Febe – Serie “Mujeres del Nuevo Testamento”
Romanos 16:1-2
“Os
recomiendo además nuestra hermana Febe, la cual es diaconisa de la iglesia en
Cencrea; que la recibáis en el Señor, como es digno de los santos, y que la
ayudéis en cualquier cosa en que necesite de vosotros; porque ella ha ayudado a
muchos, y a mí mismo”
Febe fue una mujer del siglo I después de Cristo a
la que Pablo menciona en su carta a los romanos como emisaria suya: era la
encargada de llevarle la carta a la iglesia en Roma. Era una mujer prominente
en la iglesia de Cencrea, un puerto muy importante a 8 kilómetros de Corinto
desde donde Pablo escribió su carta a los romanos.
Pablo nos dice tres cosas sobre ella que describen,
en gran medida a esta mujer y nos dan una idea de su carácter piadoso: hermana,
diaconisa y benefactora.
Hermana
Desde
el momento en el que aceptamos a Cristo como nuestro Salvador personal, pasamos
a ser parte de la familia espiritual (Gálatas 4:4-7; Romanos 8:29). Los
primeros cristianos se llamaban entre ellos hermanos y hermanas puesto que eran
hijos de Dios por fe y, en consecuencia, hermanos y hermanas en Cristo. El
apóstol Pablo llama a Febe hermana porque era una creyente genuina en Cristo y
una hija de Dios.
Mateo 12:50
Porque todo aquel que hace la
voluntad de mi Padre que los cielos, ése
es mi hermano, y hermana, y madre.
¿Eres creyente en Cristo? ¿Te has arrepentido de tus
pecados y has puesto tu fe en la muerte y en la resurrección de Jesús? Entonces
eres miembro de una familia que trasciende y sobrevive a la familia terrenal. Nuestra
familia de sangre se amplía de manera eterna para dar cabida a muchos otros
hermanos y hermanas unidos por el vínculo de la fe.
Diaconisa
Febe es descrita también como diaconisa de la
iglesia de Cencrea. Febe no era solamente miembro de la familia espiritual,
sino un miembro activo y comprometido de la iglesia de Cencrea, lugar al que
había llegado Pablo en su tercer viaje misionero.
Los diáconos eran siervos de la iglesia que,
originalmente, atendían las necesidades de los miembros más pobres de la
iglesia. En el siglo I, algunas mujeres piadosas eran designadas diaconisas y
servían a los enfermos, los pobres y los extranjeros y, de manera particular,
ministraban a otras mujeres más jóvenes en edad o en la fe. Generalmente las
diaconisas eran viudas de edad y buena reputación entre la congregación (Tito
2:4; 1 Timoteo 5:3).
Benefactora
También la describe como “prostatis” en griego, que se
traduce con la paráfrasis “que ha ayudado
a muchos”. Este término que implica la idea de “benefactor”, “protector”,
“mecenas”, “alguien que se ocupa de otros y les ayuda con sus propios recursos”.
Los
mecenas, o benefactores, mantuvieron una posición muy respetada e influyente en
la sociedad de la época. De hecho, el liderazgo y la beneficencia iban de la
mano y, por ese hecho, podemos deducir que Febe era una mujer acomodada. Hecho
que también se deduce por su viaje a Roma.
Este es un término muy expresivo en griego y denota
que ella había sido particularmente valiente a la hora de ayudar a los
creyentes en problemas. Entre esos a los que había ayudado se encontraba el
mismo Pablo (Hechos 18:18).
Pablo encomienda a Febe a los creyentes de Roma para
que estos la reciban y la hospeden no solamente en sus
casas sino también en sus corazones; que la admitan en sus reuniones privadas y
en la comunión en la iglesia junto a ellos. Febe era una hermana muy querida
para Pablo y quería asegurarse de que fuera recibida como merecía.
Febe es un ejemplo como sierva de Dios. Fue una
mujer que empleó su vida en su servicio a todos. Ser diácono en la iglesia
primitiva no era un cargo glamuroso, sino la forma más pura de entrega a los
demás, de servicio. Los diáconos hacían los trabajos más duros: servir las
mesas, ocuparse de los enfermos, de los prisioneros, de los extranjeros, de las
viudas... y Febe no solo era diaconisa, sino que, además, era “benefactora”,
utilizaba sus recursos personales para asistir a otros.
Es la de Febe una historia de entrega a otros, de servicio,
de trabajo duro. Me hace recordar el versículo de Eclesiastés 9:10 -
Todo
lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo
según tus fuerzas; porque en el
Seol, adonde vas, no hay obra,
ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría.
Hay infinidad de cosas en las que podemos servir
dentro y fuera de la iglesia. Tomemos el ejemplo de Febe, oremos para que el
Señor nos muestre en qué quiere que le sirvamos... ¡y hagámoslo! Nuestro tiempo
en la tierra es limitado, aprovechémoslo de la mejor manera posible: sirviendo
al Señor.
Contenta en Su servicio,
Edurne
Contenta en Su servicio,
Edurne
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