengua habla justicia.
La ley de su Dios está en su
corazón;
Por tanto, sus pies no
resbalarán.”
Para pensar: A veces hablamos a la ligera
sin tener presente que Dios está con nosotras en cada momento. Hablamos a
destiempo, hablamos mal, hablamos mucho y no usamos la boca para bendecir a
otros ni para edificar.
En nuestro siglo XXI
debemos mostrar nuestra sabiduría no solamente en lo que decimos, sino también
en lo que escribimos. ¿Ese mensaje que envías en Facebook a otra persona
sacando todo lo que llevas dentro porque “es tu deber” decirle cuánto se ha
equivocado o qué mal hace las cosas? Está de más. ¿Ese comentario en el que te
burlas de otro? ¿Esa publicación que utilizas para hacer escarnio de alguien?
¿Ese chisme que disfrazas de motivo de oración? Sobran.
Las redes también nos
dan muchas veces la falsa valentía de decirle a otro cosas que jamás nos
atreveríamos a decirle en persona.
¿Somos cuidadosas con
lo que decimos, y con cómo lo decimos? ¿Nos hacemos “valientes” y nos escudamos
en las redes sociales para descargarnos con otras personas sin pensarlo dos
veces? Evalúa hoy todo aquello que sale de tu boca y haz un examen sincero en
oración. Después, haz los cambios que sean precisos para convertirte en una
mujer prudente que usa sus palabras con sabiduría.
Contenta en Su servicio,
Edurne
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Lei esta mañana los versiculos que mencionas en la foto del articulo y se pusieron como una luz intermitente esta tarde que pasé por un momento complicado. Gracias!!!
ResponderEliminarAh gloria a Dios Raquel!! me alegro por eso. Besos!
EliminarHola! Desde que encontré tu blog he venido haciendo los devocionales. Muy profundos y aplicables. Gracias por tu labor para el Señor! Dios te siga usando por medio de su Espíritu Santo y su palabra. Lo compartí en Facebook y Google+. Bendiciones desde Colombia!
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