Vive la Palabra
Deuteromio 4:9
Por
tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus
ojos han visto, ni se aparten de tu
corazón todos los días de tu vida; antes
bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos.
Sin
duda una de las grandes preocupaciones que tenemos como madres es la de pasar
nuestra fe a nuestros hijos, que ellos puedan conocer a Dios, que puedan
desarrollar una relación con Él y que, cuando ellos crezcan, puedan hacer lo
mismo con sus hijos, y así sucesivamente.
Nos
preocupamos por la herencia espiritual que vamos a dejar a nuestros descendientes.
La
clave está en que, antes de preocuparnos por ellos, debemos de preocuparnos por
nosotras mismas. Deuteronomio 4:9 dice que primero nos guardemos nosotras, que
guardemos nuestro corazón y que después se las enseñemos a nuestros hijos y a
los hijos de sus hijos.
O
sea, que pongamos en práctica la Palabra de Dios en nuestra vida y que nuestra
propia relación personal con Cristo sea un ejemplo para nuestros hijos. Que ellos
puedan seguir y copiar lo que nosotras hacemos, no lo que nosotras decimos.
Guárdate
y guarda con diligencia tu corazón.
Tu corazón.
Proverbios 3:1-3
Hijo mío, no
te olvides de mi ley, Y tu corazón guarde mis mandamientos; Porque largura de días y años de vida y paz te
aumentarán. Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; Atalas a
tu cuello, Escríbelas en la tabla de tu
corazón;
La
única forma de guardar nuestro corazón de manera efectiva es hacerlo por medio
de la Palabra de Dios cada día. Es vital para tu espíritu que cada día pases tiempo
en la Palabra de Dios. Es tan necesario como respirar. Cuando “respiras” la
Biblia cada día puedes filtrar cada cosa que entra en tu corazón y guardarlo de…
…lo
que ves
…lo
que escuchas
…lo
que lees
…lo
que piensas
De
esa forma estarás viviendo la Palabra de Dios y, cuando lo hagas, no tendrás
que preocuparte sobre qué tipo de herencia espiritual vas a dejar a tus hijos,
porque ellos te estarán viendo cada día y, de forma natural, estarás creando en
ellos tu legado.
Proverbios 4:23
Sobre toda cosa guardada, guarda tu
corazón; Porque de él mana la vida. Aparta de ti la perversidad de la boca, Y aleja de ti la iniquidad de los labios. Tus
ojos miren lo recto, Y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes delante.
Examina la senda de tus pies, Y todos tus caminos sean rectos. No te desvíes a
la derecha ni a la izquierda; Aparta tu pie del mal.
Guarda
tu corazón por medio de la Palabra de Dios:
Aparta
la perversidad de tu boca.
Aleja
de ti la iniquidad de los labios.
Tus
ojos miren lo recto.
Diríjanse
tus párpados hacia lo que tienes delante.
Examina
la senda de tus pies.
Todos
tus caminos sean rectos.
No te
desvíes a derecha ni a la izquierda.
Aparta
tu pie del mal.
¡Vive
la Palabra!
Guarda
tu alma con diligencia para que no te
olvides de las cosas que tus ojos han visto ni se aparten de tu corazón todos
los días de tu vida.
Ah me
encanta esta parte. Guardar nuestra alma con diligencia no implica solamente
llenar nuestro corazón de la Palabra de Dios cada día, sino no olvidar lo que
Dios ha hecho por nosotras.
Qué hermoso
poder hacer un recuento de cada bendición, de cada trato de Dios con nosotras,
de cómo los tiempos duros y difíciles se convirtieron en lecciones positivas en
nuestra vida, de cada bendición, de cada regalo, de cada cosa grande y pequeña
de la que Dios nos ha provisto, de cada oración contestada. ¡Hagamos memoria!
Recordémoslo para que podamos contárselo a nuestros hijos y a los hijos de sus
hijos.
Crear
una herencia espiritual en nuestros descendientes es mucho más fácil de lo que
parece, pero implica el desafío de vivir la Palabra de Dios cada día de nuestra
vida y de recordar las maravillas que Dios ha hecho en nosotras.
Acércate
al evento “Familias Agradecidas” durante todo este mes para que encuentres
ideas y recursos para que puedas poner en práctica el relato de tus bendiciones
y comenzar esa herencia espiritual en tu familia.
Contenta
en Su servicio,
Edurne
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