Cómo perder la paz





En Jueces 6 vemos la historia de Gedeón. Gedeón, como todo el pueblo de Israel, estaba escondido de los madianitas, quienes llegaban cada cierto tiempo a llevarse toda la comida y a arrasar con todo lo que el pueblo de Israel tenía (te invito a leer todo el capítulo de Jueces 6 para que veas la historia completa).

Gedeón es el escogido para liberar al pueblo de los madianitas y, cuando comprende, por fin, cuál es el plan de Dios para él, levanta un altar para conmemorar que Dios es su paz, Jehová Shalom (Jueces 6:24).

Pero, antes de llegar a ese momento, fíjate en las palabras de Gedeón al ángel de Jehová cuando este le dice que Dios está con él:

Y Gedeón le respondió: Ah, señor mío, si Jehová está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres nos han contado, diciendo: ¿No nos sacó Jehová de Egipto? Y ahora Jehová nos ha desamparado, y nos ha entregado en mano de los madianitas.” Jueces 6:13

¿Cuántas veces no decimos lo mismo nosotras? ¿Por qué me pasa esto? Si Dios me ama tanto, ¿por qué permite esto? Perdemos nuestra paz, perdemos nuestra confianza en que las cosas que Dios hace siempre tienen un propósito y son para nuestro bien y Su gloria.


Gedeón había perdido la paz. El pueblo de Israel había perdido la paz.

¿De qué manera perdieron la paz los israelitas? El libro de Jueces nos da tres claves para que eso sucediera:

1 – Perdieron su visión de Dios

Jueces 21:25

En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía.

Ese es el resumen del libro de Jueces: cada uno hacía lo que bien le parecía. Habían perdido de vista a Dios, habían perdido de vista la santidad de Dios, habían perdido de vista la Palabra de Dios. No se preocupaban en hacer lo que Dios quería que hicieran, ni en caminar en obediencia, por difícil que resulte a veces, sino que se dedicaron a hacer lo que quisieron. Siguieron sus deseos, sus pasiones, sus ideas y dejaron a Dios de lado. ¿Te suena de algo?

Yo no puedo evitar pensar en este pasaje de Jueces cada vez que veo cómo está nuestra sociedad actual, en la que lo que prima es el bienestar individual, lo que uno piensa, lo que uno siente… ¿Y Dios? ¿Y lo que dice Dios? ¿Dónde queda?

Si nosotros, como creyentes, nos contagiamos de esa corriente de pensamiento, vamos a perder nuestra visión de quién es Dios de la misma manera que le pasó al pueblo de Israel.

2 – Perdieron su relación con Dios

Jueces 2:10

Y toda aquella generación también fue reunida a sus padres. Y se levantó después de ellos otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel

El conocimiento de Dios se perdió en tan solo una generación. La generación de Moisés fue sacada de Egipto, vio abrirse el mar Rojo, vio cómo Dios proveía en el desierto y cómo salía agua de una roca. La generación de Josué, la siguiente, entró en la tierra prometida. La generación que vino después se olvidó de todo eso y sus padres no fueron capaces de pasarles el conocimiento de Dios.

Este versículo siempre me hace pensar en mi papel como madre. Es mi responsabilidad pasarles a mis hijos mi fe. Una vez que sean adultos ellos decidirán por sí mismos, pero debo darles todas las herramientas a mi alcance para que decidan bien.

Si una persona no conoce a Dios, no va a conseguir tener esa paz que sobrepasa todo entendimiento (Filipenses 4:7), sino que va a depender de las circunstancias en su vida para tener más o menos paz.


3 – Perdieron su devoción a Dios

Jueces 2:11-12

Después los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová, y sirvieron a los baales. Dejaron a Jehová el Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto, y se fueron tras otros dioses, los dioses de los pueblos que estaban en sus alrededores, a los cuales adoraron; y provocaron a ira a Jehová.

Esto es consecuencia directa de la anterior. Al no ser los padres capaces de pasar su fe a sus hijos, estos se volvieron a lo que tenían alrededor: dioses paganos, ídolos, estatuas vacías.

Comenzaron a adorar todo tipo de dioses y cosas. Todo menos Dios. Y eso es una advertencia también para nosotras. ¿Qué lugar le damos a Dios en nuestra vida? Si Él viene detrás de todo lo demás, es imposible que tengamos paz porque vamos a recurrir a todo lo que está en nuestra lista antes que a Dios.




Nuestra visión de quién es Dios, nuestra relación con Dios y nuestra devoción a Dios son básicas para mantener la paz en medio de un mundo caótico en el que no muchas cosas tienen sentido.

Si has perdido alguna de las tres, tal como lo pasó al pueblo de Israel, que hoy pueda ser el día en el que te des cuenta y digas, igual que Gedeón, “Jehová Shalom”, Dios es mi paz. Que hoy sea el día en el que puedas recuperar tu visión de Dios, tu relación con Él y tu devoción a Él.

Isaías 26:3

Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.”


Contenta en Su servicio,

Edurne

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