Llenas
“No os embriaguéis con
vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, hablando
entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y
alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios
y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.”
Efesios 5:18-20
Todas estamos llenas de
algo.
Y de lo que estamos
llenas, se refleja en nuestro exterior y en nuestra vida
El apóstol Pablo es
claro en Efesios 5:18 –
“No os embriaguéis con
vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu”
Donde aparece la
palabra “vino” pon cualquier cosa con la que te “llena”…
Internet
Televisión
Hombres
Comida
Juego
…ponle el nombre tú
misma.
Pablo nos advierte de
que no son estas cosas las que deben llenar nuestro corazón – y, por tanto, no
son estas cosas las que deben dirigir nuestra vida ni dictaminar nuestras
decisiones – sino el Espíritu Santo de Dios.
Estoy segura de que no
es la primera vez que lees este versículo o que escuchas eso de “ser llenos del
Espíritu Santo”. Pero quizás nunca hayas sabido exactamente qué significa.
Para empezar, hagamos
la distinción entre la “morada del Espíritu Santo” y la “llenura del Espíritu
Santo”.
La morada del Espíritu
Santo en el creyente
Juan 14:16
“Y yo rogaré al Padre,
y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre”
Jesús promete aquí que
el Espíritu morará dentro de los creyentes y que Su residencia es permanente. La
morada permanente del Espíritu Santo no es sólo para algunos pocos creyentes,
sino para todos ellos:
- El Espíritu Santo es
un regalo para todos los creyentes en Jesucristo sin excepción, y no existen
condiciones para tenerlo, excepto la fe en Jesucristo (Juan 7:37-39).
- El Espíritu Santo es
otorgado en la salvación. Efesios 1:13 indica que el Espíritu Santo es dado en
el momento de la salvación. Gálatas 3:2 también enfatiza esta misma verdad,
diciendo que el sello y la residencia del Espíritu en el creyente, tuvieron
lugar al momento de creer.
- El Espíritu Santo
mora en los creyentes permanentemente. El Espíritu Santo es dado a los
creyentes como un “primer depósito” del pago total, o una “garantía” de su
futura glorificación en Cristo (2 Corintios 1:22; Efesios 4:30).
La llenura del Espíritu
Santo en el creyente
Una vez que una persona
es salva y, por tanto, tiene al Espíritu Santo dentro de ella, es su voluntad y
sus elecciones en la vida las que le hacen ser llenas (o no) del Espíritu
Santo.
Romanos 8:9 y Efesios
1:13-14 afirman que el Espíritu Santo mora dentro de cada creyente, pero también
que Él puede ser contristado (Efesios 4:30) y Su actividad dentro de nosotros
puede ser apagada (1 Tesalonicenses 5:19). Cuando permitimos que esto suceda,
no experimentamos la llenura del Espíritu Santo fortaleciendo y trabajando en y
a través de nosotros.
El ser lleno con el
Espíritu implica darle a Él la libertad para ocupar cada parte de nuestra vida,
guiándonos y controlándonos. Entonces Su poder puede ser ejercido a través de
nosotros, para que lo que hagamos sea un fruto para Dios. La llenura del
Espíritu no se aplica solamente a hechos externos; también se aplica a los
pensamientos más íntimos y los motivos de nuestros actos.
Salmo 19:14
“Sean gratos los dichos
de mi boca y la meditación de mi corazón delante de Ti, oh, Jehová, roca mía, y
redentor mío.”
La llenura del Espíritu
Santo no dependen solamente de leer la Biblia, orar, ir a la iglesia… todas
estas cosas están muy bien, pero la base para vivir una vida controlada por el
Espíritu es vivir conforme a lo que Dios nos manda.
La clave para vivir una
vida llena del Espíritu Santo es obedecer a Dios.
No basta con leer la
Biblia, sino que hay que aplicarla a nuestra vida.
No basta con orar a
Dios, sino que hay que ser sensibles a Su guía y dirección.
No basta con ir a la
iglesia los domingos, sino que hay que ver la manera en la que Dios nos quiere
usar en el servicio a otros.
Cuando somos llenas del
Espíritu Santo, cuando nuestra vida está controlada por el Espíritu Santo de
Dios, eso se nota en nuestra vida. En el mismo pasaje de Efesios 5, Pablo nos
da tres evidencias de ser “llenos del Espíritu Santo”:
1. “hablando entre
vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales”. Cuando somos llenas
del Espíritu Santo nos preocupamos realmente de qué decimos y cómo lo decimos.
Somos intencionales a la hora de hablar y de relacionarnos verbalmente con las
personas a nuestro alrededor. Somos cuidadosas con lo que decimos, con lo que
pensamos, con lo que expresamos.
2. “cantando y alabando
al Señor en vuestros corazones”. Cuando somos llenas del Espíritu Santo,
nuestra vida está llena de alabanza a Dios. Tenemos un corazón inclinado a
reconocer quién es Dios y lo que hace en nosotras.
3. “dando siempre
gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo”.
Cuando somos llenas del Espíritu Santo, somos capaces de dar gracias a Dios por
todo, por lo bueno y lo malo, por las bendiciones y las pruebas, por lo que
sucede y lo que no. Nuestra gratitud no depende de lo que pase, sino de tener a
Cristo en nuestro corazón.
Piensa hoy, ora y
reflexiona ¿Crees que estás viviendo una vida llena del Espíritu Santo? Si no
es así, ¿qué puedes hacer para cambiar eso y llenarte de lo que realmente es
importante?
Contenta en Su
servicio,
Edurne
Muchas gracias Edurne!
ResponderEliminarMe arrepiento por no estar viviendo llena del Espíritu Santo, hoy quiero empezar a vivir llena y reflejar esa llenura para que otros también la anhelen y la viva. Señor gracias por está reflexión, por favor sigue bendiciendo a la autora. Gracias por Señor, por Cristo. Amén.
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