8 razones para el sufrimiento
Desastres naturales,
actos terroristas, injusticia, enfermedades incurables... todas estas
experiencias nos llevan al sufrimiento y pueden hacer que nos cuestionemos el
amor y la bondad de Dios.
La misma pregunta que
vemos en Job y en los Salmos sigue vigente ¿Por qué sufre el justo? ¿Por qué
tengo que pasar por esto? ¿Por qué tengo que sufrir? ¿Cuál es la razón de que
esté viviendo esta situación tan difícil?
No tengo una respuesta
para eso, pero no por eso debo dejar de confiar en Dios. Sólo puedo sumergirme
en Su Palabra e intentar buscar algunas razones para el sufrimiento.
Jeremías dice que Dios
tiene planes y propósitos de bien para nuestra vida (Jeremías 29:11). Romanos
dice que todo lo que sucede Dios lo puede usar para nuestro bien (Romanos 8:28).
Pero a veces, el dolor
es tan grande, que no hayamos consuelo en esos versículos. Por eso es que nos
viene bien recordar alguna de las razones por las que nos enfrentamos al
sufrimiento.
1 - Recordarnos que vivimos en un
mundo pecaminoso que necesita redención. No estamos en el cielo. No estamos
en nuestra morada eterna, no estamos en el lugar en el que ya no habrá dolor,
ni lágrimas ni enfermedad (Apocalipsis 21:1-4). No todavía. En la tierra somos
extranjeros y peregrinos, este no es nuestro lugar y, mientras estemos aquí,
sufriremos de una manera u otra.
Romanos 8:20-23
“Porque la creación fue
sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó
en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud
de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que
toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; y
no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del
Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la
adopción, la redención de nuestro cuerpo.”
2 - Conocer la disciplina amorosa
de Dios. No todo el sufrimiento llega como disciplina del Señor ni mucho
menos, pero sí parte de él. ¿Cómo estás viviendo? ¿Está la disciplina del Señor
llegando a tu vida? Tómalo como una prueba de amor y como un llamado a cambiar
el rumbo.
Hebreos 12:6-7
“Porque el Señor al que
ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la
disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el
padre no disciplina?”
3 - Ayudarnos a poner la mira en las cosas celestiales y no en las
terrenales. El sufrimiento nos ayuda a mantener nuestra mirada puesta en Dios. Nos
ayuda a fortalecernos en Él y no en nosotras mismas. Nos ayuda a depender de
Dios en todo momento.
Colosenses 3:1-2
“Si, pues, habéis
resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a
la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la
tierra.”
4 - Hacernos más como Cristo. Como creyentes, queremos parecernos más y más a Cristo cada día,
anhelamos tener más y más Su carácter, ser más y más como Él… y nos olvidamos
de lo que Él sufrió. Jesús fue despreciado, fue odiado, humillado, maltratado.
Jesús fue golpeado, azotado, colgado en una cruz. ¿Queremos parecernos a Él
pero sin sufrimiento? Me temo que eso no es posible.
Romanos 8:29
“Porque a los que antes
conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de
su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos”
5 - Hacer ver a los perdidos su necesidad de Dios. Tu sufrimiento, tus
problemas, tus luchas, y, sobre todo, la manera en la que los vives, la manera
en la que te aferras a Dios para pasar por ellos, son un testimonio vivo de nuestra
necesidad de Dios y de cómo Él es nuestro socorro en la tribulación. Las
personas que no conocen a Cristo van a verlo a través de ti, a través de tu
vida, de tus palabras y de tus acciones.
Salmo 119:67
“Antes que fuera yo
humillado, descarriado andaba; Mas ahora guardo tu palabra”
6 - Encontrar nuestra fortaleza en Jesús. Cuando reconocemos a
Dios en medio de nuestro sufrimiento, cuando lo vemos en medio de nuestro
dolor, nos hacemos conscientes de que solas no podemos superarlo y damos el
espacio necesario para que Él nos ayude y nos dé la fortaleza para seguir
adelante.
2 Corintios 12:9
“Y me ha dicho: Bástate
mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena
gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder
de Cristo.”
7 - Revelar lo que hay en nuestro corazón. Es en medio de la
adversidad que vemos lo que hay en nuestro corazón. ¿Qué muestras cuando estás
en sufrimiento? ¿Confianza en Dios o cuestionamiento a sus métodos? ¿Fe o
malestar con el Señor?
Deuteronomio 8:2
“Y te acordarás de todo
el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el
desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón,
si habías de guardar o no sus mandamientos.”
8 - Apoyar y ser apoyados por otros creyentes. En los momentos
difíciles el cuerpo de Cristo es necesario. De la misma manera que nosotras
necesitamos de hermanos y hermanas en la fe que nos acompañen, nos sostengan y
nos ayuden, también otros necesitan de nuestro consuelo y nuestro amor. Seamos
de bendición en todo momento.
2 Corintios 1:3-4
“Bendito sea el Dios y
Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda
consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que
podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por
medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.”
Contenta en Su servicio,
Edurne
que gran ensenanza ! Gracias Edurne por tus lecciones de vida. Nuestra confianza debe ser fijada en JESUS. Gracias Hermana que mi SENOR te siga usando para su Gloria es mi oracion .
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