Así nos ha amado Dios





          El fondo de pantalla de mi computadora es este versículo:




          Ayer estaba en la computadora y mi hijo Yennixon estaba conmigo. Tiene 7 años y está en 2º grado, así que está en esa etapa en la que lee absolutamente todo lo que tiene delante, desde carteles, hasta etiquetas, cualquier cosa que tenga letras. Comenzó a leer el versículo en voz alta y lo leyó varias veces. Se quedó pensando y me preguntó “Si Dios nos ha amado así… ¿así cómo mami?”.

          ¡Oh música para mis oídos! Tener la oportunidad de hablar con mi hijo sobre el amor de Dios siendo él mismo el que se interesa es algo que hay que aprovechar, así que rápidamente dejé lo que estaba haciendo, agarré mi Biblia y nos pusimos a hablar. Después de esa charla me quedé pensando en el versículo. ¡No es la primera vez que una conversación con Yennixon me deja pensando en algo! Y, en la noche, con todos acostados, regresé a ese pasaje para estudiarlo un poco más. Hoy tan solo quiero compartirte algunas notas que tomé pensando en el “¿así  cómo?” de mi hijo.

          Amados, si Dios nos ha amado así…

          La respuesta la encontramos en los versículos anteriores:

1 Juan 4:9-10

En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros,  en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo,  para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios,  sino en que él nos amó a nosotros,  y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.


          El amor de Dios es así, tan inmenso, tan poderoso, tan fuera de este mundo, que envió Su Hijo unigénito para que vivamos por Él; que envió a Su Hijo Jesucristo en propiciación por nuestros pecados.

          Así es el amor de Dios. Yo como madre, preferiría arrancarme la piel poco a poco con mis propios dientes antes de permitir que algo malo les sucediera a mis hijos. Y sin embargo Dios me amó así, con tal intensidad como para que Jesús sufriera y fuera crucificado en una cruz cargando los pecados del mundo sobre Sus hombros.

          Así es el amor de Dios.

          El amor de Dios no se define únicamente por el sacrificio de Cristo, sino por la entrega del Padre, por el sacrificio de Dios Padre al dar a Su Hijo como sacrificio vicario por nuestros pecados. La “propiciación” tiene la idea de un sacrificio que apacigua la ira de Dios, ira de la que nuestro pecado nos hacía merecedoras.

          Así es el amor de Dios.



          Si Dios hubiera enviado a Jesús solamente a enseñarnos sobre Sí mismo, eso hubiera sido más de lo que merecíamos. Si Dios hubiera enviado a Jesús solamente para que lo tuviéramos como ejemplo de vida, eso hubiera tenido un valor inestimable. Pero, la maravilla de Dios es que Él envió a Su hijo para morir y salvarnos de nuestro pecado” – Boice.



          Así es el amor de Dios.

          Dios dio a Su Hijo Unigénito, a la Segunda Persona de la Trinidad para morir y para morir por pecadores. Podemos pensar en alguien que pague un alto precio por salvar a alguien noble, a alguien que lo merezca, a alguien bueno… Pero Dios lo hizo por los pecadores, por los rebeldes, por los que le volvieron la espalda.

          Así es el amor de Dios.

          Y si el amor de Dios es así, si realmente comprendemos la profundidad, la intensidad, el tamaño del amor de Dios por nosotras… entonces ¿por qué nos cuesta tanto cumplir con la segunda parte del versículo de 1 Juan 4:11?

          Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también amarnos unos a otros.

          Debemos también amarnos unos a otros.  ¿Cómo no hacerlo si tenemos ese amor del Padre y ese amor del Hijo que nos libró de la muerte eterna, ese amor que se entregó todo, completamente, ese amor que sufrió lo indecible por quienes no lo merecíamos? Es simple y sencillo. Si Dios nos amó así, debemos, es nuestra obligación, amarnos los unos a los otros. No porque los demás lo merezcan más o menos, no porque los demás sean mejores o peores, no porque los demás tengan buenas intenciones o no…sino como respuesta al amor de Dios por nosotras.

          La manera apropiada de responder al amor de Dios es amarnos los unos a los otros, es poner en práctica el amor con el que tenemos al lado, con el que no nos cae bien, con el que no conocemos, con todos.

          Si no nos amamos unos a otros, ¿cómo podemos decir que hemos recibido el amor de Dios y que hemos nacido de nuevo a través de Jesucristo? Dios pone Su amor en nuestras vidas para que podamos sobreabundar y dar y dar y dar y dar amor sin cansarnos.

          Porque así es el amor de Dios.



          Contenta en Su servicio,

   Edurne


Comentarios

  1. Me encanta tu blogs me llena muchooo espiritualmente :-)

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