1. Excelencia: un objetivo que merece la pena perseguir
El diccionario
Webster define “ser excelente” como “ser superior o preeminente en buenas
acciones o en acciones dignas de alabanza”. La “excelencia” es la posesión de
buenas cualidades en un grado inusual; que sobrepasa en virtud, mérito, valor”. El término griego traducido como “excelente”
en el Nuevo Testamento viene de /diaphero/, que, literalmente significa
“transportar” o “ser diferente”. El término hebreo más usado para traducir
excelente es “alah” que significa “ascender”. Ambas palabras son utilizadas
para animarnos a ascender o transportarnos por encima de lo que es normal, ser
diferente a través de cualidades virtuosas y piadosas.
EXCELENTE
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Hebreo
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Griego
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/alah/
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/diaphero/
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“ascender”
|
“transportar,
ser diferente”
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“aquel
que asciende o se transporta por encima de lo que es normal; alguien
diferente por cualidades de carácter virtuosas y piadosas”
|
Quiero centrarme en
la última parte de lo que significa ser excelente “...por cualidades de
carácter virtuosas y piadosas”. ¿Te das cuenta de que la definición bíblica de lo
que es la excelencia no se asemeja a lo que generalmente pensamos que es el
significado de este término?
Solemos medir lo
excelente de acuerdo a los estándares del mundo: fama, riqueza, poder, éxito...
Incluso en la iglesia hemos cometido el error de caer en ese mismo sistema de
valores para medir la excelencia de una persona. Y, sin embargo, la Escritura nos
dice que ser excelente es perseguir lo más alto y lo mejor, es decir, tener
aquellas características que más nos acercan al carácter de Dios. Es el
crecimiento espiritual el que nos lleva por el camino de la excelencia.
¿Cómo podemos crecer
en nuestra relación con el Señor para transformarnos en mujeres de excelencia?
1.
Amando a Dios y al prójimo de la mejor manera que nos sea posible.
Mateo 22:36-39 “Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la
ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu
alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el
segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.”
2.
Renovando nuestra mente con la Palabra de Dios y atreviéndonos a vivir una vida
diferente a la que este mundo nos ofrece.
Romanos 12:2 “No os conforméis a este siglo, sino
transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que
comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”
3.
Llevando fruto, viviendo tal y como Dios quiere que vivamos.
Colosenses 1:10 “para que andéis como es digno del Señor,
agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el
conocimiento de Dios;”
4. Siendo
conocedoras de la Palabra y utilizándola para la gloria de Dios
2 Timoteo 2:15 “Procura con diligencia presentarte a Dios
aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra
de verdad.”
El camino a la
excelencia a la manera de Dios pasa por amarlo a El y amar al prójimo, conocer
la Palabra de tal forma que nos ayude a transformarnos de adentro hacia afuera
para poder crecer y llevar fruto. Somos desafiadas continuamente a vivir lo
mejor para Dios, no lo bueno ¡lo mejor! Lo excelente, lo perfecto, lo supremo.
Filipenses 3:12-14 “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si
logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos,
yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando
ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo
a la meta, al premio del supremo
llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”
Hebreos 6:1 “Por tanto, dejando ya los rudimentos de la
doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección;
no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la
fe en Dios,”
El Señor nos desafía
continuamente a vivir una vida excelente para El “para que aprobéis lo mejor
(excelente), a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de
Cristo” (Filipenses 1:10). Esa era la oración de Pablo por los filipenses.
Que esa sea tu oración también hoy y que Dios pueda ayudarte a ser la mejor
mujer que puedes ser... para El.
La
próxima semana: “Excelencia: El carácter
de Dios”
Basado en Cómo
llegar ser una mujer de excelencia, de
Cynthia Heald
Excelencia: un objetivo que merece la pena perseguir
Capítulo 1
Edurne
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