Tolerante con el pecado - 7 tipos de creyentes
Apocalipsis
2:12-17
Y escribe al ángel de la iglesia en Pérgamo: El que
tiene la espada aguda de dos filos dice esto:
Yo conozco tus obras, y dónde moras, donde está el trono de Satanás; pero retienes mi nombre, y no has negado mi fe, ni aun en los días en que Antipas mi testigo
fiel fue muerto entre vosotros, donde
mora Satanás.
Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen la doctrina
de Balaam, que enseñaba a Balac a poner
tropiezo ante los hijos de Israel, a
comer de cosas sacrificadas a los ídolos,
y a cometer fornicación. Y también tienes a los que retienen la doctrina
de los nicolaítas, la que yo aborrezco.
Por tanto,
arrepiéntete; pues si no, vendré a ti pronto, y pelearé contra ellos con la espada de mi
boca. El que tiene oído, oiga lo que el
Espíritu dice a las iglesias. Al que
venciere, daré a comer del maná
escondido, y le daré una piedrecita
blanca, y en la piedrecita escrito un
nombre nuevo, el cual ninguno conoce
sino aquel que lo recibe.
Pérgamo era la capital política
de la provincia romana de Asia Menor. Cuando Juan escribió el Apocalipsis,
Pérgamo había sido la capital de la región por más de 300 años. Era un centro
cultural y de educación y tenía una de las grandes bibliotecas del mundo antiguo,
con más de 200.000 volúmenes.
Era también una ciudad
extremadamente religiosa, con templos a los dioses griegos y, sobre todo, a los
emperadores romanos, como Esmirna. Pérgamo tiene el dudoso honor de haber sido
la primera ciudad en la provincia de Asia Menor en construir un templo al
emperador romano (César Augusto). Era especialmente conocida como un centro de
alabanza a Asclepio, el dios de la sanidad y el conocimiento. El templo tenía
también una escuela de medicina y se convirtió en un templo de peregrinación
para muchos enfermos. Asclepio estaba representado por una serpiente y su templo
estaba plagado de víboras. Los enfermos podían pasar la noche en el templo y si
alguna de las serpientes (no venenosas) lo tocaba, se suponía que estaba
curado.
Elogio a la Iglesia
Yo conozco tus obras, y dónde moras, donde está el trono de Satanás; pero retienes mi nombre, y no has negado mi fe, ni aun en los días en que Antipas mi testigo
fiel fue muerto entre vosotros, donde
mora Satanás.
Cristo elogia a la iglesia de
Pérgamo reconociendo que, aunque la ciudad era un lugar central de poder
satánico, en el que se adoraba a Asclepio como “Sóter”, “Salvador”, retuvieron
su nombre y no negaron la fe.
Hace también mención especial de
Antipas, al que se le llama “testigo fiel”. No sabemos más de este hombre, no
tenemos registro sobre él. Pero Jesús lo nombra, recordándonos que él toma nota
de nuestra vida, de nuestra forma en la que somos testigos de Él, de la manera
en la que exaltamos Su nombre. Dios ve los detalles, las cosas “pequeñas” en
nuestra vida.
Condena a la Iglesia
Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen la doctrina
de Balaam, que enseñaba a Balac a poner
tropiezo ante los hijos de Israel, a
comer de cosas sacrificadas a los ídolos,
y a cometer fornicación. Y también tienes a los que retienen la doctrina
de los nicolaítas, la que yo aborrezco.
A pesar de haber retenido el
nombre de Jesús y haber mantenido su fe, se deja claro que su difícil entorno
no justificaba que toleraran el pecado a su alrededor y convivieran con él
tranquilamente.
Balaam era el prototipo de los
maestros corruptos. Según Números 22:24, 31, Balaam combinaba los pecados de
inmoralidad y de idolatría para agradar a Balac, el rey de Moab, porque no
podía maldecir directamente a Israel. Cuando Balaam aconsejó a Balac, le dijo
que pusiera una piedra de tropiezo ante los hijos de Israel. Esta piedra de
tropiezo estaba relacionada con la idolatría (con comer cosas sacrificadas a
los ídolos) y con la inmoralidad sexual. Al decir que la iglesia de Pérgamo tenía
entre sus miembros a aquellos que retenían la doctrina de Balaam, muestra que
tenían tendencias hacia la idolatría y la inmoralidad.
Si bien la inmoralidad sexual
marcaba la cultura del Imperio Romano y los estándares cristianos de pureza
eran considerados extraños, había creyentes en Pérgamo que, no solo toleraban
la fornicación, sino que la tomaban como parte de su vida diaria.
También se echa en cara a la
iglesia de Pérgamo que retenía la doctrina de los nicolaítas, que también se
relacionaban con la inmoralidad sexual. Los creyentes en Pérgamo eran demasiado
tolerantes y permisivos con las falsas doctrinas y la forma de vida inmoral.
Consejo a la Iglesia
Por tanto,
arrepiéntete; pues si no, vendré a ti pronto, y pelearé contra ellos con la espada de mi
boca.
Arrepiéntete. Cambia tu forma de
actuar. Date cuenta de que lo que estás haciendo está mal, da un giro de 180
grados y comienza a andar por el camino contrario. “La espada de mi boca” es
una referencia, sin duda, a la Palabra de Dios.
Hebreos 4:12
Porque la
palabra de Dios es viva y eficaz, y
más cortante que toda espada de dos
filos; y penetra hasta partir el
alma y el espíritu, las coyunturas y los
tuétanos, y discierne los pensamientos y
las intenciones del corazón.
Es con la Palabra de Dios que
Jesús podía reprender a la iglesia de Pérgamo. Es con la Palabra de Dios que
nosotras podemos reprender el pecado.
Desafío a la Iglesia
El que tiene oído,
oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre
nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel
que lo recibe.
Aquel que venza ese “acomodarse”
al pecado, recibirá el maná del cielo, la provisión perfecta de Dios, el pan de
vida (Juan 6:41). Y se le dará una piedra blanca con un nuevo nombre escrito en
ella. En el mundo antiguo, el uso de una piedra blanca tiene muchas
asociaciones: podía ser una entrada para un banquete, un símbolo de amistad,
evidencia de haber sido contado en una votación o la prueba de una sentencia
judicial favorable. Entre los romanos, se usaban los “tesserae”, que eran
piedras blancas con el nombre de los ganadores en los juegos públicos a los que
eran tan aficionados.
En cualquier forma, esa piedra
iba a ser una bendición para y un reconocimiento para aquel que la recibiera.
Nuestro nombre como creyentes en Cristo está escrito en el libro de la vida (Filipenses
4:3) y, una vez en el cielo, recibiremos un cuerpo glorificado (Filipenses
3:20-21). Todo va a ser hecho nuevo, también nuestro nombre. ¿No es maravilloso
saber que nuestro nombre está allí, en espera de que se pase lista en el cielo?
La Iglesia de Pérgamo y el Creyente Actual
Lucas 16:13
Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al
otro, o estimará al uno y menospreciará
al otro.
No se puede amar a Dios y amar al
mundo al mismo tiempo. Vivimos en una cultura en la que los valores cristianos
están “desfasados”, “pasados de moda” o son considerados “retrógrados”. En
nuestras sociedades, mantenerse lejos de la actividad sexual fuera del
matrimonio o rehusar cosas como las drogas, el alcohol, la fiesta… está mal
visto. Igual pasa si eres feliz en tu papel de ama de casa. Eres un bicho raro.
Y en seguida se levantan voces que quieren “liberarte” y “ayudar a tu
realización personal como mujer”.
Debemos ser fuertes en el Señor
para resistir, para nadar contra corriente y vivir como creyentes. Desgraciadamente,
muchos creyentes hoy en día viven “camuflados” en su entorno sin que se note en
su forma de vida que son seguidores de Cristo. No solamente eso, tampoco
debemos tolerar el pecado a nuestro alrededor.
Un entorno difícil no justifica
que comprometamos nuestros valores morales y el estándar de vida cristiana que
Dios demanda de nosotras. Tenemos que vivir una vida que agrade a Dios aunque
eso suponga que nos miren mal, que nos llamen “antiguas” o que se burlen de
nosotras. Y tenemos que decidir a quién vamos a servir.
La próxima semana: La iglesia de Tiatira
–Piedra de tropiezo
Contenta en Su
servicio,
Edurne
Gracias Edurne, como siempre muy muy buen comentario
ResponderEliminarGracias a ti Emma por leer!! =)
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