Historias de amor – Rut y Booz







El libro de Rut me encanta porque no solo podemos deleitarnos con el recuento de lo que sucede de manera literal con los personajes que allí aparecen, sino que se trata también de una alegoría sobre la redención de Cristo (representado por Booz) y la iglesia (representado por Rut).

Para aprender más sobre el libro de Rut puedes leer aquí la serie que hice con algunos imprimibles – Serie: Rut 

Es la de Rut y Booz una historia que nos habla sobre varios conceptos que, desgraciadamente, se están perdiendo en nuestra sociedad de hoy. Este artículo de hoy creo (espero) que no solamente va a servir a mujeres casadas, sino que va a ser útil también para mujeres que aún no se han casado y, especialmente, para jóvenes.

La historia de amor de hoy nos habla sobre respeto, habla sobre saber esperar y habla, sobre todas las cosas, de dos personas que aman, en primer lugar, a Dios. Tres ingredientes imprescindibles para que un matrimonio funcione.

Rut había pasado por un sufrimiento terrible al perder a su marido y mudarse a una tierra desconocida en la que era extranjera, pero buscaba a Dios de todo corazón. Por lo que vemos de Booz a través del libro de Rut, también él era un hombre piadoso.

Cuando estamos esperando por una pareja la cualidad más importante, aquello en lo que tenemos que fijarnos sí o sí es en su relación con Dios. ¿Es creyente? ¿Se congrega? ¿Sirve a Dios? ¿Es una persona de oración y de estudio de la Palabra? ¿Me acerco más a Dios cuando estoy con él o me hace alejarme del Señor?

Y también esto sigue siendo importante cuando ya estamos casados. Debemos cultivar nuestra relación personal con el Señor y animar también a nuestra pareja a hacer lo mismo. Una relación fluida y constante de ambos con el Señor, ayudará a que la relación dentro de la pareja sea mejor. Obviamente va a haber altos y bajos, peleas y malentendidos. Pero también va a haber perdón, gracia, misericordia, cualidades que nos da el hecho de estar cerca de Dios.

Volviendo a la relación entre Rut y Booz, vemos cómo el carácter de Rut, su humildad, el esfuerzo, su cuidado por su suegra… atrajeron la atención de Booz hacia ella. Ahora vivimos en un mundo que se mueve por las “mariposas en el estómago” en lugar de por rasgos piadosos que, en última instancia, son los que hacen hermosa a una persona, hombre o mujer.

Vemos en todo el capítulo cómo él tuvo cuidado especial de ella:

Booz le dice que no espigue en ningún otro campo, que se quede allí en el suyo y que siga a sus criadas. Incluso había mandado a sus trabajadores que no la molestaran (Rut 2:8-9)

Booz la trata, no como a una viuda extranjera y pobre que no tiene derecho a nada, sino como a una de sus criadas al proveerle de agua para aplacar la sed (Rut 2:9)

Booz la sienta a comer con él, le invita a compartir su comida (Rut 2:14)

Booz da instrucciones a sus criados de que, no solamente dejen a Rut recoger las gavillas, sino que intencionalmente dejen caer algunos manojos de trigo para que ella pueda recogerlos (Rut 2:15-16)


Rut no merecía el favor de Booz. Nosotras no merecíamos el favor de Dios. Y, sin embargo, de la misma manera que Rut recibió gracia, la recibimos nosotras. No la merecíamos. No la ganamos. Es, simplemente, el favor de Dios sobre nuestras vidas. 


“Es la relación de Booz y Rut una imagen de la relación de Jesús con la iglesia. Como Rut, el pecador está fuera de la familia de Dios. Pero Dios tomó la iniciativa y proveyó de una manera para que seamos parte de Su familia por medio de la fe en Jesucristo (Efesios 2:10-22)” – Warren Wiersbe, Be committed

David Guzik nos da una base bíblica para aconsejar a nuestros jóvenes sobre las relaciones entre creyentes:

De acuerdo a las costumbres de aquel entonces, no podríamos decir que Rut y Booz estaban “saliendo” de la manera en que lo pensamos en nuestra cultura moderna. No se les veía como pareja pasando tiempo juntos solo ellos dos; mas bien, pasaban su tiempo juntos en el contexto de grupo – los hombres y mujeres que trabajaban para Booz en la cosecha.

Desde la perspectiva de Dios, hay mucho en el “juego de las citas” que es perjudicial para formar largas y saludables relaciones. Para mucha gente, salir con alguien en una cita significa un continuo hacer y romper relaciones románticas casuales – patrones que nos enseñan mas a terminar relaciones que a hacerlas durar.

Además, “tener citas” generalmente es una manera relativamente superficial de conocer a alguien. Cada persona en una relación así tiende a ponerse una máscara para el otro. Por ejemplo, muchas mujeres han sido engañadas pensando que un hombre es bueno y agradable porque es bueno y agradable con ellas en la cita. Pues claro que lo es! Un mejor calibre para medir al hombre o la mujer es ver cómo actúan con otros en un grupo – porque, tarde o temprano, así es como te van a tratar.

Entonces, durante el período de la cosecha, Rut y Booz llegaron a conocerse muy bien – viendo cómo cada uno de ellos era en medio de un grupo, no saliendo de la manera que se hace tradicionalmente en nuestros días.

¿Qué nos enseña esta historia de amor de hoy? Personalmente, me ayuda a estar más pendiente de mi relación personal con Dios y a animar también a mi esposo en su propia relación con el Señor. Me enseña también a fijarme en las cualidades de mi esposo en lugar de solamente en sus fallos. Y me alienta a respetar y a saber esperar…algo que para mí es terriblemente difícil. Esta historia entre Booz y Rut me ayuda también a tener claros los principios bíblicos en cuanto a las relaciones que quiero inculcar a mis hijos cuando sea el momento.  

¿De qué manera puedes aplicarla tú a tu matrimonio? ¡Comparte si te animas!

Contenta en Su servicio,

Edurne



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