Filipenses 3
Las
circunstancias y las personas pueden robarnos el gozo, tal y como hemos visto
en los capítulos 1 y 2 de Filipenses. En este capítulo 3 Pablo habla sobre las
cosas y sobre su influencia en nuestra vida también como “roba gozo”.
Este
capítulo se enfoca en Pablo mismo y tiene tres partes bien diferenciadas: el
pasado, el presente y el futuro de Pablo. Veamos cada una en detalle.
1 – El pasado de Pablo
Pablo
comienza el capítulo con dos exhortaciones:
“gozaos en el Señor”
(3:1)
Este es
un título apto para toda la carta. Pablo compartió con los Filipenses el
principio de tener la habilidad de regocijarse en el Señor – no en las
circunstancias o situaciones, sino en el Señor, quien hace que todo trabaje
para bien. Este gozo que permanece es adecuado para el creyente porque esto
muestra que nosotros realmente creemos en Dios, el cual está en control. Cuando
nosotros creemos esto, no es de sorprenderse que seamos llenos de gozo
“Guardaos de los
perros, guardaos de los malos
obreros, guardaos de los mutiladores del cuerpo.” (3:2)
GUARDAOS DE LOS PERROS - Esta es una referencia severa para los legalistas
problemáticos los cuales intentaban engañar a los Filipenses. “Perros” es
exactamente el término que los despreciables Judíos utilizarían en contra de
los Gentiles. Pablo dijo mucho al usar esta palabra en contra de estos judíos
influenciados por el legalismo.
GUARDAOS DE LOS MALOS OBREROS – Esto describe lo que hacen estos legalistas (obrando
maldad), y también era una palabra en contra de su énfasis de justificación
ante Dios por obras. Pablo admitiría que ellos tenían una preocupación por las
obras, pero ellos eran malos obreros.
GUARDAOS DE LOS MUTILADORES DEL CUERPO - Aquí hay otra referencia fuerte hacia la insistencia
de aquellos judíos legalistas los cuales requerían que los Gentiles hicieran la
circuncisión para convertirse en Cristianos. Todo esto era hecho con la idea de
que alguien debe ser un judío primero antes de que pudieran ser cristianos.
Si había
alguien que pudiera confiar en la carne, en sus credenciales, en lo que, a los
ojos del mundo era “bueno” y “aceptable”, era Pablo. Él mismo describe quién
era:
Filipenses 3:5-7
“circuncidado
al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de
hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto a celo, perseguidor de la
iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible. Pero cuantas
cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo.”
De
acuerdo a la época, Pablo era alguien a quien tener muy en cuenta:
En cuanto a su derecho por nacimiento –
· Pablo fue circuncidado el octavo día de
acuerdo con Levíticos 12:3.
· Pablo era del linaje de Israel, un
descendiente de Abraham, Isaac y Jacob; y por lo tanto, un heredero del pacto
de Dios con ellos.
· Pablo era de la tribu de Benjamín, una
tribu distinguida por el hecho de que dio a Israel su primer rey, Saúl (1
Samuel 9:1-2)
· Pablo era hebreo de hebreos. En ese
tiempo, muchos judíos se avergonzaron de su Judaísmo e intentaron vivir y
actuar lo más que pudieron como los griegos, algunas veces hasta el punto de
hacer que su circuncisión fuera restaurada de manera cosmética o la escondían
para que ellos pudieran disfrutar de los baños públicos romanos sin ser
percibidos como judíos. En contraste, Pablo fue criado por sus padres como
hebreo de hebreos.
En
cuanto a la ley -
· Fariseo. Esto nos habla de que entre un
pueblo élite (los judíos), Pablo era de una secta élite (los fariseos), quienes
se hacían notar por su devoción escrupulosa de la ley de Dios.
· Perseguidor de la iglesia. Pablo no era
solamente un oponente intelectual de las herejías percibidas en contra del
Judaísmo; él también era un contendiente activo en contra de ellas – aún en su
ceguera hacia Dios.
· Irreprensible. Esto muestra que Pablo
alcanzó el estándar de justicia el cual era aceptado entre los hombres de su
día – aunque este estándar estuviera corto ante el estándar santo de Dios.
En resumen, si alguien pudiera reclamar de
agradar a Dios al guardar la ley y por obras de la carne, este sería Pablo. Él
estaba mucho más calificado que sus oponentes legalistas y que hacían tal
reclamación.
Pero todas esas cosas pierden todo su
valor en el presente de Pablo.
2 – El presente de Pablo
Ahora
Pablo está en Cristo. Ahora Pablo ya no considera las “cosas” o el “estatus”
como algo en lo que gloriarse. Para él todas esas cosas son pérdida (3:7-8).
La
ganancia para Pablo no estaba en las cosas, sino en el conocimiento de Cristo
Jesús. Todo lo demás era como basura para él, no tenía importancia, no era
primordial.
¿Qué es
lo importante para ti? Yo debo de ser sincera contigo, no siempre he puesto mi
relación con Cristo por encima de las cosas materiales, de los logros
profesionales o de os anhelos personales.
Y, sin
embargo, para los que estamos en Cristo, es nuestro conocimiento de Dios y
nuestra relación con Dios lo que debe tener mayor importancia por encima de
todo lo demás. Ese debe ser nuestro presente y ese debe ser nuestro futuro.
A Pablo
no le dolía haber perdido “cosas”, haber perdido su estatus social, ni siquiera
hallarse preso en Roma. Nada de eso podía compararse con el conocimiento de
Cristo.
Filipenses 3:10-11
“a fin de
conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus
padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, si en alguna manera
llegase a la resurrección de entre los muertos.”
A fin de
conocerle: Esta era la simple petición del corazón de Pablo. Conocer a Jesús no
es lo mismo que conocer Su vida, no es lo mismo que conocer doctrina, no es lo
mismo que conocer su ejemplo morar. Conocer a Cristo implica sí o sí, tener una
relación personal con Él. Esa relación personal nos permite conocer el poder de
Dios en nuestra nueva vida y experimentarlo a plenitud.
3 – El futuro de Pablo
Filipenses
3:13-14
Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya
alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y
extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo
llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
Pablo era
plenamente consciente de que somos una obra en proceso, de que somos
imperfectas y de que es el Espíritu Santo de Dios quien nos ayuda a
desarrollarnos y a crecer. Nuestra meta como creyentes debe ser parecernos cada
día más al carácter de Cristo, pero no lo conseguiremos hasta que no estemos en
el cielo.
Por lo
tanto, cada día debemos esforzarnos en proseguir a la meta, en correr bien
nuestra carrera. Pablo proseguía por lo que Jesús quería. Su esfuerzo fue
puesto en hacer la voluntad de Dios, no la suya. Y en eso mismo debe estar
puesto nuestro esfuerzo.
Enfocarnos
en nuestro futuro debe ayudarnos también a dejar de pensar en nuestro pasado. Pablo
estaba enfocado en una cosa, y no dejaría que lo que queda atrás lo distrajera
de ello. Nosotros muchas veces dejamos que lo que queda atrás nos distraiga, ya
sea que fueran cosas buenas o malas. El ver lo que esta en el pasado muy a
menudo nos mantiene fuera de lo que Dios tiene para nosotros en el futuro.
Pablo da
una exhortación más para terminar el capítulo 3 –
Filipenses 3:17
“Hermanos, sed
imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis
en nosotros.”
Pablo no
quería que lo imitáramos precisamente a él, sino que, tal y como dice en 1
Corintios 11:1, seamos imitadores de Pablo, así como él lo era de Cristo. Nos insta
también a poner nuestros ojos en aquellos creyentes que pueden ser ejemplos
para nuestras vidas.
Y, en
esta tónica, nos habla también de los malos ejemplos que no debemos seguir:
Filipenses 3: 18-19
Porque por ahí andan muchos, de los cuales
os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz
de Cristo; el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya
gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal.
Con gran
tristeza, Pablo se da cuenta de que hay muchos que andan de una manera
contraría a lo que él enseña. Él tiene a estas personas como enemigos de la
cruz de Cristo. Aquellos que dicen una cosa y hacen otra. Aquellos que
perjudican al cuerpo de Cristo con su conducta y con sus palabras. Aquellos que
se dedican a derribar en lugar de a edificar. De esos, cuidémonos.
¿Cómo
estás viviendo tu presente? ¿Estás poniendo tu relación con Cristo por encima
de todo lo demás? ¿Te estás enfocando en el futuro, en la obra que Dios tiene
por delante para ti? ¿O estás enfocada en tu pasado? ¿O tal vez estás dando
importancia a las cosas equivocadas?
Que tu gozo
se mantenga intacto sea cual sea tu pasado, tu presente y tu futuro depende de
cómo esté tu relación con Dios. Cuídala, nútrela y haz que sea el centro de tu
vida y el motor de tu gozo.
Descarga aquí el imprimible correspondiente al capítulo 3 de Filipenses para que puedas profundizar en el estudio - Filipenses 3
Contenta
en Su servicio,
Edurne
Excelente. De gran edificación querida Edurne, mi libro favorito analizado tal y como lo requiere lo que el Señor está enseñando a mi vida.
ResponderEliminarMuchas gracias
Joanna