Pedir perdón y perdonar
¿Qué te resulta más
difícil? ¿Pedir perdón o perdonar a otros? A mí no me cuesta perdonar, pero
pedir perdón… esa sí me cuesta más.
Y, sin embargo, Dios da
la misma importancia a ambas cosas:
Pedir perdón
Mateo
5:23-24
“23 Por tanto, si traes tu ofrenda al altar,
y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti,
24 deja allí tu ofrenda
delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven
y presenta tu ofrenda.”
Jesús considera mucho
más importante la reconciliación con tu hermano que la ejecución de un acto
religioso.
Santiago
5:16
“Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y
orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede
mucho.”
La confesión mutua y el
pedirse perdón mutuamente trae sanidad tanto física como, sobre todo, espiritual.
Romanos
12:18
“Si es posible, en cuanto dependa de
vosotros, estad en paz con todos los hombres.”
A pesar de las
diferencias, debemos buscar siempre la paz con los demás y, en muchos casos,
eso requiere que pidamos perdón. Quizás no siempre consigamos que la otra
persona nos perdone, pero, aun así, habremos salvado nuestra responsabilidad
ante Dios.
Perdonar
Mateo
18:21-22
“21 Entonces se le acercó
Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra
mí? ¿Hasta siete?
22 Jesús le dijo: No te digo
hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.”
Pedro esperaba ser
considerado extremadamente piadoso y misericordioso sugiriendo perdonar siete
veces, siendo que el límite que los rabinos se aquel tiempo enseñaba era de
tres veces. Jesús dice sin embargo: 70 veces 7. Es decir, un número incontable
de veces.
Marcos
11:25
“Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis
algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os
perdone a vosotros vuestras ofensas.”
Rehusarse a perdonar o
guardar amargura es un estorbo para nuestra oración. No se puede poner el deber
religioso o el ministerio por encima de las buenas relaciones con los demás.
Cuando no perdonamos no perdemos nuestra salvación, pero sí perdemos nuestra
comunión con Dios.
Lucas
17:3-4
“3 Mirad por vosotros mismos. Si tu hermano
pecare contra ti, repréndele; y si se arrepintiere, perdónale.
4 Y si siete veces al día
pecare contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento;
perdónale.”
No hay otra opción. Si
se arrepiente, debemos perdonar…pero si no se arrepiente también. La
restauración quizás no se restaure, pero tú debes poner de tu parte para que
así suceda.
Que seamos rápidas en
pedir perdón y en perdonar a otros es, en última instancia, un indicativo de
nuestra relación personal con Dios. Cuando nuestra relación con Dios es buena,
fluida y constante, nuestra relación con los demás también lo es y nos cuesta
menos perdonar y pedir perdón.
Ante la duda, debemos
seguir siempre el ejemplo de Cristo:
Colosenses
3:13
“soportándoos unos a otros, y perdonándoos
unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os
perdonó, así también hacedlo vosotros.”
¿De qué manera nos perdona Dios?
- Dios contiene su ira
por mucho tiempo
- Dios hace el primer
movimiento hacia nosotros ofreciendo Su perdón
- Dios perdona sabiendo
que volveremos a pecar
- Dios perdona de
manera completa
- Dios sigue ofreciendo
perdón a pesar del rechazo
- Dios perdona
restaurando y honrando, sin humillar a las personas
- Dios perdona y olvida
De la manera que Cristo
os perdonó, así también hacedlo vosotros.
Contenta
en Su servicio,
Edurne
Edurne Mencia: Dios te use sierva del altísimo, mil gracias por dejarte usar de esta manera maravillosa he aprendido a valorar tu amistad que es un regalo para mi vida. Oro por tu ministerio abrazos att Erica
ResponderEliminarDesde Chile reciba bendiciones, Mil gracias por sus mensajes. Siempre oportunos.
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