Amar bien (1)







Durante esta semana voy a estar hablándote sobre el amor y animándote a amar bien a las personas a tu alrededor. Es un tema muy amplio para un solo artículo, así que lo dividiré en varias partes. ¡Espero que lo disfrutes!
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Juan 13:34-35

Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.”

Estos dos versículos son un buen resumen del Evangelio:

Amaos unos a otros como Yo os he amado.
La forma en la que os améis será la muestra de que sois mis discípulos.

Pensamos muchas veces que “la marca” del creyente es lo que hace por Dios, cómo sirve, cuánto sirve, en cuántos ministerios está involucrado, cuántas ofrendas da…

En realidad, la marca de un creyente es cómo ama.

Somos llamadas a amar a los demás de tal manera que las personas que no conocen a Cristo puedan verlo a través de nosotras, no de lo que hacemos o de lo que decimos, sino de la manera en la que amamos a nuestros esposos, nuestros hijos, nuestros hermanos de la iglesia, nuestros vecinos…

Es a través del amor que Dios se acercó a nosotros. Es a través del amor que nosotros podremos acercar a otros a Cristo.

En la Escritura aparecen cuatro tipos de amor, cuatro conceptos que apelan al amor con pequeñas variaciones:

Amor eros

El amor que se siente en el cuerpo, el estado del corazón íntimamente relacionado con el sexo y la intimidad. Es insuficiente para sostener una relación a largo plazo. Refleja el amor exultante e idealista. Es el sentimiento expresado por David al ver a Betsabé o el que aparece en todo el Cantar de los Cantares. Es el amor apasionado entre un esposo y su esposa.


Amor fileo

Si eros es el amor del cuerpo, fileo es al amor del alma. Es el afecto, la amistad, el cariño que sientes por las personas parecidas a ti y que tienen los mismos intereses. Es un amor exclusivo y condicional.


Amor storge

Es el amor de la comunidad y la familia, el de la lealtad, el que emana de la relación entre padres e hijos o entre hermanos.


Amor agape

Es el amor incondicional, el amor que no cambia, el que da sin esperar nada a cambio. Es un amor tan grande que se ofrece incluso a aquellas personas difíciles de amar. Es el amor que se da aunque sea rechazado. Es el amor que se sacrifica por otros, el amor que mueve a la acción y que busca por el bienestar de los demás.

En nuestras distintas relaciones con las personas a nuestro alrededor se desarrollan en mayor o menor grado los cuatro tipos de amor. Sin embargo, el amor que somos llamadas a practicar en mayor medida es el amor agape.

El amor agape no es un sentimiento, es un acto de la voluntad. Es el amor que envió a Cristo a la cruz del Calvario. Es el amor esforzado, valiente y consciente que damos a los demás.

Antes de sumergirnos en este tema, ¿cómo dirías que amas a los demás? ¿Crees que estás amando bien? ¿Crees que estás acercando a otros a Cristo por la manera en la que les amas?

Amaos unos a otros como yo os he amado”. Toma tu Biblia y lee algunos pasajes que hablen del amor de Dios por nosotras, de la manera en la que Jesús amó a las personas a Su alrededor. Ese es el ejemplo que debemos seguir.

1 Juan 2:4-5

El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él



En la próxima entrega estaremos analizando la importancia del amor en nuestras vidas.

Contenta en Su servicio,

Edurne



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