Adonai tu Señor
El término Adonai es el genitivo plural del sustantivo “adon”. Aparece más de 300 veces en el AT y corresponde al griego “kírios”.
Adón se traduce como señor, amo, gobernante. Lo vemos aplicado:
~ Señor de su esposa (Génesis 18:12)
~ Trato de cortesía (Génesis 23:6)
~ Amo de un esclavo (Génesis 24:12)
~ Señor de una propiedad (Génesis 42:30)
~ Señor de una casa (Génesis 45:8)
~ Título de veneración (Números 11:28)
~ Juez (1 S 26:17)
Se aplica a Dios como dueño y señor de la tierra (Salmo 114:7)
La traducción más habitual de Adonai es “Dios es el Señor”. Significa: señor, dueño, soberano, autoridad.
Aparece por primera vez en Génesis 15:2:
“Y respondió Abram: Señor (Adonai) Jehová, ¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer?”
Que haya un amo, implica la existencia de siervos. El amo tiene el derecho de posesión de sus siervos y demanda sumisión. Abraham reconoce que es el siervo del Señor. El comprendía como amo terrenal que debía proveer, proteger y guiar a sus siervos, y era eso mismo lo que esperaba de Dios.
El nombre Adonai enfatiza la relación del hombre con Dios como su dueño y autoridad. Es El quien determina cuál es el propósito para tu vida. Revela la relación que Dios tiene con Sus criaturas y lo que espera de ellas. El es el Señor, tú, su sierva, así como María expresó en Lucas 1:38 “He aquí la sierva del Señor”
David enfatiza la relación amo siervo de Dios en 2 Samuel 7:20:
“¿Y qué más puede añadir David hablando contigo? Pues tú conoces a tu siervo, Señor Jehová”
Sansón, después de haber vivido a su manera y pagar las consecuencias de sus actos con el encarcelamiento y la ceguera, se rinde finalmente a su Señor (Jueces 16:28)
En Isaías 6:1-4, se utiliza Adonai para describir a Dios como rey. Y, como Rey, Amo y Soberano, revela Su voluntad a Sus siervos (Jueces 6:14-16).
El nombre Adonai indica que Dios es el dueño de cada miembro de la familia humana y que exige de todos obediencia sin restricciones. En Malaquías 1:6 encontramos una ilustración de este nombre en este sentido:
“El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre?”
En todo el Antiguo Testamento, los que reconocen a Dios como Adonai, se declaran como siervos (Éxodo 32:13, Salmo 119:125). Dios puede disponer de sus siervos de acuerdo a Su voluntad como Señor de sus vidas.
El siervo, por su parte, reconoce que tiene un amo y comprende su papel como mayordomo y el privilegio que se le da por servir a su amo; comprende que Adonai va a capacitarle por su servicio (Efesios 4:11-12); y reconoce que puede hacer cualquier cosa que su Señor le encomiende (Filipenses 4:13). Debe, también, servir con diligencia (Romanos 12:6-8).
Salmo 123:2: “He aquí, como los ojos de los siervos miran a la mano de sus señores, Y como los ojos de la sierva a la mano de su señora, Así nuestros ojos miran a Jehová nuestro Dios, Hasta que tenga misericordia de nosotros”
En el Nuevo Testamento, la idea de los creyentes como “doúloi” o siervos por amor, es un reflejo del tratamiento de Jesús como Señor en forma frecuente (Romanos 1:1, Gálatas 1:10, Tito 1:1). La Biblia nos enseña que los esclavos, los siervos por amor servían mejor que los siervos contratados (Deuteronomio 15:12-18). No nos pertenecemos a nosotras mismas. Hemos sido compradas por precio, somos rescatadas por la sangre de Cristo derramada en la cruz (2 Pedro 2:1). Le pertenecemos a Dios, nuestro Amo y Señor y le debemos obediencia (1 Pedro 1:14, 15).
El nombre Adonai desafía a la persona que lo invoca a vivir de forma que demuestre el poder de Dios sobre él. Implica que El es tu dueño absoluto y que te sometes a El con alegría como tu Señor. Decir que Dios es el Señor debe ser un acto no sólo de nuestros labios, sino de nuestro modo de vida. Jesús mismo nos advierte del peligro de llamar a Dios Señor y rehusar someterse a Él en armoniosa obediencia (Mateo 7:21-23).
¿Hay algún área de tu vida en la que no estás permitiendo que Dios gobierne y te dirija? ¿Tu matrimonio? ¿Tu trabajo? ¿Tu carrera? ¿Tus hijos? ¿Tus relaciones? Pídele a Dios que abra los ojos de tu corazón para comprender de manera práctica lo que Su liderazgo y guía representan para ti.
Salmo 16:2: “Oh alma mía, dijiste a Jehová: Tú eres mi Señor; No hay para mí bien fuera de ti”
Adora a Dios como tu Adonai, tu Señor, tu Amo, tu Guía, tu Protector, y agradécele por darte el privilegio de ser Su sierva. Alábale porque te protege, te provee y dirige cada uno de tus pasos. Pídele que te ayude a buscar y cumplir Su voluntad para ti y agradécele por que te capacita para servirle. Alaba a Dios porque Cristo, el siervo ideal, ha investido al servicio de dignidad, nobleza, libertad y gozo. Alaba a Dios porque te da todas las herramientas para servirle y poder escuchar un día:
Mateo 25:21” Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.”
El hecho de que sea femenino da a entender su naturaleza receptiva, es por eso que los judios utilizan este nombre para bendecir a HaShem, (HaShem significa "el nombre", se utiliza para evitar desobecer el mandamiento de no utilizar su nombre en vano cuando se especula metafísicamente sobre su naturaleza). Bendiciones.
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