Usados por el Señor - 7 tipos de creyentes
Apocalipsis 3:7-13
Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Esto
dice el Santo, el Verdadero, el que
tiene la llave de David, el que abre y
ninguno cierra, y cierra y ninguno abre:
Yo conozco tus obras; he aquí,
he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has
guardado mi palabra, y no has negado mi
nombre. He aquí, yo entrego de la
sinagoga de Satanás a los que se dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten; he aquí,
yo haré que vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo te he amado. Por cuanto
has guardado la palabra de mi paciencia,
yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el
mundo entero, para probar a los que
moran sobre la tierra.
He aquí, yo
vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona.
Al que venciere,
yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi
Dios, y el nombre de la ciudad de mi
Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios,
y mi nombre nuevo. El que tiene
oído, oiga lo que el Espíritu dice a las
iglesias.
El nombre de Filadelfia significa
“amor fraternal” y lo recibió de su fundador, Atalo Segundo, al que se le
conocía como “Filadelfo”. Era la más joven de las 7 ciudades. Fue fundada como
una ciudad dedicada a expandir el helenismo, el conocimiento de la lengua, la
cultura y las costumbres griegas en las provincias de Asia Menor.
Era una ciudad muy próspera
porque estaba en la ruta que comunicaba Europa con el Oriente. También era
conocida por sus hermosos edificios, incluso se la llamaba la “pequeña Atenas”.
Aunque los frecuentes terremotos hicieron mella en la ciudad.
Elogio a la Iglesia
Yo conozco tus obras; he aquí,
he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has
guardado mi palabra, y no has negado mi
nombre.
He aquí, yo
entrego de la sinagoga de Satanás a los que se dicen ser judíos y no lo
son, sino que mienten; he aquí,
yo haré que vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo te he amado.
Por cuanto has guardado la palabra de mi
paciencia, yo también te guardaré de la
hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra.
La iglesia en Filadelfia tenía una puerta
abierta ante ellos. Cuando se habla de “puertas abiertas”, generalmente se
refiere a oportunidades de evangelismo (1 Corintios 16:9; 2 Corintios 2.12;
Colosenses 4:3). Jesús les dice que deben atravesar esa puerta en fe y
aprovechar la oportunidad que El les está dando.
La ciudad de Filadelfia había
sido planificada para difundir el helenismo. La iglesia de Filadelfia tenía la
tarea de difundir el evangelio.
Dios había abierto esa puerta y,
por mucho que quisieran, nadie la podía cerrar. No era una oportunidad que
tuviera que ver con la capacidad o con la estrategia de los creyentes en
Filadelfia, sino con la voluntad de Dios.
El gran elogio a la iglesia de
Filadelfia es el de haber guardado la Palabra de Dios y no haber negado el
nombre de Cristo a pesar de su “poca fuerza”. Estos creyentes eran lo
suficientemente débiles como para ser fuertes en el Señor.
2 Corintios 12:9
Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la
debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.
Esta iglesia tenía la suficiente humildad de
espíritu como para reconocer que Dios no nos utiliza en Su obra por lo listos,
lo preparados o lo importantes que seamos, sino por nuestra disposición y
nuestra dependencia de Él.
Aparentemente, los cristianos en Filadelfia
eran perseguidos por los judíos de la región. Jesús promete a Su iglesia fiel
se asegurará de que sus perseguidores sepan el error que han cometido. Este
pasaje no es una advertencia al pueblo judío en general, sino en forma muy
particular a este grupo de judíos que se dedicaba a perseguir y atormentar a
los creyentes de Filadelfia.
Condena a la Iglesia
Ninguna condena hay para la
iglesia de Filadelfia
Consejo a la Iglesia
He aquí, yo
vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona.
La iglesia de Filadelfia debía
tener siempre presente que el Señor iba a volver pronto y que debían estar
preparados para Su retorno. El término “pronto” en griego, no alude a algo
necesariamente inmediato en el tiempo, sino a algo que va a ser repentino e
inesperado.
¿Qué era lo que debía retener
para no perder su corona?
El ministerio del evangelismo,
aprovechando las puertas que Dios estaba abriendo.
Su fortaleza en Dios.
Su fidelidad a Jesús.
Desafío a la Iglesia
Al que venciere,
yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios,
y mi nombre nuevo. El que tiene
oído, oiga lo que el Espíritu dice a las
iglesias.
La promesa para los creyentes de
Filadelfia que permanecieran firmes era el de hacerles “columnas en el templo
de Dios”. Esto tenía un significado metafórico importante para ellos puesto que
Filadelfia era una ciudad que sufría de frecuentes terremotos. Jesús les ofrece
la misma fuerza aunque todo lo que esté alrededor se derrumbe.
Más aún, se les promete un lugar
de permanencia y estabilidad con Dios, por toda la eternidad, en contraste con
la incertidumbre del mundo en el que vivían.
La Iglesia de Filadelfia y el Creyente Actual
Dios sigue abriendo puertas para
el ministerio hoy en día. Sigue dándonos oportunidades de servirle día a día. A
veces pensamos que no estamos lo suficientemente “preparadas” como para servir
al Señor, pero Dios no llama al que está capacitado, él capacita al que llama. Lo
que Dios necesita es un corazón dispuesto a obedecerle y a servirle.
1Samuel 16:7
“Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su
parecer, ni a lo grande de su
estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de
sus ojos, pero Jehová mira el corazón.”
¿Cuántas personas “preparadas” no
están sentadas en la banca de una iglesia sin hacer nada? ¿Cuántas personas que
“parecen” ser más adecuadas para el servicio que nosotras no tienen un corazón
que busque agradar a Dios? Dios te quiere usar a ti. Quiere que seas una
herramienta útil en Sus manos. ¡Ah! ¡las cosas que Dios puede hacer con un
corazón entregado a Él!
La próxima semana: La iglesia de Laodicea
Contenta en Su
servicio,
Edurne
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