2. Excelencia: El carácter de Dios
La semana pasada
aprendimos que la excelencia es perseguir el objetivo de que nuestras vidas reflejen
el deseo de comprender y vivir de la mejor manera posible para Dios. Para hacer
eso es necesario conocer a Dios íntimamente y tener una visión apropiada de su
carácter. La excelencia no es perfección, es el deseo de ser fuerte en el Señor
y para el Señor.
Esta semana vamos a
estar viendo tres características de Dios: Su Amor incondicional, Su Soberanía,
reflejada en cada detalle de nuestra vida y Su Provisión, la confianza en un Dios que conoce y suple nuestras más
profundas necesidades.
1. El Amor de
Dios –
Salmo 36:7
“¡Cuán
preciosa, oh Dios, es tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se
amparan bajo la sombra de tus alas”
La Escritura nos
habla en infinidad de ocasiones del amor de Dios hacia nosotros ¿Qué mayor
prueba de amor que enviar a Su Hijo a morir para salvarnos? A veces nos
olvidamos de que Dios, nuestro Padre Celestial, dio lo más preciado por
salvarnos, que nos ama con amor eterno, que extiende sus brazos hacia nosotras
continuamente.
Isaías 49:15-16
“¿Se
olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de
su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti. He aquí que en las
palmas de las manos te tengo esculpida; delante de mí están siempre tus muros.”
Romanos 5:8
“Mas Dios
muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió
por nosotros.”
1 Juan 3:1
“Mirad cuál
amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el
mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.”
Dios no solamente
tiene amor, ES amor. Saber que nuestro Padre Celestial nos ama de forma
incondicional, nos libera de intentar vivir una vida cristiana que intente ser
“perfecta” en la que intentemos ganarnos el amor de Dios por medio de nuestras
acciones. Justo ayer comencé a leer el libro de Lysa TerKeurst Becoming more than a Bible Study girl /
Convirtiéndome en más que una chica de estudio bíblico y ella habla sobre
cómo muchas veces queremos “ser” y “hacer” para “merecer” el amor de Dios y de
otros, olvidando que Dios no nos ama por méritos, sino porque es parte de Su
carácter.
2. La Soberanía de Dios –
Soberanía significa
“poder supremo”. A.W. Tozer escribe “La
Soberanía de Dios es el atributo por medio del cual El gobierna toda Su
creación; para ser Soberano Dios debe conocer todo, tener todo el poder y total
libertad para hacer todo lo que quiera en todo momento para llevar a cabo Su
propósito eterno en cada eterno detalle sin interferencia”.
Por si no te has dado
cuenta, la palabra clave para definir soberanía es – “todo”. Para que Dios sea
Soberano en todas las esferas de
nuestra vida, tiene que tener control total
de nuestro corazón, nuestra mente, nuestros deseos, nuestra voluntad...
1 Crónicas 29:11-12
“Tuya es, oh
Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque
todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh
Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos. Las riquezas y la gloria
proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder,
y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos.”
Colosenses 1:15-17
“El es la imagen del Dios invisible, el
primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las
que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean
tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por
medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en
él subsisten;”
Es precisamente este
atributo de Dios el que nos ayuda a afrontar las situaciones adversas, los
problemas y dificultades grandes y pequeñas en nuestra vida. Saber que Dios lo
tiene todo bajo control y que no hay nada que se escape a Sus planes y Sus propósitos
(Jeremías 29:11) nos da el aliento que necesitamos para enfrentarnos a las
dificultades.
Isaías 43:1-5
“Ahora, así
dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas,
porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas,
yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el
fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Porque yo Jehová, Dios tuyo,
el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía
y a Seba por ti. Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y
yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida. No temas, porque
yo estoy contigo; del oriente traeré tu generación, y del occidente te recogeré.
”
3. La Provisión de Dios –
Uno de los pasajes
preferidos de muchas de nosotras es, sin duda, el Salmo 23. Este Salmo contiene
una de las metáforas más hermosas que hay en la Escritura al comparar a Jesús
con un pastor de ovejas. El pastor provee
para sus ovejas la comida, el agua, el abrigo, la dirección, la
seguridad... cada una de las cosas que necesitan. Hace un tiempo descubrí que
las ovejas son unos animales bastante inútiles: si no se los alimenta no son
capaces de encontrar comida, si no se les lleva a un arroyo, no pueden
encontrar el agua por sí mismas. Tampoco son capaces de detectar el peligro
como otros animales... sí, sé lo que estás pensando, no es muy halagadora la
comparación con las ovejas... Pero no pienses en eso, enfócate en lo contrario,
en lo que el pastor hace por sus amadas ovejas, en todo lo que el Buen Pastor
hace por cada una de nosotras, Sus ovejas, proveyéndonos de maneras que a veces
nos parecen imposibles de creer.
“Cuando el
Señor es mi Pastor el puede suplir todas mis necesidades. Su corazón está lleno
de amor y es por eso que siempre está dispuesto a que nada me falte. Ninguna
cosa temporal me faltará. ¿No alimenta El a los cuervos y hace que los lirios
crezcan? ¿Cómo va a dejar entonces desamparados a Sus hijos? Nada me faltará
tampoco en lo espiritual, porque sé que Su gracia será suficiente para mí”.
Charles Spurgeon
Una mujer de
excelencia es aquella que ha encontrado su seguridad y valor en Jesucristo.
Debido al amor incondicional de Dios, Su soberanía y Su provisión, la mujer de
excelencia no tiene que buscar su valor en cosas o personas. Es libre para amar
y servir porque puede confiar que sus necesidades serán suplidas por Su Padre Celestial.
¡Sé una mujer de excelencia! Acércate un poquito más a Dios, conócelo, conoce
Sus atributos, Sus características y comienza a alcanzar el objetivo de ser una
mujer de excelencia.
Conoce más en profundidad el carácter de Dios en
nuestra serie “Nombres de Dios”
La
próxima semana: “Excelencia: Llegando a
ser como Cristo”
Basado en Cómo
llegar ser una mujer de excelencia, de
Cynthia Heald
Excelencia: El carácter de Dios
Capítulo 2
Edurne
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