Métodos de estudio bíblico - 2. Método biográfico
Un estudio biográfico de una persona es un
recuento de la vida de esta persona escrito por otro. Al estudiar la vida de
otra persona queremos traerlo a nuestro presente, conocer sus pasiones, sus
motivos, sus reacciones y pensamientos de manera que podamos usar su ejemplo en
nuestra propia vida.
El
método biográfico es una manera interesante de conocer a las personas que
aparecen en la Biblia y de sacar principios de sus vidas que podamos utilizar
en nuestra propia vida. De algunos personajes sacaremos ejemplos positivos, de
otros negativos, pero de todos podemos extraer conclusiones útiles y principios
de carácter.
Para
hacer un estudio biográfico debemos hacernos varias preguntas –
1 - ¿Quién?
Selecciona
una persona. Escoge una persona que te interese por algo en específico o
una persona que tenga una característica con la que te identifiques en este
momento, bien porque sea una fortaleza o una debilidad.
Por ejemplo, si eres un líder, tal vez te
vendría bien hacer un estudio sobre la vida de Josué, por ejemplo. O si estás
luchando con obedecer a Dios, un estudio sobre la vida de Jonás. Tal vez estés
luchando con tu carácter y quieras aprender sobre la vida de Pedro o quizás estés
orando por servir a otros y te apetezca hacer un estudio.
2 -
¿Dónde?
Busca
todos los versículos de la Biblia que hablan sobre esta persona y crea una
lista de referencias bíblicas que hablan sobre ella, sobre su época o sobre un
rasgo de carácter predominante.
Por
ejemplo, si vas a estudiar la vida de un personaje como David, anota todos los
versículos que lo mencionan en la Biblia (esto lo puedes hacer con la ayuda de
una concordancia). David es alguien de quien tenemos un montón de historias y
de versículos. Si, por ejemplo, te vas a fijar para tu estudio en su relación con
Betsabé, puedes buscar para ampliar tu búsqueda versículos que hablan sobre
adulterio, sobre la confesión de pecado…
Lee
cada versículo y medita en él. Usa un cuaderno para ir anotando las cosas que
te van llamando la atención a medida que los lees.
3 - ¿Qué?
¿Qué
sabes sobre esta persona? Anota información básica sobre ella y acota qué parte
de su vida te gustaría estudiar en mayor profundidad…
- Busca el significado de su nombre
- Anota dónde y cuándo vivió
- Examina sus debilidades, fallos y fortalezas
- Examina su familia
- Examina la época en la que vivió
- Examina los errores que cometió, los privilegios
que desperdiciaron, sus oportunidades perdidas, reacciones, actuaciones…
- Determina también sus áreas de éxito, el buen
uso de sus oportunidades, los peligros que evitaron, la forma en la que
obedecieron…
Asegúrate de que todos los versículos que has
buscado hablan sobre la misma persona porque hay varias personas que tienen el
mismo nombre pero son diferentes. Recuerda también que hay personas que cambian
de nombre o tienen más de un nombre (Jacob/Israel, Pedro/Cefas…)
4 - ¿Cuándo?
Crea
una línea cronológica sobre esta persona. ¿Qué hechos importantes sucedieron en
su vida y en qué momento? ¿A qué edad? De algunas personas no tenemos apenas
información y nos es más difícil hacer un mapa temporal de su vida.
5 –
Observa
¿Qué
notas sobre esta persona a medida que lees y aprendes sobre ella?
¿Qué
se dice de esta persona por Dios y por otros?
¿Cómo
son sus relaciones con otras personas? ¿Cómo es su relación con Dios?
¿Qué
rasgos de carácter tiene esta persona?
¿Cómo
responde a los eventos de su vida, tanto a los buenos como a los malos?
¿Qué
fortalezas y debilidades ves en esta persona?
6 –
Carácter
- Haz
una lista de las cualidades de carácter que ves en esta persona (fe o falta de
ella, honestidad, valentía, cobardía…)
-
¿Cuáles son sus motivaciones?
- ¿Cómo responde a los fallos, la adversidad,
el éxito, el miedo…?
- ¿Cómo responde a las cosas triviales de su
vida? ¿Fue fiel en las pequeñas cosas?
- ¿De qué manera y por qué cosas alaba a Dios o
lucha con Dios?
- ¿De qué manera obedece a Dios?
- ¿De qué manera sirve a otros?
7 – Haz
un resumen
Escribe
un resumen de todo lo que has leído sobre esta persona y de lo que has
aprendido sobre ella a partir de tu estudio.
8 –
Aplica
Como siempre,
esta es la parte más importante de cada uno de los métodos de estudio. ¿De qué
manera puedes aplicar a tu vida lo que has aprendido?
De algunos
personajes de la Biblia apenas tenemos información. Para estudiar a estas
personas, busca el versículo o el pasaje que hable sobre ella y otros
versículos que hablen sobre el rasgo de carácter que resalta en esa persona.
De
otros, por el contrario, tenemos muchísima información. Para hacer el estudio
sobre ellos, escoge qué parte de su vida vas a estudiar. No es aconsejable usar
todas las referencias sobre ellos en un solo estudio, sino separar su vida por
partes y fijarte en ellas una por una.
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Un ejemplo de
aplicación del método biográfico –
Personaje
bíblico: Onesíforo
“Tenga el
Señor misericordia de la casa de Onesíforo, porque muchas veces me confortó, y
no se avergonzó de mis cadenas, sino que cuando estuvo en Roma, me buscó
solícitamente y me halló. Concédale el Señor que halle misericordia cerca del
Señor en aquel día. Y cuánto más nos ayudó en Éfeso, tú lo sabes mejor”
2 Timoteo
1:16-18
Apenas conocemos nada sobre Onesíforo, sólo lo
que nos dice este pasaje. Sin embargo, nos quedamos con las ganas de conocer
más sobre este hombre que removió cielo y tierra para llegar a ver a Pablo en
prisión y llevarle una palabra de aliento.
Cuando Pablo escribe la segunda carta a Timoteo
está encarcelado en una prisión de Roma. La misma carta cuenta cómo sus amigos
y compañeros le habían abandonado cuando cayó preso por causa del Evangelio. El
versículo 15 habla específicamente de Figelo y Hermógenes, pero Pablo hace
mención de “todos los que está en Asia”, por lo que sabemos que fueron más de
esos dos quienes abandonaron al apóstol a su suerte y se regresaron a Asia tras
el encarcelamiento de Pablo.
No fue el caso de Onesíforo; en el versículo 18
Pablo dice que éste (y según el v. 17 también su familia) fue de gran ayuda en
Éfeso, lugar del que era originario o al menos, en el que vivía. No sabemos
exactamente por qué fue a Roma,, quizás era un comerciante y cuando llegó a la
capital del Imperio a vender sus productos fue a ver a Pablo. Muy personalmente
tiendo a creer que Onesíforo fue a Roma exclusivamente a saber de Pablo, a
averiguar cuál había sido su destino y a darle, una vez más, su apoyo, ayuda y
aliento.
Sea como fuere, al estar en Roma tuvo que “buscar
solícitamente” a Pablo de calabozo en calabozo hasta que lo halló. Y no le hizo
una visita y se fue, sino que confortó a Pablo “muchas veces”. Al decir que no
se avergonzó de sus cadenas podemos leer entre líneas y decir que Onesíforo se
enfrentó probablemente a burla, escarnio e incluso peligros por querer estar
cerca de Pablo. Eso es un amigo ¿verdad?
Nosotros, generalmente, nos tomamos muy a la
ligera eso de animar a otros. Hacemos un par de visitas, un par de llamadas,
oramos unos días por una u otra persona...
Y sin embargo Dios pone a nuestro alcance un
lindo ministerio que pocas veces se tiene en cuenta, el ministerio de animar a
otros, de apoyar al hermano, de dar aliento en el momento preciso, de orar
constantemente por otra persona y de tener, en definitiva, una preocupación
genuina, verdadera, por lo que le pasa al otro.
Ocupar tiempo en animar a otras personas es poner
en práctica el mandamiento divino de amarnos los unos a los otros. Cuando
dedico mi tiempo a buscar cuál es la necesidad de la persona que tengo al lado
e intento suplirla, me acerco en gran medida al corazón de Dios y a lo que Él
desea para sus hijos.
¿Cómo puedo animar a otros siguiendo el ejemplo
de Onesíforo?
1 – Con
mis palabras
Proverbios 12:25 “La congoja en el corazón del hombre lo abate; mas la buena palabra lo
alegra”
Pocas cosas hay mejor que una palabra a tiempo.
Todos los días tenemos la oportunidad de hablar con un hermano, de animarlo, de
alentarlo con nuestras palabras, de compartir un versículo; podemos contarle
una bendición o una prueba, las personas pasamos por las mismas cosas. Podemos
hacer una llamada telefónica, mandar un mensaje, escribir una nota, acercarnos
a alguien nuevo en la iglesia.
La Biblia dice que la buena palabra alegra el
corazón del hombre, ¿y qué mejor palabra que la Palabra de Dios? Compartámosla
con otros.
Que de nuestra boca salga bendición, no
maldición. Si vemos la falla en el hermano hablemos con amor, sin reproche.
Aprovechemos esa situación para animarlo y ayudarlo.
2 – Con mi
presencia
Hechos 15:36 “Después
de algunos días, Pablo dijo a Bernabé: Volvamos a visitar a los hermanos en
todas las ciudades en que hemos anunciado la palabra del Señor para ver cómo
están”
Pablo sabía lo importante que era su presencia al
lado de esos nuevos creyentes. Cuando las palabras se nos agotan o cuando hay
situaciones en las que no sabemos qué decir nuestra presencia puede animar al
hermano. A veces un abrazo, una sonrisa, tomar a alguien de la mano ayudan más
que un discurso.
Hay personas que no pueden ir a la iglesia porque
están enfermas, porque son ancianas, porque viven en un entorno inconverso...
Hagamos que la iglesia llegue a esas personas. Vayamos a verlas, compartamos el
sermón del domingo, el estudio que dio tal o cual hermano.
Debemos sacar tiempo para visitar a nuestros
hermanos. Que nuestra presencia sea constante en el hogar de nuestros hermanos.
Y que podamos abrir nuestro hogar, por humilde que sea, a la visita de otros.
3 – Con mis
plegarias
Romanos 15:30 “Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del
Espíritu, que me ayudéis orando por mí a Dios”
Pablo ruega a sus hermanos que lo ayuden orando
por él. A veces es lo único que podemos hacer por otros ¡Pero qué importante es
que oremos unos por otros!
Ayudemos a nuestros hermanos rogando a nuestro
Señor por ellos, intercediendo por ellos, por sus necesidades. Oremos para que
Dios nos permita suplir esas necesidades. Sabemos que no es suficiente con
decirle al hermano “voy a orar por ti”, debemos buscar la forma de suplir las
necesidades de otros y es responsabilidad nuestra orar para poder hacerlo.
¡Ojalá más personas tomaran el compromiso de
ministrar a la manera de Onesíforo! Qué bendición para una iglesia tener a unos
cuantos Onesíforos que se preocupen por sus hermanos y estén siempre dispuestos
a dar una palabra de ánimo, de tender una mano amiga que nos ayude a seguir
adelante.
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Te dejo los enlaces a algunas guías de estudio
sobre mujeres del Antiguo Testamento
que te ayudarán a hacer un estudio biográfico sobre ellas –
Y otros enlaces más a algunos estudios
biográficos que puedes leer en el blog –
Toda la serie de mujeres del Nuevo Testamento
puedes verla (en orden inverso) en este enlace - Serie Mujeres del Nuevo Testamento
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Si es
la primera vez que vas a hacer un estudio biográfico, te aconsejo que comiences
por alguien de quien hay información en término medio. Es decir, que no sea un
personaje del que solo hay un par de versículos o uno del que haya muchísimas
referencias. Puedes empezar por estudios sobre Timoteo, Bernabé, Abigail…
No leas lo que otros han escrito sobre el
personaje que vas a estudiar. No uses otros estudios biográficos antes de hacer
tu propio estudio. Descubre por ti misma lo que Dios tiene para decirte a través
de la vida de esa persona.
Recuerda que sobre algunos personajes no vas a
tener información suficiente como para responder a todas las preguntas que te
planteo en este tipo de estudio. Por el contrario, habrá otros personajes con
los que tendrás que hacer el estudio durante varios días para interiorizar toda
la información.
Descarga aquí unimprimible para que puedas hacer tu devocional siguiendo el método biográfico.
¿Sobre
qué personaje te animarías a hacer un estudio biográfico? ¡Deja un comentario!
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Edurne
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