Katonti







Jacob se encuentra a punto de encontrarse de nuevo con su hermano Esaú, ese hermano al que robó de manera descarada su primogenitura y del que temía sus represalias. En ese momento, en su oración a Dios le dice:

Katonti

Indigno.

menor soy que todas las misericordias y que toda la verdad que has usado para con tu siervo” Génesis 32:10

El término hebreo katonti va mucho más allá de “menor”. Indica que se es indigno de recibir ningún favor. Literalmente significa “me he hecho pequeño a causa de mis acciones”.  Jacob sabe que ha metido la pata hasta el fondo en todo lo que ha hecho y reconoce ante Dios sus faltas y se muestra humillado y arrepentido.


Reconoce, además, Jacob de manera muy sutil cómo está su corazón. Al expresar que está “sobre dos campamentos” no se está refiriéndose únicamente a que ha dividido sus posesiones en dos lugares distintos, sino que alude a la dualidad que le ha perseguido toda su vida.


Dos hermanos gemelos.
Dos esposas.
Dos nombres.
Dos tierras.
La lucha continua entre el bien el mal, entre la voluntad de Dios y sus deseos.


Al cruzar el Jordán, Jacob se da cuenta de que su alma está dividida en dos. Dividida entre Dios y sus deseos. Dividida entre la justicia y la iniquidad. 

Dios le ha llenado de favores y de promesas. Jacob se siente abrumado por la cantidad de bendiciones que ha recibido de parte de Dios, bendiciones que sabe que no merece. De Jacob, Israel desde ese momento en Génesis 32, nacerían los doce hijos que darían nombre a cada una de las doce tribus originarias de Israel. De él nacería una nación, un pueblo. De Él vendría el Mesías a través de la tribu de Judá. Él es el heredero de las promesas hechas a Abraham de chesed, de misericordia, y sabe que Dios siempre cumple Sus promesas. Sabe también que ese cumplimiento se debe a la grandeza de Dios, no a su valía como persona.

Katonti.

Muchas veces vemos estos hombres en la Escritura y nos preguntamos cómo Dios pudo hacer algo con ellos. Si vemos las vidas de Abraham, Isaac y Jacob, la vida de David y de tantos y tantos hombres, nos sorprendemos de sean considerados hombres de fe, justos, fieles.

Y es precisamente este reconocimiento de Jacob, de su indignidad, de sus fallos, de su incompetencia como persona, lo que le acerca a Dios.

Nuestro corazón está dividido muchas veces entre Dios y todo lo demás. Estamos llenas de ocupaciones, ajetreos y obligaciones que nos distraen y nos alejan del Señor. Si no estás viviendo tu vida 100% para Dios, si tu corazón está dividido entre hacer lo que el Señor demanda de ti o lo que tú prefieres hacer, es el momento de decir “katonti”.


Ninguna de nosotras somos dignas de las bendiciones que Dios nos da todos los días. Ninguna somos merecedoras de Su amor ni de Su misericordia. Ninguna merecemos la salvación que tenemos en Cristo ni el perdón de nuestros pecados.

Dejemos ya de vivir como si nuestra salvación no hubiera costado nada. Dejemos de vivir como si tuviéramos elección. No la tenemos. No hemos sido compradas por precio para vivir a nuestra manera, a nuestro aire, según nuestros deseos. No. Nuestra vida ha sido rescatada para que glorifiquemos a Dios con ella, vivamos como tal. 


Contenta en Su servicio, 


Edurne


Conocí el término “katonti” a través de esta hermosa canción en hebreo interpretada por una de mis cantantes favoritas, la israelí Ofir Ben Shitrit. Es una melodía inspirada en este pasaje de Jacob que toca mi corazón cada vez que la escucho. Te dejo el video de la canción con la transcripción fonética y la traducción. 







Katonti mikol hachasadim
umikol ha'emet
asher asita et avdecha

Ki vemakli
avarti et hayarden
ata hayiti lishnei machanot

Hatzileni na
hatzileni na
hatzileni na

Ki chasdecha gadol alai//
vehitzalta nafshi mish'ol tach'teiha

No soy digno de toda la misericordia
Y de toda la verdad
Que Tú has mostrado a Tu siervo.

Pues con todo lo mío
He cruzado este Jordán
Y me he convertido en dos campamentos.

Líbrame
Líbrame
Líbrame

Porque Tu misericordia hacia mí es grande y has librado mi alma de las profundidades del Seol.






Comentarios

  1. Que hermoso Edurne! Ha ministrado mi alma, me doy cuenta del inmenso amor y misericordia que ha tenido Dios conmigo, siendo yo indigna de tanto. Dios te bendiga siempre!

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  2. Gracias! Dios te bendiga. Esta palabra ha sido propicia a mi vida en este momento. ha Ministrado inmensamente mi vida.

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