Rut- capítulo 2
En
este capítulo 2 del libro de Rut tenemos a Noemí y a su nuera Rut en Belén.
Noemí llegaba con el corazón destrozado después de haber perdido a su esposo y
a sus hijos de manera trágica mientras estaban en Moab. Y Rut llegaba con el
dolor de haber perdido a su esposo, pero también con el deseo de conocer a ese
Dios de su suegra.
¿Alguna
vez has llegado nueva a algún lugar? Quizás no has hecho un cambio tan drástico
como Rut de cambiar de país, pero seguro que has vivido algún “nuevo comienzo”.
Una nueva ciudad. Un nuevo trabajo. Una nueva carrera. Una vida nueva como
recién casada. Tu primer día como mamá. El primer día en el que todos tus hijos
salieron de casa… ¿recuerdas alguno?
Yo
he tenido la oportunidad de vivir en varios lugares y siempre es emocionante la
perspectiva de comenzar en un nuevo lugar a pesar de las circunstancias.
Recuerdo
el día en el que llegué a Puerto Ayacucho. Esta última mudanza representaba un
cambio en toda regla. ¿Cómo meter 29 años de vida en dos maletas? Es imposible,
te lo aseguro. Lo intenté. Al final, después de intentarlo mucho, me vine,
además de con la ropa, con mi vestido de novia, tres o cuatro libros que de
ninguna manera podría haber dejado atrás, algunas fotos y una Biblia de estudio
que me habían regalado.
El
viaje de Caracas a Puerto Ayacucho duraba por aquel entonces 14 horas. Y había
que cruzar tres ríos en chalana (ahora solamente hay que cruzar el Orinoco así,
sobre los otros dos ya han puesto puentes). Recuerdo que cuando comenzó a
amanecer después de toda la noche en ese autobús que botaba de un lado a otro
por los huecos del camino, tan solo veía campo y campo y más campo. Cruzamos
una chalana. Más campo. Cruzamos otra. Más campo. Y yo pensaba “Señor ¿a dónde
voy?”. Cruzamos la última chalana para poder cruzar el río Orinoco y ya no hubo
más campo. Comenzó a verse la vegetación, las montañas, el verde. La selva.
Selva, selva, selva. Y después, Puerto Ayacucho.
Cuando
me bajé del autobús me dolía todo el cuerpo. Estaba cansada. Empapada por una
gotera en el aire acondicionado del bus. Bajé entre empujones, sentí el vapor
húmedo tan típico de la zona que te deja sin respiración, vi el lugar, tan
diferente a cualquier cosa que hubiera conocido antes… y sonreí. Quizás no era
el mejor lugar del mundo, pero era el lugar al que Dios me había llevado. Era mi lugar.
Seguramente
por la cabeza de Rut no pasó jamás que tendría que comenzar de nuevo en un
lugar distinto. Y menos que tendría que hacerlo sola. Pero Rut no había llegado
a Belén por descarte o porque no tenía ningún lugar mejor al que ir. Rut había
llegado a Belén en pos del Dios verdadero. A pesar de lo desesperado de su
situación como viuda sin hijos, Rut tenía ánimo. Tenía esperanza. Y, sobre todo
tenía al Señor de su lado.
Rut
es la única mujer en la Biblia a la que se llama virtuosa de manera explícita
(Rut 3:11). Y, conociendo Proverbios 31, una sabe que el listón de la virtud
¡está muy alto! En este capítulo ya comenzamos a atisbar algunos de los rasgos
de carácter que la distinguen como una mujer virtuosa.
Rut era
una mujer decidida y valiente
Rut
2:2 “y Rut la moabita dijo a Noemí: Te ruego
que me dejes ir al campo y recogeré espigas en pos de aquel a cuyos ojos
hallaré gracia. Y ella le respondió: Ve, hija mía.”
Rut
no esperó a ver qué pasaba con ella y con su suegra. Decidió ir a un campo y
recoger espigas como sustento para ambas mujeres. No conocía a nadie en Belén.
No sabía ante quién hallaría gracia. No tenía seguridad de nada, pero igual
fue.
Rut
llegó al campo de Booz y espigó en pos de los segadores (Rut 2:3). Levítico
19:9-10 mandaba a los segadores en Israel no cosechar sus campos completamente.
Ellos debían siempre dejar algo atrás y dejar también sin recoger aquello que
se les cayera. Esto servía como ayuda para los pobres y necesitados que
encontraban de esa manera algo para su sustento.
Josué 1:9
“Mira que te mando que
te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios
estará contigo en donde quiera que vayas”
No
somos decididas o valientes porque creemos que somos Superwoman o la mujer maravilla. Podemos ser decidas y valientes
porque creemos en un Dios que estará con nosotras en cualquier situación que
atravesemos. En un Dios que nos dará la fuerza, el valor y el aliento para continuar.
“Aconteció que aquella parte del campo era de
Booz, el cual era de la familia de Elimelec” (Rut 2:3). La mano de Dios en
acción. Él siempre está haciendo algo aunque nosotras no seamos capaces de
verlo hasta después.
Dios,
en Su providencia maravillosa, guio a Rut al campo de Booz. Al campo del
pariente de Elimelec que podía redimirlas (Rut 21). Booz no solo era pariente
de Elimelec, sino que era un hombre rico. El término que se emplea aquí no se
refiere necesariamente a riqueza material, sino que habla de que era un hombre
con cualidades excelentes. Algo que, sin duda, vemos a lo largo de todo el
libro.
Esa
providencia también se ve en el hecho de que Booz apareciera justo en el
momento en el que Rut estaba en el campo de manera que pueda verla e interesarse
por ella (Rut 2:4-5).
Rut era
una mujer humilde
Rut
2:7a “(Rut) ha dicho: te ruego que me dejes
recoger y juntar tras los segadores entre las gavillas”.
Los
segadores hablaron a Booz sobre la actitud humilde de Rut. Era su derecho
entrar al campo y recoger espigas (Levítico 19:9-10). Si ella hubiera entrado
al campo directamente y se hubiera puesto a recoger las gavillas no podrían
haberla echado. Sin embargo. Rut hizo las cosas bien. Pidió entrar al campo y
que le dejaran espigar. Y su actitud humilde no pasó desapercibida.
Isaías 66:2
“Mi mano hizo todas
estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a aquel
que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla ante mi palabra.”
El
Dios Creador del cielo y de la tierra, el Dios que formó todo lo que existe, el
Dios por medio del cual tenemos vida, el Dios Todopoderoso, mira, está atento a aquel que es pobre y
humilde de espíritu, a aquel que teme Su Palabra. Dios se involucra en la vida
de aquellos que le temen y buscan una relación con Él.
¡Ah
cuántas veces el orgullo se mete en medio de nuestra relación con el Señor!
¡Cuántas veces dejamos que nuestros planes, nuestra manera de hacer las cosas,
nuestros gustos, nuestro sentido del tiempo interrumpan la obra de Dios en
nosotras!
Dios
quiere tu corazón. Dios puede obrar grandes cosas con un corazón humilde y
rendido a Él. Pero el corazón orgulloso debe ser doblegado como un animal
salvaje para que el Señor pueda llegar a usarlo.
Rut era
una mujer trabajadora
Rut
2:7b “Entró, pues, y está desde por la
mañana hasta ahora, sin descansar ni aun por un momento”.
Rut
2:17a “Espigó, pues, en el campo hasta la
noche.”
Los
segadores de Booz le dieron también el reporte de cómo ella había estado
trabajando todo el día sin descanso. No estaba rogando por unas espigas. No
estaba viendo a ver qué conseguía. Estaba trabajando y esforzándose para
conseguir el grano que ella y Noemí necesitaban para su sustento.
Proverbios 31:17
“Ciñe de fuerza sus
lomos y esfuerza sus brazos”
El
trabajo duro, el esfuerzo, es una de las características principales de la
mujer virtuosa reflejada en Proverbios 31. Todo lo que vayas a hacer, hazlo
bien. No te quedes a medias. No estés rondando a la tarea que se te ha
encomendado ni la dejes para más tarde. ¿Qué tarea te ha sido encomendada? ¿Qué
trabajo tienes que hacer con esfuerzo? ¿Qué es eso que te cuesta hacer?
Para
mí, sin duda, es el trabajo en el hogar, el cuidado de mi casa. Siempre a
regañadientes, siempre con pocas ganas. Demasiadas veces haciendo lo mínimo
imprescindible. No. No es eso lo que el Señor demanda de mí. La tarea
encomendada, sea la que sea, debe hacerse con ánimo y dedicación. Al fin y al
cabo, se nos dice que lo hagamos todo de corazón “como para el Señor” (Colosenses 3:3) y eso debe marcar una
diferencia en nuestra manera de hacer las cosas.
Rut era
una mujer generosa
Rut
2:18 “Y lo tomó y se fue a la ciudad; y
su suegra vio lo que había recogido. Sacó también luego lo que le había sobrado
después de haber quedado saciada y se lo dio.”
Rut
no trabajaba solamente por ella. Trabajaba por ella y por Noemí. Todo lo que
conseguía era para las dos. No se guardaba nada. No escondió su comida para más
tarde ni se quedó con parte del grano. Rut dio con liberalidad y con
generosidad.
Después
de estar estos años viviendo con gente que apenas tiene nada, he podido vivir
que las personas que menos tienen son las más generosas. Quizás sea porque
saben cómo es acostarse con hambre o pasar frío o no tener cómo comprar unos
zapatos. Quizás sea porque ellas mismas han sido bendecidas por otras personas
y quieren devolver a otros el bien que les hicieron. Sea por la razón que sea,
las personas que menos tienen dan con liberalidad y las personas que más tienen
se lo suelen pensar dos veces antes de dar a otros.
Nosotras,
tengamos mucho o poco, somos llamadas a dar y a dar con liberalidad.
2 Corintios 9:7
“Cada uno dé como
propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al
dador alegre.”
Dar
es un acto de obediencia y una cuestión del corazón. No depende de la cantidad
de recursos que tengamos, sino de nuestra actitud. Dar siempre requiere un
esfuerzo por nuestra parte. No damos de lo que nos sobra. Damos de lo que
tenemos. Y confiamos en que Dios proveerá. Así es como el Señor bendice a sus
hijos.
Nosotras
somos las encargadas de sostener nuestra iglesia. Nosotras somos las encargadas
de sostener a nuestros obreros que trabajan para el Señor. Con mi clase de
escuela dominical recogemos todos los domingos una ofrenda misionera. Y todos
los domingos les digo lo mismo: “nosotros, la iglesia, somos responsables de
nuestros misioneros. Si nosotros los enviamos al campo, somos nosotros los que
debemos velar por ellos.”
¿Te
cuesta dar? Piensa que todo lo que tienes es la provisión de Dios para tu vida.
Dar a la obra de Dios, dar tus diezmos y ofrendas, sostener pastores y
misioneros no es quitarte de lo tuyo, es invertir de lo eterno. Y eso, sí o sí,
es ganancia.
¿Cuál
fue el resultado de que Rut mostrara estos rasgos de carácter?
Por
un lado, atrajo la atención de Booz hacia ella. Tras el recuento de sus
segadores, quedó gratamente impresionado con Rut. Booz había escuchado de Rut,
sabía que lo había abandonado todo para venir con su suegra y seguir al Dios
vivo (Rut 2:11-12). Pero ahora estaba constatando con sus propios ojos esa
reputación de Rut. Estaba viendo y comprobando por sí mismo que todo lo que
decían de ella era verdad.
Vemos
en todo el capítulo cómo él tuvo cuidado especial de ella:
Booz
le dice que no espigue en ningún otro campo, que se quede allí en el suyo y que
siga a sus criadas. Incluso había mandado a sus trabajadores que no la
molestaran (Rut 2:8-9)
Booz
la trata, no como a una viuda extranjera y pobre que no tiene derecho a nada,
sino como a una de sus criadas al proveerle de agua para aplacar la sed (Rut
2:9)
Booz
la sienta a comer con él, le invita a compartir su comida (Rut 2:14)
Booz
da instrucciones a sus criados de que,
no solamente dejen a Rut recoger las gavillas, sino que intencionalmente dejen
caer algunos manojos de trigo para que ella pueda recogerlos (Rut 2:15-16)
¿Te
suena de algo? ¿Gracia inmerecida? ¿Misericordia? ¿Encontrarse no con lo que
uno merece sino con un trato especial? Booz es lo que se llama un tipo de
Cristo, una figura que refleja Su obra redentora en nuestro favor.
Rut
no merecía el favor de Booz. Nosotras no merecíamos el favor de Dios. Y, sin
embargo, de la misma manera que Rut recibió gracia, la recibimos nosotras. No
la merecíamos. No la ganamos. Es, simplemente, el favor de Dios sobre nuestras
vidas.
“Es la relación de Booz y Rut una imagen de la relación de Jesús con la iglesia. Como Rut, el pecador está fuera de la familia de Dios. Pero Dios tomó la iniciativa y proveyó de una manera para que seamos parte de Su familia por medio de la fe en Jesucristo (Efesios 2:10-22)” – Warren Wiersbe, Be committed
Por
otro lado, al final del capítulo 2 recuperamos a Noemí. Ya no es Mara. Vuelve a
ser una mujer con alabanza en su boca en lugar de amargura. Vuelve a ser esa
mujer que, de una manera u otra, influyó lo suficiente en su nuera como para
que ella decidiera ir en pos de su Dios.
Rut 2:20
“y dijo Noemí a su
nuera: Sea él bendito de Jehová, pues que no ha rehusado a los vivos la
benevolencia que tuvo para con los que han muerto”
Noemí
está comenzando a darse cuenta de la providencia de Dios, del plan de Dios, del
propósito divino. Sabe que no es casualidad que Rut llegara al campo de Booz.
Sabe que no es casualidad que Booz sea un pariente que puede redimirlas.
Ella
está empezando a darse cuenta también de que el Señor no la ha abandonado. Él
seguía con Noemí de la misma manera que está contigo hoy. Dios no te abandona
ni te deja sola. Dios no se aleja de ti ni se desentiende de tu vida.
Salmo 9:9-10
“Jehová será
refugio del pobre;
refugio
para tiempo de angustia.
En ti
confiarán los que conocen tu nombre.
Por
cuanto tú, oh Jehová, no desamparaste a los que te buscaron”
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Muy bueno amada hermana, que sea el Espíritu Santo, llenándola de sabiduría de lo alto y amor para sembrar.
ResponderEliminarGracias Monica :) Bendiciones!!
ResponderEliminarBendiciones en su ministerio!!!, es un deleite el estudio de la palabra.
ResponderEliminarbuenas noches hermana Edurne, Dios nuestro Señor la continue llenando de sabiduria para bendecirnos a nosotros aqui en Argentina. Soy Graciela LG me ayudo mucho seguir los cap 1 y 2 de Ruth.
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